Gerardo Codina (por el Consejo Editorial de Tesis 11)
Autor de una extensa obra, la suya es una investigación para la militancia, para el activismo sindical, una investigación comprometida con la lucha y orientada a la lucha.
La muerte lo sorprendió en una etapa plena de nuevas búsquedas intelectuales y políticas. Testimonio cabal de ello, su último texto, que él destacaba como lo mejor de su obra en el terreno teórico y que Tesis 11 tuvo el honor de anticipar el año pasado. Se trata de El futuro de una ilusión: Socialismo y mercado, editado por Capital Intelectual, en el cual analiza críticamente las travesías del marxismo y condensó el núcleo de su compromiso intelectual y político, en el interrogante sobre las ideas imprescindibles para acompañar a la humanidad hacia una civilización mejor.
Godio había nacido en 1939, en La Plata, en el seno de una familia de socialistas españoles. Estudió filosofía, sociología y economía en la universidad de esa ciudad. Siguió la tradición familiar y empezó a militar tempranamente. Comenzó como líder estudiantil presidiendo la Federación Universitaria de La Plata y continuó vinculándose orgánicamente con los sindicatos hasta el día de su muerte.
Autor de una extensa obra, la suya es una investigación para la militancia, para el activismo sindical, una investigación comprometida con la lucha y orientada a la lucha. Es que Julio no podía dejar de pensar en la lucha. Estaba pensando siempre en qué era lo qué había de nuevo, qué cosas se habían modificado, cómo podían perjudicar a los trabajadores, cómo podían los trabajadores responder y utilizarlas para mejorar. Siempre pensando sin dogmas ni esquemas. Siempre al lado de las mayorías.
En los ’70 debió exiliarse. Perseguido por la Triple A, en el ’74, luego de que las fuerzas represivas mataran a cinco de sus compañeros –a él también fueron a buscarlo, pero no lo encontraron– y tiraran los cuerpos en Punta Lara, Godio debió dejar el país. Su exilio comenzó en Maracaibo, Venezuela, país donde vivió diez años. Ya en el ’84 inició su retorno a la Argentina, proceso que duró unos diez años más, mientras mantenía sus funciones en la OIT como responsable de las federaciones de los trabajadores en América latina.
El kirchnerismo realimentó sus esperanzas con una revolución “desde arriba”, a la que se incorporó activamente para dotarla de encarnadura popular. Fiel a sí mismo y a sus ideales, el pasado 1º de diciembre de 2010 presentó públicamente su iniciativa política póstuma, la Agrupación Peronismo del Nuevo Siglo, en cuyo nombre sintetizaba su valoración de la nueva etapa política como refundacional del movimiento nacional y popular.
*Gerardo Codina, por el Consejo Editorial de Tesis 11.