Angel Guerra Cabrera*
“La expulsión por el presidente Nicolás Maduro de la jefa de la misión diplomática de Estados Unidos en Venezuela, Kelly Keiderling Franz y dos de sus colaboradores evidencia el recrudecimiento del plan para derrocar a la revolución bolivariana.”
Maduro aseguró poseer pruebas del involucramiento de los estadunidenses en el sabotaje contra la economía nacional y el sector eléctrico.
Keiderlin no es la mansa paloma que están mostrando las pantallas de la mafia mediática. De eso nada. La damita es una oficial hecha y derecha de la CIA, cuyas poco diplomáticas actividades durante su paso por la Sección de Intereses de Estados Unidos (SINA) en La Habana quedaron al desnudo en el testimonio de Raúl Capote, el agente David de la seguridad del Estado cubana supuestamente reclutado por la funcionaria, con quien llegó a establecer una estrecha amistad.
En entrevista con el periodista español Pascual Serrano una vez develada su verdadera identidad, David explicó algunas misiones que a través de Kinderling recibió de la SINA: “Daban tres, cuatro o cinco mil dólares y ni siquiera miraban si habíamos organizado la actividad para la que pedíamos el dinero. Les gustaban temas como de microemprendedores, cómo organizar la sociedad civil, cursos de liderazgo, proporcionaban manuales y cosas así”. Imagínese el lector si Estados Unidos permitiría por un minuto a un diplomático extranjero que se dedicara a estas actividades en su territorio.
Un cable confidencial al departamento de Estado firmado por Keiderling en Caracas en septiembre de 2011, posteriormente filtrado por Wikileaks, reporta una entrevista con el entonces candidato a la presidencia Henrique Capriles, de la que reproduzco fragmentos: “Capriles dijo que apreciaba la ayuda que le había sido entregada y recibió con beneplácito la información de que para febrero de 2012 el apoyo de todos los candidatos con los que anteriormente ha trabajado la USAID está más que garantizado… Capriles lamentó la salida de John Caufield, está de acuerdo al mismo tiempo en que ello, de ninguna forma, pondrá en peligro nuestros objetivos… Capriles reiteró que si obtiene la victoria en las próximas elecciones, la política exterior de Venezuela será profundamente revisada, y Caracas se convertirá en un confiable aliado de EU”.
Más adelante la señora le sugiere a Capriles que para minimizar las acusaciones del gobierno de Chávez sobre la injerencia de Washington en la campaña electoral venezolana los próximos encuentros los tengan en Colombia o en Estados Unidos a principios de 2012 para trabajar sobre la estrategia posterior. Por último Keiderling le informa que los fondos del año en curso serán alocados según lo convenido y que partidas adicionales vendrán a través de ONG en Chile, Panamá, Colombia y la Unión Europea (cubadebate.cu).
Más claro ni el agua. El agente de la CIA y cabecilla contrarrevolucionario Capriles ha estado recibiendo instrucciones de su oficial de caso CIA Kelly Keiderling Franz, destinada en la embajada de Estados Unidos bajo el manto de encargada de negocios, jefa de misión, pues por similares actividades el gobierno venezolano ha expulsado ya a dos embajadores.
Como era de esperar, Washington respondió de inmediato expulsando a Calixto Ortega, encargado de negocios de Venezuela, y a dos miembros más de la misión venezolana. Pero lo que más llama la atención es el total incumplimiento por Obama de su solemne promesa en la llamada Cumbre de las Américas de Trinidad y Tobago, recién iniciado su mandato, de un nuevo comienzo en las relaciones con América Latina. Dejemos por un momento el escandaloso espionaje electrónico contra los gobiernos de Brasil y México.
En lo que ha derivado esa promesa de Obama es en la entrega de la política hacia América Latina –en particular hacia Venezuela y los países de la Alba– a la escoria de la ultraderecha estadunidense y de la contrarrevolución cubana en Estados Unidos, veteranos del golpe contra Chávez de 2002 como Otto Reich y Roger Noriega en complicidad con el fascista Álvaro Uribe y terroristas como Luis Posada Carriles y su pandilla.
El presidente Maduro ha dicho muy claro que no permitirá la creación de un escenario como el de Siria en su país mediante los ataques especulativos, el acaparamiento y los negocios con dólares del Estado. La paciencia del pueblo de Chávez tiene un límite.
*Angel Guerra Cabrera, periodista cubano residente en México y columnista del diario La Jornada
Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2013/10/03/opinion/026a1mun