Dossier: La Cumbre de Mar del Plata (artículo 2 de 3)
Alejandro Demichelis*
La resistencia que los movimientos sociales y populares sostuvimos en la
década de los 90, con jornadas de luchas históricas, empiezan a dar sus
frutos con el freno al avance de las políticas imperiales.
> Este proceso comenzó a revertirse no sólo en nuestro país sino en otros
> países latinoamericanos en los cuales a partir del advenimiento del nuevo
> siglo comenzaron a forjarse movimientos de todo tipo para empezar a dar
> forma a otro escenario político en nuestro continente.
> Pareciera que los pueblos retomaron un mandato histórico: “en la Región
> despertó la Mañana, querer y poder la llaman; Pan, Patria y Trabajo, los
> Pueblos proclaman”, dice un poema de un joven militante social.
> La imagen hegemónica de Estados Unidos comenzó a descascararse. Porque
> esta
> hegemonía ha significado para nuestro continente en lo económico un
> espacio
> de expansión para su capital financiero, generando deudas ilegítimas y
> destruyendo el desarrollo productivo de los países. Esta destrucción
> provocó
> una transformación en estas sociedades estratificadas a través del
> trabajo,
> marginando y expulsando hacia los límites de la pobreza y la indigencia a
> millones de latinoamericanos.
> Este modelo avasallador que en los 70 fue impuesto a sangre y espada, tuvo
> en los 80 y los 90 la penetración más sutil y de alcance masivo,
> valiéndose
> de una impresionante industria mediática y cultural.
> Esta tendencia transitó distintos senderos: la apelación nihilista
> estigmatizada por el fin de la historia, la sobrevaloración de las
> capacidades individuales, el endiosamiento de las fórmulas de competencia
> y
> el éxito, todas ellas tendientes a desarticular cualquier intento de
> resistencia colectiva.
> La prepotente invasión de Estados Unidos a Irak incluyó en muchos sectores
> sociales un nuevo elemento de análisis que en este caso la potencia del
> Norte no pudo enmasacarar. Su agresión quedó al descubierto, su apetencia
> imperial ofendió la sensibilidad y la inteligencia, tan descaradamente que
> ya su pensamiento otrora incuestionable comenzó a ser repudiado y
> cuestionado perdiendo vertiginosamente legitimidad.
> En este contexto de deslegitimación del pensamiento hegemónico de Estados
> Unidos se desarrolló la Cumbre de los Pueblos.
> Este nuevo pensamiento y sentir de los pueblos latinoamericanos se fue
> nutriendo de la resistencia de las Abuelas y Madres de Plaza de Mayo, de
> los
> trabajadores y desocupados, de los pueblos indígenas, de los sin tierra,
> de
> la propuesta bolivariana, entre otras luchas en nuestro continente.
> Todas esas pequeñas y heroicas batallas pueden converger hoy en forjar un
> abanico más amplio de resistencia y construcción, que tienda a un Frente
> Nacional, Popular y Latinoamericano para confrontar con las apetencia
> imperialistas de Estados Unidos y los organismos internacionales
> financieros.
> Esta continuidad histórica de resistencia tiene como desafío hoy, generar
> además una propuesta capaz de avanzar en un desarrollo conjunto entre
> países
> hermanos. Países con una tradición de lucha y con una memoria que rescata
> en
> cada uno de ellos períodos en los cuales desde el ejercicio del poder
> político se llevaron adelante procesos soberanos.
> En esta Cumbre irrumpió nuevamente el sentimiento latinoamericanista y la
> convicción de la necesidad de tender a la unidad de todos estos nuevos
> movimientos conjuntamente con los procesos de cambio político en nuestro
> continente.
> El No a Bush, el No al ALCA, no se circunscriben a meras consignas
> políticas, sintetizan esta continuidad histórica que hemos señalado en el
> contexto de una potencia en decadencia y nuestra posibilidad de retomar el
> ideario de la Patria Grande.
> El NO al ALCA es un rechazo al modelo económico que nos quieren imponer,
> un
> modelo de condicionamiento de Estados Unidos, en contra de nuestros
> intereses.
> El No a Bush es un No a la estrategia de Estados Unidos de reafirmar su
> hegemonía, un No a la militarización del continente, un No a su política
> intervensionista, un No a un modelo injusto y miserable con la peor
> distribución de la riqueza en el mundo. El No a Bush también es un No a la
> destrucción del trabajo, de las comunidades indígenas, al deterioro del
> medio ambiente, a la privatización de la educación, la salud y la
> seguridad
> social. Es un No al saqueo de nuestros bienes naturales. Este No expresa
> una resistencia profunda en donde la dignidad vuelve a cobrar vigencia,
> donde la mística y la solidaridad recrean un nuevo tiempo en donde la
> Liberación vuelve a tener contenido político.
> En la III Cumbre de los Pueblos hemos dado una batalla cultural y política
> muy importante para nuestra región.
> La experiencia ha demostrado que estos caminos no se pueden recorrer en
> soledad ni a espaldas de nuestros pueblos. Se trata de construir mayorías
> para conformar alternativas que sean herramientas de transformación del
> modelo neoliberal que está retrocediendo pero que aún conserva un alto
> poder
> mundial.
> Al escalar esta Cumbre de los Sueños de todos aquellos que a lo largo de
> la
> historia dieron su vida por una América Latina justa, soberana y
> democrática, nos toca a nosotros, a todos los movimientos sociales y
> populares, aprovechar esta oportunidad histórica para que estos sueños
> abonen un despertar en donde la justicia social, la distribución de la
> riqueza y el respeto por las identidades y potencialidad culturales en
> Latinoamérica converjan en una Patria Grande que nos permita recuperar la
> dignidad de la vida: recuperar los derechos humanos y sociales que nos han
> sido arrebatados.>
>
> *Alejandro Demichelis, Secretario de Prensa de CTERA.
>
> Fernando De Acha, Militante docente de CTERA.
Cuando el hobre se siente acosado y perseguido por los poderes publicos ya sean de cualquier parte del mundo, aparece en su conciencia un sentimiento o una mezcla de ellos, que sin lugar a dudas trastorna al hombre más noble existente en nuestro globo, y a partir de esos momentos empieza a cambia algo esencial dentro de el, precisaménte por ese motivo comienza la contienda que se propaga como una epidemia colectiva, esa epidemia no es otra cosa que respuecta a un negarse a tolerar las malas custumbres de abusar del projimo en todos los sentidos, ya tenemos un nuevo motivo para luchar contra el opresor, cuando los hombres se unen para luchar contra esas organizaciones en ese mismo instante empieza una nueva contienda colectiva, con el proposito de vencer al enemigo, eso requiere un gran esfuerzo, pero vale la pena aunque, no tardará mucho que aparezca nuevos lideres imitando a los desplazados, continuando el cuento de nunca acabar.
Si de verdad buscamos el bien de la humanidad debemos estar convencido que tenemos que sacrificar nuestra vida dia a dia para impedir los abusos venga de quien venga y de dode vengan.