La deuda

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Revista Nº 148 (02/2022)

(nacional/política/economía)

Ignacio Paz*

La negociación del pago de la monumental e ilegal deuda contraída por Mauricio Macri con el FMI, implicará el reingreso del organismo financiero, dirigido por EEUU, en la Argentina y su intervención en la política económica y social. Sería, como siempre, un factor de aumento de las condiciones que llevan a la crisis y a la miseria del pueblo.  Existen graves riesgos en caso de firmar un acuerdo con el FMI que, siempre históricamente, ha representado políticas antipopulares. Asimismo existen también graves riesgos en caso que Argentina repudie dicho préstamo y se niegue a firmar una renegociación.

El daño terrible que la administración neoliberal de Mauricio Macri produjo al pueblo argentino, en su mandato 2015 /2019, se remató con el acuerdo del préstamo concedido por el FMI a la Argentina por 57.000 millones de dólares. El más grande en la historia del país y del propio FMI. Del préstamo, ingresaron unos 45.000 millones y con condiciones de repago, imposibles de cumplir, (2022 y 2023).

Esos dólares fueron utilizados para que los fondos de inversión especulativos que quedaron “atrapados”, luego de haber obtenido rentabilidades enormes con la “calesita financiera”, pudieran convertir los pesos y fugar. Todo esto, porque la administración neoliberal de Mauricio Macri, ya no tenía más dólares para fugar.

Pero lo nuevo y distintivo de este megacrédito histórico del FMI, es que fue pergeñado entre “gallos y medianoche” con apoyo y dirección del gobierno de Donad Trump para consolidar la posición neoliberal en la región, violando normas legales de Argentina y del propio FMI.

Macri firmó el acuerdo sin dar intervención al Congreso, como exige la Constitución Nacional. Por su parte, el FMI violó sus estatutos, al otorgar un crédito aplicado a la fuga de capitales, cuestión expresamente prohibida en su carta fundacional. Además, se otorgaba un crédito a un país miembro, equivalente a más de diez veces su participación en el capital de la organización, lo cual implicaba un hecho excepcional y un sobrecargo de intereses del orden del 400% sobre la tasa corriente, que Macri firmó sin chistar.

Pero todo esto quedó en segundo plano, frente al interés económico de los grupos financieros internacionales, los intereses geopolíticos de EEUU en la región y los objetivos económicos y políticos de los grupos dominantes en Argentina.

Alberto Fernández asumió el gobierno con un “caballo de Troya” ya dentro del país: la deuda con el FMI, que había firmado un presidente constitucional argentino, además de la elevación de la pobreza, la marginalidad, la inflación exacerbada, la extinción de las reservas de divisas, etc.

“Si éramos pocos, parió la abuela” dice el chascarrillo. Apareció la pandemia del coronavirus en el mundo y en nuestro país.

Este doble jaqueo requería, más que nunca, una ligazón Gobierno-Pueblo que permitiera la difusión permanente y detallada de ambos flagelos. En el plano sanitario se lograron medidas rápidas y eficaces que permitieron salvar la vida de millones de argentinos y argentinas: La protección y aislamiento sanitario, la búsqueda y obtención de vacunas, el proceso vacunatorio, el apoyo a trabajadorxs y empresas con fondos estatales, para tratar de compensar la pérdida de ingresos provocada por el flagelo sanitario, y otras.

Pero el flagelo heredado exigía una manifestación pública y reiterada por los medios oficiales de difusión (incluida la cadena nacional de radiodifusión y televisión), explicando al pueblo con detalle la “mochila de plomo” que el macrismo dejaba al país, sus consecuencias sobre el pueblo trabajador y el enorme peso que agregaba la pandemia sanitaria para la vida de los argentinos

Esto no se hizo con la intensidad y la asiduidad necesaria y se “regaló” el “centro de la cancha” a la oposición neoliberal que, desconociendo y ocultando su responsabilidad, se dedicó a enardecer a la opinión pública, imputando al gobierno la crisis económica y social. Utilizó para ello todo “su poder de fuego”. Los grupos económicos formadores de precios, remarcando sin cesar los alimentos y generando una inflación que no se lograba controlar y deprimía cada vez más el poder adquisitivo de los salarios. Los medios hegemónicos difundiendo sin cesar noticias falsas y, “fogoneando” un sentido común que logró incluso que una gran parte del pueblo ignorara quién había endeudado y vaciado al país.

El opositor a enfrentar requería y requiere el apoyo del pueblo. Los grupos económicos dominantes, los medios de (des)información hegemónicos y un poder judicial cooptado por jueces corruptos, son un enemigo muy grande y que “pisa fuerte”.

El gobierno optó por mantener un perfil bajo de confrontación y hasta retrocedió en cuestiones importantes, luego de anuncios públicos en otra dirección (la nacionalización de Vicentín, límites a aumentos en los servicios de cables y televisión, cambios en la composición de la Corte Suprema de Justicia y otros).

Todo esto, unido al desasociego y malestar popular por el aislamiento sanitario, la caída del salario real por la inflación y las pérdidas de empleo, convergieron en la derrota electoral del oficialismo en las elecciones de medio término en 2021.

El rebote de la economía en 2021, equivalente a la caída pandémica de 2020 (10% de aumento del PBI), no se reflejó en una mejora de las condiciones de vida de millones de argentinos y argentinas que aún viven bajo la línea de pobreza. Y millones que deben alimentarse en comedores populares porque no tienen trabajo y/o sus ingresos no les permiten alimentar a todo el conjunto familiar.

La distribución social del ingreso nacional, continúa siendo regresiva e injusta. Los más ricos se niegan a aceptar impuestos adicionales que permitan mejorar esta distribución.

La inflación no pudo ser contenida dada la predominancia de los grupos oligopólicos formadores de precios, que no han visto menguada su capacidad destructiva, que impacta fuertemente en la red social que constituyen los asalariados, jubilados, desocupados y sin techo.

EL ACUERDO CON EL FMI

¿En qué contexto nacional, el Gobierno anuncia un preacuerdo con el FMI?

Tras dos años de gestión, vemos, un gobierno honesto pero vacilante frente al poder real. Sin una comunicación permanente y directa con el pueblo. Con un Frente de Todos que, como alianza electoral funcionó exitosamente, pero que no llegó todavía a constituirse en organización conductora de un proceso de intercambio ideológico y político con el pueblo. Con organizaciones sociales, sindicales y políticas, que tampoco han plasmado una estrategia unitaria de apoyo y exigencias al gobierno, para inclinar la balanza hacia decisiones gubernativas de claro sesgo popular.

En este contexto, el 28 de enero pasado, el gobierno anunció un principio de entendimiento con el FMI, por la deuda tomada por Mauricio Macri y fugada del país por los grupos financieros, que además directa y/o indirectamente, dirigen el propio organismo internacional.

Preacuerdo que contendría similitudes y diferencias con los clásicos acuerdos del organismo. Acuerdos que han tenido siempre, como común denominador, crisis sociales, aumento de la pobreza de los pueblos y un incremento de la distribución injusta de la renta nacional, en los países en los que se introdujo.

El gobierno ha anunciado un acuerdo, luego de dos años de arduas negociaciones, nunca informadas a la opinión pública, ni siquiera en sus grandes rasgos.

En este acuerdo, que pareciera encuadrarse en el régimen de facilidades extendidas, el gobierno habría logrado:

  • Que el Fondo no exija, explícitamente, modificaciones en los regímenes laborales y previsionales (es decir flexibilización de los convenios laborales y privatización de los fondos de pensión).
  • Que no se limite el crecimiento de la economía a un porcentaje exiguo, para que se frenen las importaciones y quedara un remanente superior de divisas para pagarles.
  • Que no se exigiera explícitamente, la supresión de gastos sociales como medida básica para la reducción del déficit fiscal. Podría el gobierno aplicar una política impositiva progresiva que permita cobrar más impuestos a quienes más patrimonio y ganancias obtienen. Es decir. achicar el déficit aumentando ingresos y no reduciendo gastos y subsidios.
  • Que no se produzca una macrodevaluación del peso para achicar las diferencias entre el precio del dólar oficial y los precios de los mercados paralelos.
  • Que no se abra la cuenta capital permitiendo el ingreso de capitales golondrinas con las consecuencias dramáticas que esto ha implicado históricamente.
  • Y, no se exigiría la privatización de empresas del Estado.

En cambio, se demandaría:

  • Achicamiento del déficit fiscal que, en 2021 fue del 3.5 % del PBI, al 2.5% en 2022, al 1 % en 2023 y 0,9%  en 2024
  • Reducción brusca de la financiación del Banco Central al Tesoro nacional. Es decir, reducir la emisión monetaria del 3.7% del PBI al 1%.
  • Supervisión trimestral del FMI a la política económica del gobierno de cuya aprobación dependerá el giro de desembolsos para pagar las cuotas del stand by firmado por Macri.
  • Tasas de interés positivas (es decir superiores a la tasa de inflación). Lo que encarecería el crédito y tendería a ser herramienta recesiva

La duración de este acuerdo sería de 30 meses, que es el plazo durante el cual vencerán las cuotas firmadas por Macri y que el FMI se compromete a desembolsar para que el gobierno argentino las pague. Estos desembolsos tendrían un vencimiento a 10 años, con cuatro años de gracia.  Es decir, se comenzaría a pagarles en 2025

Pero, es aquí, donde aparecen algunas cuestiones que, si bien no son explícitas, son fáciles de detectar:

  • Se reconoce formalmente que la inflación en Argentina es multicausal, pero se exige la limitación de la expansión monetaria. Con lo cual recaen permanentemente en la visión monetarista de la inflación, desconociendo sus otras múltiples causas.
  • Con esta limitación, sumada a la exigencia de reducción del déficit, en caso no aumenten sustancialmente las exportaciones, y la recaudación impositiva, la resultante sería un mayor endeudamiento con los bancos locales.  La pelea por modificar las escalas impositivas y “contribuciones” de emergencia a los más ricos, tienen un futuro de confrontación, ya experimentado y para lo cual, es vital el nivel de apoyo popular a todas estas medidas.
  • Se habría acordado el aumento de las tarifas eléctricas. El gobierno sostiene que se hará una segmentación para hacer recaer el peso de los aumentos a los mayores consumidores. Cosa no fácil, pero positiva si se lograra.
  • Las inspecciones trimestrales del Fondo, se convertirían en verdaderas formas de chantaje sobre los desembolsos para el repago de la deuda macrista.  Lo cual sería una “espada de Damocles” permanente sobre la cabeza del pueblo.

En este contexto, se acaba de producir la renuncia de Máximo Kirchner a la presidencia del bloque de diputados del Frente de Todos. Renuncia que pone de manifiesto diferencias internas en el FdT en cuanto a estas negociaciones.  

Encontramos oportuno subrayar que en esta posición, los puntos destacables serían:

  • No aceptar que este acuerdo se haga sobre la base de mantener esquema, vencimientos y montos del irresponsable préstamo concedido a Mauricio Macri.
  • Denunciar el carácter ilegal del préstamo, violatoria de las leyes argentinas, así como de los propios estatutos del Fondo.
  • Denunciar la intervención de EEUU en la concesión del crédito a Macri, aún con sus imperfecciones e ilegalidades, y en cambio su abstinencia para apoyar a este gobierno en sus demandas.
  • No pagar capital ni intereses al FMI y seguir discutiendo una reprogramación de los pagos en mejores condiciones como: tiempo de duración, sobrecargo de intereses, inspecciones trimestrales, tasas abruptas de reducción del déficit y la emisión, etc.
  • Denunciar a la oposición que en forma cínica y descarada vocifera la necesidad de discutir esto en el Congreso (cosa que se hará porque así lo establece la ley que se sancionó con este gobierno). Y en cambio nada dicen de la concreción del crédito ilegal e impagable, sin pasar por el Congreso y firmado por Macri a espaldas, incluso, de muchos de sus funcionarios.
  • Aún a sabiendas que el Tribunal Internacional de Justicia y otros organismos internacionales, no fallarían a favor de Argentina, hacer pública internacionalmente la posición argentina. Seguir demandando apoyo y solidaridad de las naciones periféricas en desarrollo, y del resto de naciones sometidas al riesgo de que, por sus desequilibrios basados en la injusta distribución de las riquezas y los ingresos nacionales, tengan que recurrir al FMI. (Que sería pedir ayuda, al jefe de la banda)
  • Es necesario que el pueblo conozca estas cuestiones y al mismo tiempo, los potenciales riesgos de no acordar nada. Todo esto enmarcado en la relación de fuerzas existentes con el poder real en Argentina.
  • La relación política de fuerzas no es favorable hoy al campo popular. Así lo manifestaron las elecciones e incluso encuestas serias recientes que revelan que un porcentaje importantísimo de argentinas y argentinos, desconocen quienes son los responsables del endeudamiento.
  • Los medios hegemónicos y sus economistas a sueldo, han llegado a la irracionalidad conceptual de igualar deudas en dólares con deudas en pesos, con lo cual, al mezclar todo, incorrectamente, diluyen la responsabilidad de Macri y el gobierno neoliberal anterior
  • Las manifestaciones en defensa de los intereses populares, para producirse, necesitan contar con un comando coordinador de las organizaciones sindicales y sociales que hoy no existe. Incluso con un Frente de Todos, organizado como fuerza política que se exprese públicamente y no dejar la escasa comunicación pública en manos del gobierno. Gobierno que no lo hace y cuando lo hace revela una tibieza y una conducta “conciliadora” que parece más el relato de un comentarista político que el de un gobierno nacional que debiera conducir la demanda de apoyo popular masivo a sus objetivos.
  • El “poder de fuego” de los grupos dominantes y su potencial acción desestabilizadora y promotora del caos social, como la especulación sobre el dólar, llevándolo a niveles estratosféricos, sin base económica sustentable.  La fijación de precios, en consecuencia, agravando las condiciones de vida del pueblo. Esto, cuando no el desabastecimiento, que llevaría a una situación social de consecuencias imprevisibles

Como conclusión diremos que:

  • Dada la complejidad de la crisis, un no pago o acuerdo con el Fondo, no podría asumirse sin encarar otras políticas necesariamente imperiosas para poder asegurar la gobernabilidad. Por ejemplo:

      + Control del comercio exterior, evitando la sobre y subfacturación y el contrabando que, en cantidades muy importantes, reducen los ingresos fiscales

       + Control del mercado de cambios, actuando con suma energía sobre los grupos identificados que actúan como operadores de las corridas.  Que no son muy numerosos, pero que detentan un poder extraordinario

       +  control del sistema bancario, para la reorientación del crédito y la creación de nuevos productos que permitan el ahorro en pesos (con enlace sobre el tipo de cambio) pero conduzca a desacoplar el bimonetarismo en Argentina.

       + Control férreo, popular y sindical sobre los formadores de precios y las góndolas de abastecimiento

        + Creación de mercados de abastecimiento de alimentos con intervención estatal y de cooperativas, del productor al consumidor

Un gobierno nacional y popular, debe apoyarse en el pueblo. Comunicar y difundir sus medidas. Informar permanentemente sobre la acción política de la derecha desestabilizadora, y sus acciones para contrarrestarla.  Como gobierno y no como relator periodístico.

Mi abuela decía “no hay mal, que por bien, no venga”.

Tratemos de que así sea.

*Ignacio Paz, economista, miembro del Consejo Editorial de Tesis 11.

Una respuesta a “La deuda”

  1. Adriana Gaviorno dice:

    Todo un Programa!!! Muy bien! pero…..
    1- Es una contradicción observar que en 2 años el gobierno no instaló adecuadamente en la ciudadanía los temas señalados y a posteriori pretender que se logre instalar en un mes o dos antes de que se termine de acordar la letra chica de los Memorandos de Entendimiento.

    2- Ya se sabe que AF apenas es un socialdemócrata tibio, honesto sí, pero bastante flojo en su formación política. No se le pueden pedir peras al olmo.
    3- Si Tesis viene señalando permanentente le necesidad de una comunicación más clara, detallada y valiente del gobierno con la sociedad sobre el brutal endeudamiento del macrismo, ¿por qué más del 60% de la población cree que es la deuda que contrajo CFK? Cómo se lograría que se implemente un discurso afín a algunas de las medidas propuestas (no todas ni en sueños)? “La Bota e’ Potro no es Pa Todos” (sino para quien las sepa usar)

    4- Af no es López Obrador, por esa carencia de fortaleza ideológica no avanzó con Vicentín ni con muchos otros sectores del establishment, ni lo va a hacer, mucho menos de acá a fines de marzo.
    5- Si históricamente el FMI ha sumido a la Argentina y a otros tantos países en estos dramáticos y expoliadores “acuerdos”, ¿por qué ahora habría de aceptar las condiciones que se proponen? Es bueno recordar el caso de Grecia que aún con gobierno de izquierdas y un referendum abrumadoramente mayoritario a favor de Tsypras y Varoufaquis tuvo que claudicar en contra de la voluntad popular (UE y bancos de de la Comunidad de por medio)

    6- Es verdad que habría que acudir a organismos internacionales y a aplicar cierta jurisprudencia, pero esa membrana internacional no se teje en dos meses ni en dos años.

    Saludos

    Adriana

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