Revista Tesis 11 (nº 112)
(Política Nacional)
Gerardo Codina*
La política local nunca estuvo aislada de lo que sucedía en el mundo. Muchas veces, fue directamente determinada por esos acontecimientos. Pero el caso Nisman puso hoy negro sobre blanco la estrecha imbricación de las cuestiones nacionales, regionales e internacionales, en el día a día de los acontecimientos domésticos.
Por si ese entrecruzamiento estrecho y dinámico fuera poco, se decide este año entre nosotros la continuidad o no de un proceso innovador, que recuperó para las mayorías el recurso de la política democrática como herramienta soberana de regulación de los asuntos económicos. Proceso que miran con atención afuera, por caso los que buscan su camino en Grecia, España y otras naciones del mundo que sufren los embates de la lógica ultraliberal del capital financiero más concentrado. Proceso también que converge con otras búsquedas semejantes que florecieron contemporáneamente en la región.
La singularidad nacional que nos distingue no es otra que explorar en los hechos si es posible en estos tiempos, que los estados nacionales se autodeterminen, regulen los mercados con independencia en función de elevar los niveles de bienestar de sus pueblos, afirmen los intereses propios en el sistema de relaciones internacionales y resuelvan con libertad el contrato de progreso que tienen con sus sociedades[i].
Contra esas premisas se impone la lógica uniformada del poder hegemónico mundial, que a cada quien le asigna distintos roles que tributan a su excluyente dominio. Lógica que todo lo quiere mercantilizar y subordinar al poder del capital financiero trasnacional.
Esta, que podríamos llamar la contradicción principal de la época, que pone de lados distintos a los pueblos que luchan por su autonomía democrática y al imperio, se expresa entre nosotros con inusitada ferocidad, porque ciertamente se arriesga mucho en la pulseada, entre otras cuestiones, la suerte de la experiencia integracionista de nuestra América.
1. La hegemonía unipolar, Irán y los intereses israelíes
El sueño de un siglo de hegemonía excluyente de los EEUU, con su combo urgente de democracias vaciadas de soberanía popular, fin de las ideologías y de la historia, y desregulación completa de los mercados de las naciones periféricas, se derritió pronto y empieza a hacer agua en todas partes.
Ahora mismo las derrotas en el campo militar, al menos temporales, que padecen las iniciativas del bloque imperial en Siria, Irak y Ucrania ponen en evidencia que la resistencia que ofrecen esos pueblos impide cualquier expectativa de triunfos resonantes de las aventuras bélicas que involucran a fuerzas mercenarias, con la logística de las potencias occidentales.
Conscientes de esto y de que no pueden escalar sin riesgos la magnitud del operativo armado, básicamente por la respuesta que podría tener de la otra parte, apuestan a una guerra “hibrida” de desgaste, que combine las maniobras de zapa, el ahogo económico, las acciones propagandísticas dirigidas al frente interno y a procurar aislar de la solidaridad internacional a los pueblos que luchan por su autodeterminación, con las acciones militares propiamente dichas.
Con todo el inmenso poder que tienen, de todos modos no les resulta fácil. Un ejemplo fuerte y claro de que no siempre el imperio hace su voluntad lo tenemos cerca. Es Cuba. Otro fue Vietnam. En estos días muestran su determinación Siria, Irak e Irán.
Es necesario detenerse un poco en Irán, porque precisamente nos trae de regreso a nuestro país y a este momento de nuestra política. Nada nos asemeja. Salvo la determinación de defender la soberanía, ejercida de diferentes modos. Entre nosotros, sosteniendo la pulseada con los fondos buitres, por ejemplo. Ellos, defendiendo su derecho a desarrollar tecnología nuclear con fines pacíficos.
Desde que se produjo la caída del gobierno monárquico en 1979 se instauró en Irán un régimen teocrático que, con el objetivo manifiesto de detener la colonización cultural impuesta por el imperio, definió una camino de defensa cerrada de su soberanía y, para resguardarse de las potenciales amenazas militares, se impuso la exigencia de construir su propia industria armamentística .Una cruenta guerra con el Irak de Saddan Hussein forjó la determinación iraní de prepararse para todo. A eso le temen en especial los gendarmes imperiales de Medio Oriente, el régimen sionista que busca pretextos de cualquier calibre para destruir las capacidades militares de Irán, antes de que sea un enemigo que ya no puedan derrotar en seis días.
Irán tiene con qué. Para muestra vale un botón. En 2014 incrementó su producción de automotores un 46,7%, llegando a casi 1.100.000 unidades, por poco el doble que Argentina en el mismo año[ii]; por otra parte, ya inició la producción en serie de aviones cazas de diseño local, logró capturar por medios electrónicos un dron norteamericano que espiaba su territorio, desarrolló un complejo sistema de misiles para la defensa y el ataque y cuenta con una armada nacional dotada de submarinos de fabricación nacional. Todo esto padeciendo un bloqueo casi total de su comercio exterior y sus finanzas en divisas occidentales. Y mientras tanto prosigue el desarrollo de sus capacidades en materia de producción de energía nuclear, afrontando sucesivos sabotajes israelíes y norteamericanos. Como otro indicio fuerte de su desarrollo industrial relativo, en 2014 había superado los 14 millones de toneladas de acero, con lo que se convirtió en el mayor productor en el Oriente Medio y África del Norte, con un volumen semejante al de Francia o España[iii], según los datos proporcionados por la Asociación Mundial del Acero[iv]. Como diría Aldo Ferrer, Irán ha trabajado para incrementar su “densidad nacional”.
Con casi 80 millones de habitantes, es una potencia regional al que sus grandes reservas de hidrocarburos (cuartas reservas de petróleo y primeras de gas a nivel mundial)[v] reportan desde hace décadas una sustancial renta petrolera. Dueños de una extensa y rica tradición histórica y cultural, a principios del siglo XX, la Revolución Constitucional de 1906 estableció la primera asamblea legislativa del país (y del continente asiático), sometiendo el poder monárquico a una constitución. En 1953, el régimen parlamentario —que había nacionalizado el petróleo dos años antes—, fue derrocado por un golpe de estado de 1953, orquestado por Reino Unido y Estados Unidos. Fue entonces cuando empezó a crecer la oposición a la influencia política y cultural occidental, hasta culminar en la Revolución de 1979 y el establecimiento de una república islámica el 1 de abril de 1979.
El bloqueo occidental no aisló a Irán. En julio de 2013 se conocía la decisión conjunta de India e Irán de realizar las transacciones de petróleo en rupias, moneda nacional india. Irán es importante abastecedor del creciente consumo petrolero de India, que importa el 70 por ciento de sus requerimientos.[vi] Más allá de este socio comercial significativo, la estrategia de comerciar en las monedas de otros países para sortear las sanciones de las potencias occidentales, es llevada adelante también con Rusia y China, entre otros.
El colapso de régimen títere que dejaron los yanquis en Irak luego de su precipitada retirada, colocó a Irán en una nueva posibilidad de convertirse en un factor regional de peso, ante el avance cruel de las milicias del califato integrista auspiciado en simultáneo por las monarquías conservadoras del Golfo y el bloque imperial. En estos días, la batalla por la recuperación Tikrit, encuentra a irakíes e iraníes colaborando activamente frente al adversario común.
2. La naturalización de la injerencia externa
El fantasma de relaciones normales entre nuestro país e Irán, es agitado por la derecha local, norteamericana e israelí. El pasado 22 de marzo el diario Infobae publicó declaraciones del director adjunto de la Cancillería israelí para América Latina, Modi Ephraim.
El funcionario israelí afirmó que “Irán sigue siendo hoy la preocupación más grande de Israel y del mundo occidental”, y añadió que esa alarma tiene que ver con “su programa nuclear y con su apoyo al terrorismo internacional”. Ephraim, puntualizó también la responsabilidad del régimen islámico en los atentados contra la embajada y la AMIA. Algo que no pudo nunca comprobar la justicia argentina, entre otras cosas, porque Israel bloqueó la investigación del atentado a la embajada, proceso judicial en el que ni siquiera procuró intervenir formalmente como querellante, tal como recordó el 1º de marzo la Presidenta Cristina Fernández.
“Dialogar con Irán es un error”, insistió el representante israelí en referencia al memoradun de entendimiento que no fue ratificado por Irán y agregó que Israel “está en contra de ese paso”. “No se puede dialogar con el culpable para llevar a la Justicia a los responsables”, señaló.
Esta abierta injerencia en los asuntos internos de nuestro país, ha sido naturalizada por la derecha local, que toma las operaciones de prensa de los medios hegemónicos como argumento. Tal el caso último de lo publicado por la revista brasileña Veja, que rebotó en Estados Unidos y acá. El Wall Street Journal pidió “tomar en serio” la acusación de los tres ex miembros del gobierno chavista que hablaron con la revista brasileña Veja. Los tres supuestos desertores confirmaron, según el semanario, gran parte de lo sostenido por el fallecido fiscal Alberto Nisman en su denuncia contra la presidente Cristina Kirchner, el canciller Héctor Timerman y otros funcionarios kirchneristas. Denuncia que fuera desestimada en nuestro país por el juez interviniente en la causa, por no estar sustentada en ninguna prueba.
A eso agregan que “Los ex funcionarios denunciaron un acuerdo entre los ex presidentes Hugo Chávez y el iraní Mahmoud Ahmadinejad para obtener “favores” por parte de Argentina. Entre otros, dinero iraní para la campaña presidencial de Cristina, como el que intentó ingresar por Aeroparque el venezolano Guido Antonini Wilson en 2007”. También hicieron alusión “a la presunta adquisición de tecnología nuclear que buscaba Irán de Argentina y en la que Venezuela iba a actuar de puente”.[vii]
Obsérvese que se habla de una “presunta adquisición”, porque nada de eso sucedió. Todo configura una enorme mentira que se repite al cansancio, estrategia propagandística largamente usada por el Gran Hermano del norte.
3. Lo que está en juego
La extraña muerte del fiscal Nisman, luego de su también extraña denuncia, contradictoria con sus propias opiniones escritas de pocos días antes, tal como se documentó, puso en evidencia todo lo que se juega en Argentina este año y todos los que juegan, fuerte y duro, para imponer un rumbo favorable a sus intereses en nuestro proceso político democrático.
La denuncia de conspiración criminal dirigida contra la Presidenta, descalificada luego por el juez Rafecas, fue tomada por los medios hegemónicos de prensa como una verdad revelada, cosa juzgada y sentenciada. Sin fisuras se dedicaron a señalar como hecho delictivo los intentos de lograr por vía diplomática la colaboración de las autoridades iraníes para juzgar a algunos sospechados de intervenir en la voladura de la AMIA.
Como quedó evidenciado el 3 de marzo en Washington, con el discurso del primer ministro israelí en el Congreso norteamericano, es Israel el país interesado en bloquear cualquier vínculo pacífico con Irán. El atentado contra la AMIA también fue otro argumento para demonizar a un país enemigo de Israel.[viii]
Esta reflexión elemental ha sido escamoteada por casi toda la prensa, que vio en la denuncia de Nisman una oportunidad más para socavar el poder democrático y someterlo a su lógica mafiosa de apriete político para sacarle prebendas. La verdad nunca importó. Fue la primera víctima de toda la operación. La posterior muerte de Nisman de nuevo fue usada para hacer al gobierno sospechoso de una acción criminal, sin siquiera un indicio que les permitiera sostener seriamente su imputación.
Rápidos de reflejos, en seguida aparecieron en escena los exponentes de la rosca judicial para reclamar por una justicia que escamotean en su práctica cotidiana. Sin asomo de vergüenza gritaron contra la impunidad por las calles los mismos que todos los días trabajan para lograrla para los poderosos, a cambio de favores y dinero. Encolumnados detrás de ellos, muchos opositores aprovecharon para tratar de pescar votos en el río revuelto.
El recurso de exasperar los ánimos y promover la descalificación moral y política del adversario esconde la ausencia de un verdadero debate sobre el rumbo de la Nación. El recorrido hecho estos años, de recuperación económica con paulatina inclusión social, la vigencia y ampliación de derechos, el desendeudamiento externo, la reparación de la capacidad nacional de regular el proceso económico y la integración regional, por señalar algunos rasgos salientes de la obra realizada, no se debate en términos de cómo se mejora o supera, y ni siquiera se discute si habría que hacer otro recorrido para mejorar aún más la vida de todos los argentinos, sino que se descalifica como autoritario, criminal y corrupto al gobierno que alcanzó esas metas.
Confundir consenso con sometimiento a la voluntad de los poderosos, parece ser el camino que han elegido los voceros de los poderes fácticos. Quieren un gobierno que no gobierne, sino que se rinda a sus intereses. Y que en lo posible se retire huyendo, como ya ocurrió con el desprevenido De la Rúa, para que nadie intente continuar el camino que se viene recorriendo desde 2003. Son los nuevos golpistas que, hoy como el 24 de marzo de 1976, recurren a cualquier pretexto para intentar voltear a los gobiernos populares.
4. Cambio y continuidad
En la encrucijada electoral sus exponentes políticos se encuentran con la dificultad de generar una propuesta superadora que articule mayorías. El intento se traduce en torpes amasijos “republicanos” para aventar una crisis institucional que las personas de a pie no perciben en la calle. Pero aún sin quererlo evocan fantasmas de la crisis verdadera, que no sucedió hace mucho, cuando la Alianza se mostró incapaz de conducir el país.
Una nueva gestión es una oportunidad para evaluar la necesidad y la ocasión de hacer cambios. Pero en la balanza también pesa no arriesgar lo logrado. En ese sentido Cristina resaltaba el 1º de marzo que no dejaba un país “cómodo” para los dirigentes. La ampliación de derechos ciudadanos durante el kirchnerismo se ha asumido como un piso demandable a cualquier próximo gobierno.
Más allá de esto, lo cierto es que sólo en la unidad y movilización del movimiento nacional y popular se cifra cualquier expectativa razonable de defender las victorias e ir por más democracia, como plantearon los organismos de derechos humanos en su convocatoria a la multitudinaria marcha en repudio de la última dictadura cívico militar. Esa unidad no puede basarse en otra cosa que en una disciplina consciente de nuestra historia y de los riesgos que afrontamos, que sólo habrán de superarse empujando todos juntos para el mismo lado.
*Gerardo Codina, psicólogo, escritor, miembro del Consejo Editorial de Tesis 11.
[i] Ver sobre el tema https://www.tesis11.org.ar/patria-o-colonia-la-autonomia-en-disputa/ Noviembre 2014.
[ii] http://www.oica.net/category/production-statistics/
[iii] http://actualidad.rt.com/economia/view/44923-Iran-ya-es-mayor-productor-de-acero-en-Oriente-Medio
[iv] Argentina tiene capacidad instalada para producir anualmente 6 millones de toneladas.
[v] http://www.expansion.com/2013/06/25/empresas/energia/1372172739.html
[vi] Ver http://actualidad.rt.com/ultima_hora/view/100039-india-rupias-petroleo-iran
[vii] http://www.diarioelanalista.com.ar/1/nota_1.php?noticia_id=3879
[viii] Las últimas noticias del espionaje israelí sobre las conversaciones entre Irán, Estados Unidos y otras cinco grandes potencias (Reino Unido, Francia, Rusia, China y Alemania) acerca del programa de desarrollo nuclear iraní, para usar esa información para ejercer presión en contra del posible acuerdo, a través de los halcones norteamericanos, resalta quién es enemigo de Irán.