Datos concretos y de muy buena fuente, permiten constatar un fuerte proceso de expansión de la tecnología nuclear en el mundo
Según informa la AEIA (Agencia Internacional de Energía Atómica), existen 435 centrales nucleares en funcionamiento y 72 en construcción (datos de mayo de 2014).
Los países en los que existen centrales nucleares en construcción para producción de energía eléctrica, son los siguientes: Argentina – Bielorrusia – Brasil – China – Corea Del Sur – Emiratos Árabes Unidos – Eslovaquia – Estados Unidos – Rusia – Finlandia – Francia – India – Japón – Pakistán – Ucrania.
Por cantidad de usinas nucleares en construcción, destacan China (28), Rusia (10), India (6), Corea Del Sur (5), y EEUU (5).
Es interesante constatar que algunos de los países que siguen apostando fuertemente a la energía nuclear, son a la vez grandes exportadores de hidrocarburos (Rusia – Emiratos Árabes Unidos), por lo que resulta evidente que las ampliaciones de sus parques nucleares de generación eléctrica, responden a estrategias de no quemar innecesariamente hidrocarburos, aunque sean abundantes, pues existen mejores usos para el petróleo y el gas, como exportarlos o usarlos en la industria petroquímica.
Por otra parte, se constata que pese a la vocinglería del ecoterrorismo, y de sus aliados estratégicos (los promotores a ultranza de eólicas, solares y otras “renovables”), las naciones que planifican coherentemente dan prioridad a una fuente energética confiable, de elevados índices de seguridad, y bajos costos operativos –como lo es la nuclear-, en vez de apostar irracionalmente a las falaces “soluciones” de las “renovables” (eólicas, solares y similares). Tales los casos destacados de Japón, Ucrania, EEUU, China, India, etc.
Muy distinto a los casos paradigmáticos de Alemania, España y otros, en los que las presiones de los lobbies pro eólicos y solares a ultranza, sumados al fundamentalismo ecologista ecoterrorista, lograron forzar instalaciones masivas de eólicas y solares, no solo con paupérrimos resultados operativos (bajos rendimientos y pobres o insuficientes coberturas de la demanda), sino con sensibles descalabros presupuestarios (por los altísimos subsidios sin los cuales esas energías son inviables), y por obligar de hecho a aumentar las importaciones de combustibles, para llenar los huecos dejados por las muy promocionadas y poco eficientes “renovables”. Particularmente, en el caso alemán, esa irracional política antinuclear, puso al gigante industrial germano, en una perniciosa posición de dependencia respecto al gas natural ruso, al carbón norteamericano y la energía eléctrica de sus socios europeos.
Se destaca que pese a los accidentes de Chernobyl –Ucrania- (por notables violaciones a los protocolos de seguridad, y por ser una central construida en la época soviética, en la cual la extrema seguridad no era una prioridad absoluta), y de Fukushima –Japón- (en el cual las muertes fueron consecuencia masiva del maremoto, no de problemas en la usina nuclear), ambos países siguen apostando a la tecnología nuclear.
La muy reciente puesta en marcha de Atucha II (rebautizada Néstor Kirchner), suma una central más en operación, y la muy posible pronta licitación o acuerdo constructivo de Atucha III, sumará otra más –y de gran porte- al parque nuclear argentino.
Objetivamente, hoy Argentina cuenta con tres centrales en funcionamiento, una en construcción (el prototipo de la Central CAREM), y una próxima a licitar y/o acordar su construcción.
Probablemente, el acuerdo de transferencia de tecnología, financiación y construcción de Atucha III, forme parte del enorme paquete de acuerdos que nuestro país tiene en curso de concreción, con Rusia o China, existiendo también otros potenciales proveedores de esa estratégica y avanzada tecnología.
Como sea, el “club” de naciones que poseen tecnología nuclear de avanzada, es un pequeño grupo muy selecto, dentro del cual –para nuestro legítimo orgullo- está Argentina.
El desarrollo de la tecnología nuclear abarca un abanico muy amplio de acción, y Argentina consiguió consolidar avances muy significativos en varias áreas de ese amplio abanico de conocimientos y desarrollos tecnológicos, todos ellos sumamente valiosos y de invalorable importancia social, económica y estratégica, vinculados al uso pacífico de la energía nuclear.
Las aplicaciones de la energía nuclear son múltiples, y lamentablemente el común de la gente ignora sus valiosos aportes para mejorar sensiblemente el nivel de vida de los argentinos, y para proveer insumos, equipos y tecnologías a muchos países, pues estamos calificados y somos reconocidos exportadores de esos rubros, de altísimo nivel tecnológico.
Entre otras, las principales aplicaciones pacíficas de la energía nuclear son:
· Medicina (radioisótopos y otros insumos para la detección precoz y el tratamiento anticancerígeno), además del equipamiento específico.
· Agricultura, combatiendo plagas de cultivos.
· Conservación de alimentos, mediante irradiación con rayos gamma (inocuos al ser humano después de su aplicación, pues no dejan vestigios)
· Ingeniería, en análisis no destructivos de resistencia de materiales.
· Generación de energía eléctrica, la cual no emite gases contaminantes, es de segura operación apta como base del sistema eléctrico, y de bajo costo por KWh.
· Núcleo propulsor de otros desarrollos tecnológicos de altísimo nivel, tal como las tecnologías satelital, de radares, aero espacial, etc.
· Fuerte efecto multiplicador en la economía en general.
· Otras.
Los avances del Sector Nuclear Argentino, son notables en sus 64 años de existencia, aún pese al “parate” impuesto por los neoliberales desde 1984. Pero el impulso recibido desde 2006 en adelante, no tiene parangón en toda la historia nuclear nacional, obteniéndose logros extremadamente significativos, y con proyecciones extraordinarias para el corto, mediano y largo plazo.
No sorprende entonces, que tal como ocurrió con otras iniciativas de poderoso desarrollo tecnológico nacional, las infames tareas de zapa (encubiertas) que realiza principalmente Gran Bretaña, así como las otras potencias del G 7 y de la UE, pretenden por todos los medios no solo frenar nuestros avances en la materia, sino incluso abortar de cuajo todo vestigio de tecnología nacional, en este sector con tanta importancia estratégica, geopolítica y económica. Para tan infames propósitos, utilizan no solo las consabidas presiones políticas y económico financieras (como las de los fondos buitres), sino también muy cruda y sutilmente las continuas presiones de nada inocentes ONGs, que bajo las falsas coberturas de “ecologistas”, “indigenistas”, “derecho humanistas”, y diversas “fundaciones” económicas de fuerte cuño liberal (y por lo tanto marcadamente antinacionales), todo ello complementado con la usual claque de “izquierdistas” funcionales a tan innobles tareas, con las complicidades de algunos politiqueros de muy bajo vuelo y dudoso patriotismo, así como los usuales mercenarios del periodismo cipayo.
Los accionares de ONGs británicas transnacionales, como Greenpeace, WWF – Fundación Vida Silvestre- FARN, y sus ramificaciones (como “Los Verdes” y Funam), actúan sistemáticamente para desacreditar al Sector Nuclear, difamar diversas áreas de esas importantísima actividad (no haciéndoles asco apelar a las más infames mentiras, como reiterar “denuncias” probadamente falsas, como la de las “aguas radioactivas de Ezeiza”, entre otras). Y para esos fines, recurren reiterada y capciosamente a la práctica del terrorismo informativo, bajo la forma de ecoterrorismo.
Ese accionar se evidencia a las absurdas oposiciones a la necesaria y nada nociva minería de extracción de uranio (que hoy debido a eso debemos importar), así como las mendaces campañas de brutal ecoterrorismo que se perpetran en Formosa, con el infame propósito de abortar dos poderosas y muy necesarias iniciativas (la instalación de la industria química Dioxitek, y la Central Nuclear CAREM) que de concretarse potenciarán el desarrollo y actuarán como impulsores de positivas transformaciones socio económicas en esa provincia.
Para tan deleznables propósitos, no solo actúan conocidos agitadores del ecoterrorismo, sino también políticos de muy bajo vuelo, que además de “creer” a sectores del fundamentalismo ecologista y “dudar” de un ente de prestigio mundial como la Comisión Nacional de Energía Atómica, no les hizo asco realizar campañas de desprestigio y de instalación de prejuicios ecoterroristas, en el propio parlamento de la hermana República del Paraguay.
¿Acaso esas acciones no encuadran como infames actos de traición a la patria?
En esas burdas acciones, incluso engañaron al propio obispo de Formosa, quien hasta ahora no tuvo el gesto –necesario sin duda- de reconocer con humilde honestidad, su grosero error y apresurada y nada fundamentada postura pública en el tema.
G 7 = EEUU, Canadá, Gran Bretaña, Francia, Alemania, Italia, Japón.
UE = Unión Europea.
C.P.N. CARLOS ANDRÉS ORTIZ
Experto en Energía
Analista de Temas Económicos y Geopolíticos