Jacob Goransky*
En la primera vuelta electoral la derecha brasileña logró imponer el balotage, ante el PT de Lula. Para evitar que le pase lo mismo, el gobierno de Kirchner debería profundizar los aspectos progresistas, nacionalistas y patrióticos de su programa. La Nación está en juego.
El escenario socio-político brasileño se consideraba favorable a un gobierno Lula fue obligado a ir a una segunda vuelta y debemos señalar que en un mes, o menos, la campaña de desprestigio mediático logró lo impensable: obligar a Lula a un ballottage. La montaron esencialmente en hechos de corrupción, aun cuando los gobiernos anteriores e inclusive el candidato opositor estuvieron enlodados con hechos mucho más graves; Lo lograron a pesar que el PT en solo 4 años produjo cambios positivos que el pueblo lo había valorizado.
nacionalista y patriota, con un apoyo explícito de: la izquierda orgánica, la central de trabajadores, los campesinos, amplios sectores de la clase media; clérigos e intelectuales de prestigio, todos llamaron al pueblo a votar a Lula; pero no fue suficiente.
Emir Sader en Página 12, conocidos los resultados electorales y ante la segunda vuelta señaló que: “en Brasil no está en juego seguir con las privatizaciones; tampoco la política respecto a los movimientos sociales, o la de alianzas en lugar de una política de subordinación a Estados Unidos; no se discute la política educativa o cultural, ni siquiera la de empleo o la de inversiones públicas. Emir Sader considera lo señalado pero precisa que lo que se juega en el ballottage es la inserción internacional de Brasil” y agrega:
“Con Lula se mantendrá la política que privilegia la integración regional y las alianzas sur-sur, que se oponen al ALCA en favor del Mercosur. Con Alckmin, se privilegiarán las políticas de libre comercio: el ALCA, la firma de un Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos, el aislamiento del ALBA y el debilitamiento del Mercosur, de la Comunidad Sudamericana, de las alianzas con Africa del Sur e India, y con el Grupo de los 20; con Alckimin se abriría definitivamente la economía del país a los grandes monopolios internacionales –estadounidenses, en particular– y se renunciaría a cualquier forma de regulación interna –de medio ambiente, moneda, políticas de cuotas, etcétera; se condenaría a Brasil definitivamente a la predominancia de las políticas de mercado, lo que significaría perpetuar las desigualdades que hacen de nuestro país el más injusto del mundo”.
¿Se puede dudar que en nuestro país, salvando diferencias, se juegan similares perspectivas?: Si en una semana la derecha se aproximó electoralmente al PT, es comprensible que los ánimos de la oposición al gobierno de Kirchner se hayan envalentonados.
¿Atento a ello no es explicable lo que acontece?: Hay hechos singulares que se suceden y obligan a reflexionar: desaparece Jorge Julio López, uno de los testigo principales en el juicio contra Etchecolatz; se multiplican las amenazas a jueces, fiscales y periodistas; recrudecen a un nivel insólito las acusaciones de altos dignatarios de la Iglesia, que ya venían de antes con el objetivo de hacer comprender a nuestro presidente la necesidad de detener el proceso de llevar a la justicia a los que se beneficiaron de la caída de las leyes de “Punto final y obediencia debida” y la de “indulto”. Bergoglio en Lujan convocó a “recuperar la memoria de cómo se vive como hermanos” y pidió “sacar toda la discordia de odio y envidia de los corazones”.
Al día siguiente de las elecciones en Brasil, la Iglesia va por más: el vocero del Arzobispado de Buenos Aires, Guillermo Marcó, advirtió que “si un presidente fomenta alguna cierta división, termina siendo peligroso para todos” y pidió dejar de “alentar odios y levantar el dedo acusador”; luego recibe a legisladores radicales que le plantean un objetivo similar con palabras diferentes, se suman Macri y el resto de la derecha. No se inmutan con la carta de Bignone y su exhorto a la juventud a que terminaran lo que ellos no pudieron; su aclaración de que se refería a mantener “la memoria completa” no aclara nada. Para la derecha todo sirve.
El “punto final” a la impunidad les abre un nuevo escenario para la confrontación; de diversas formas intentan que el gobierno renuncie a la penalización de los represores, y en esa campaña ya se pronuncian políticos que se auto erigen en custodios de la moral y ética, trayendo los ejemplos del Pacto de la Moncloa y la finalización del Apartheid en Sud África.
Se discute los rasgos personales del presidente con reiteradas acusaciones de autoritarismo; cualquier noticia es levantada para que la sociedad la considere como atentatoria a la democracia y a las instituciones: un asesinato, un accidente, los problemas en el hospital Francés, el fantasma de la crisis energética y de la falta de Gas Oil, son utilizados para sentar al gobierno en el banquillo de acusado, con lo que tienden un velo sobre los aspectos centrales que deberían ser el eje del debate político.
Ya un año antes de las elecciones presionan para que el gobierno abandone su política nacionalista y patriota. Lo menos que podemos decir es que la derecha recobró fuerzas y una derrota o una caída de Kirchner le parece posible.
¿Es exagerado pensar en que preparan un golpe institucional?;
Se impone otra respuesta de otra calidad y con mayor fuerza
Veamos el entorno nacional:
1. Disminuyeron marcadamente los niveles de desocupación, pobreza y exclusión; el índice de Gini invierte su tendencia declinante; no se trata, como intentan presentarlo, del trend propio, y posterior, a una grave crisis, se están creando condiciones para cambios profundos.
Las cifras son elocuentes: los niveles de consumo en el segundo trimestre subieron a una tasa del 14,2% interanual; y la inversión, según un estudio del Ministerio de Economía, explica el 44% del avance del PBI; las cifras invertidas en 2005-2006 ya son las más elevadas de los últimos años;
Hay cambios en la estructura productiva: la industria automotriz fabrica y exporta partes y productos terminados; una agro industria que atiende al agro desde los herbicidas hasta la fabricación de maquinaria y que abarca puertos y exporta productos elaborados; se genera la industria del software que exportó 170 millones de dólares en el 2004, 250 millones en el 2005 y para 2006 se proyectan 300 millones, cuando en el 2000 sólo totalizaron 25 millones de dólares; se reestructura la industria textil; son algunos ejemplos. Y algo insólito tenemos superávit fiscal y externo con agregados monetarios nunca alcanzados y estabilidad de precios con una política de ingresos exitosa.
Es evidente que el desenvolvimiento económico social del país es superior al de Brasil; los problemas que la oposición embandera como graves no resisten un análisis objetivo, se reiteran con augurios sobre un futuro incierto, desmentido por el presente.
Igualmente evidente es que ante ese escenario el gobierno debe tomar conciencia que la coherencia en la estrategia trazada que podríamos llamar de paso a paso, no importan su tamaño, ya no es suficiente; la suma de muy buenos índices en la economía deben tener un correlato en la política de cara a la sociedad.
El Presidente Kirchner debe aceptar que su manera de consolidarse acumulando poder para una gestión autónoma y soberana tiene los límites que le ponen los hábitos profundamente arraigados de los “aliados” que sumó: no puede seguir apoyando la CGT de Moyano y excluyendo la CTA; debe retornar a privilegiar al FPV en lugar del PJ, y a los “transversales” alejándose de los empresarios, políticos, intendentes, sindicalistas, que le facilitaron gobernar, y que hoy se han tornados en adversarios por su carencia de principios y su desinterés por ninguna otra cosa que beneficiarse de lo que representan;
El gobierno debe sacar conclusiones y redefinir una política que considere aquello que hizo posible el resultado de la elección brasileña, porque la oposición de izquierda y derecha ya orientó su accionar habida cuenta de ello.
Por primera vez en 50 años el país tiene una posibilidad cierta de superar la Argentina de la “decadencia” y emprender un camino de salvación nacional. Sin embargo esa posibilidad puede frustrarse por arriba y desde abajo. ¿Es posible pensar que al país se lo puede cambiar desde arriba y sin el apoyo activo del pueblo?; son los rasgos de la crisis las que impondrán el rumbo y de las respuestas que le de el Gobierno podremos apreciar sus principios y objetivos; lo hecho en lo Institucional es lo que me permite confiar en su visión de futuro;
Debemos diferenciarnos de quiénes se detienen en lo económico, político, o social, como áreas separadas, proponiendo medidas desde un análisis abstracto sin considerar el carácter de la crisis que vivimos. Es necesario y excluyente precisar que lo que la caracteriza es que los problemas que de ella emergen requieren todos y a un mismo tiempo una solución urgente e inmediata, y ello conduce que lo esencial de la política a seguir son la opción, el orden y la oportunidad en el que deben ser encarados. Hay que comprender hasta que punto están afectadas las instituciones propias de la Democracia y mismo las del capitalismo.
La responsabilidad de la izquierda y de la centro izquierda
En política se pueden cometer errores sin que tengan mayor trascendencia para el devenir de un país; no se pueden cometerlos cuando de ellos resultan consecuencias gravísimas para el funcionamiento institucional, poniendo en riesgo la paz, el bienestar de la sociedad y comprometiendo el futuro.
La “izquierda” arremete contra el gobierno ignorando las enseñanza de las elecciones en Brasil, sigue generando agrupaciones electorales y alimentando odio que en definitiva, y no pueden tener dudas acerca de ello, ayuda a la derecha .
Vivimos momentos difíciles y decisivos. Nuestro país vive la crisis más grave de su historia. La corrupción cultural y ética de los dueños del poder barrió la democracia y las instituciones republicanas. Barrió la economía y la política y como un agujero negro subsumió la sociedad. Una situación más grave que la de una posguerra; una bomba neutrónica destruyó las personas y el tejido social.
Es imprescindible comprender, y actuar en consonancia, que si no hay un cambio en la distribución del ingreso no podrán afianzarse las medidas encaradas, tanto por motivos éticos como económicos.
Los motivos éticos son los que generan consenso, hacen a los principios que defendemos y amparan nuestras acciones; los económicos son los que resuelven la contradicción entre una producción orientada a los sectores más pudientes (que es la que crece) y una capacidad de consumo siempre insuficiente a la que hay que satisfacer con urgencia porque se acaba el tiempo político y socioeconómico.
Hay que encarar urgente un nuevo sistema tributario; Recuperar capacidad de gestión de infraestructuras y servicios: explotación y exploración de petróleo y gas y transporte y distribución de energía; FFCC. ; AFJP; y el resto de las privatizaciones cuyos precios constituyen el costo argentino y afectan la productividad y competitividad del país; Actuar sobre sectores sensibles para la población como los Laboratorios Medicinales. Promover, en todos los ámbitos, la participación y el control popular; Democratizar, desburocratizar y descentralizar el Estado;
Nada es posible encarar sin confrontar con el Poder económico que vistiendo diferentes ropajes intenta desestabilizar la gestión del Gobierno. Infundir miedo es el arma más eficaz del poder. Nos estamos jugando la existencia de nuestra Nación y no hay otra opción que plantarse y frenar a los enemigos de adentro y afuera del país, de no hacerlo el intento se convierte en hecho consumado, otra arma eficaz del poder.
Como obligación ciudadana debemos presionar para efectivizar las tendencias que el Gobierno ha evidenciado. Hay que tener un protagonismo activo, no se trata de apoyar lo positivo y criticar lo negativo como se afirmaba antes, es mucho más que eso, se trata de apoyar la confrontación con el poder económico y político y con los intelectuales que aún creen que se puede resolver nuestra crisis sin confrontar.
Kirchner abrió la caja de Pandora y somos los que tenemos principios y queremos tener protagonismo, quiénes debemos, como obligación ciudadana, ayudar a que la esperanza se haga realidad.
Con la Globalización financiera y mundialización económica para los CTN (conglomerados transnacionales) no existen las fronteras y confrontan con los Estados- Naciones; en tal escenario defender la Nación es, en mi opinión, ser revolucionario y coincidimos con el gobierno que lo proclama como un objetivo prioritario. Ser consecuente con ese objetivo lo conducirá cotidianamente a enfrentar a quienes quieren subordinar nuestro país a sus intereses y volver al pasado.
* Jacob Goransky: Ingeniero, especializado en temas de economía política, ideólogo, escritor.