CARLOS MENDOZA* Lo que está en juego el 28 de junio Ante la ofensiva de la derecha, se juega la continuidad y eventual profundización de la política neokeynesiana, de derechos humanos y latinoamericanista, o un retorno al conservadorismo neoliberal.
Empezaré por la conclusión: Apoyo las listas encabezadas por los compañeros Martín Sabbatella, en provincia de Buenos Aires y Carlos Heller en la ciudad de Buenos Aires y, por supuesto, me opongo en todos los distritos electorales a las listas de las coaliciones entre Carrió, radicales y cobistas y entre el macrismo y el pejotismo disidente. A continuación desarrollo el porque. Es cierto que esta es una elección legislativa y no presidencial, por lo que debemos prestar mucha atención a los candidatos a diputados que votamos. Pero también es cierto que hay mucho más en juego que eso: Está considerablemente en juego el modelo de gobierno para nuestro país. La continuidad del modelo neokeynesiano y su eventual profundización, o el retorno al modelo neoliberal.
En cuanto a la alternativa de superar desde una concepción progresista el modelo de gobierno kirchnerista, dependería de haber construido desde abajo, entre las organizaciones sindicales, sociales, políticas y culturales progresistas, el movimiento, o espacio socio-político, plural y participativo, que es condición indispensable si se quiere superar por izquierda y de manera esencial lo hecho por el kirchnerismo. En esto hemos tratado siempre de aportar desde Tesis 11. Así las cosas, si la suma de diputados oficialistas y progresistas, que puedan acordar para asegurar el quórum y los votos necesarios para apoyar proyectos favorables al interés popular, resultara insuficiente, lo que se vendría sería un penoso y extremadamente difícil período hasta las elecciones presidenciales del 2011, para las cuales la derecha quedaría así bien posicionada. Basta ver lo que dicen y hacen los referentes de las dos coaliciones opositoras, neoradical y macrista-neopejotista, para entender lo que se vendría si logran mayoría en las cámaras. Se empujan para hacer profesión de fe en defensa de los intereses económicos más concentrados: La Carrió, diciendo que «si para defender la libertad de expresión tengo que defender los monopolios dueños de los medios, defiendo los monopolios»; Macri, De Narváez, el oportunista y advenedizo Solá y la Carrió, escandalizándose porque el gobierno soberano de Venezuela, cumpliendo democráticamente con el programa que prometió al pueblo que lo votó, estatizó siderurgias estratégicas, donde tiene intereses el monopolio internacional Techint.
Todos ellos llorando lágrimas de cocodrilo en «favor» de los jubilados, porque el gobierno, en la mejor decisión del período de Cristina, estatizó los fondos jubilatorios, sacándoselos a los grupos financieros internacionales, que los manejaban en su propio interés, para usarlos ahora para obra pública, financiación del consumo, financiación blanda de viviendas particulares y otras medidas contracíclicas, ante la crisis económica mundial, todo bajo control parlamentario y de las propias organizaciones de jubilados. Todos ellos cortejando servilmente a los sectores más reaccionarios «del campo», la SRA y CRA, porque el estado, mediante las retenciones, se queda con una parte menor de la renta extraordinaria de la tierra y la usa para impulsar su proyecto, que pretende un desarrollismo con mayor inclusión social. La Carrió proponiendo, por sugerencia de su candidato Prat Gay, eliminar las retenciones a las exportaciones agropecuarias y compensar el correspondiente agujero fiscal pidiéndole nuevamente prestamos al FMI y así de seguido.
Pero también hay declaraciones muy preocupantes desde sectores presuntamente de centroizquierda y de otros que desde el PJ apoyan al gobierno. Tal es el caso de Hermes Binner, quién propone suspender las retenciones por 180 días, para «ver luego que se hace». Todo esto con el argumento coincidente con el remanido de la gran burguesía de que hay que dar un «shock de confianza» ¿Y el agujero fiscal que eso produciría? Si lo que quisiera Binner es favorecer a las PYMES agropecuarias, entonces se podría más bien esperar de su lado una propuesta del tipo de aumentar las retenciones a los grandes pools sojeros y grandes explotaciones en general y disminuirla al mismo tiempo a las pequeñas y medianas. Otra declaración preocupante fue la del secretario general de la CGT, Hugo Moyano, que a propósito de la soberana estatización de empresas siderúrgicas del grupo Techint, por el gobierno Venezolano, comentó que «Perón no nos enseñó a estatizar».
Más bien pareciera que Moyano no ha aprendido ciertas lecciones del primer gobierno peronista, cuando se estatizaron en general las empresas estratégicas y se crearon otras en manos del estado. Como he dicho en varios artículos anteriores, creo que este gobierno burgués, neopopulista, moderadamente reformista, claramente procapitalista, convencido partidario de la conciliación de clases, ha hecho por el campo popular mucho más que cualquier otro gobierno desde 1955 hasta aquí. Hay quienes lo critican y se le oponen desde la izquierda, como el querido compañero Pino Solanas, supuestamente por una serie de razones: Porque le saca parte de la renta de la tierra «al campo», pero no se la saca a la explotación minera y a la actividad financiera. Porque estatiza AYSA, Correo Argentino, el espacio radioeléctrico, la fábrica de aviones de Córdoba o la papelera Massuh, pero no estatiza YPF.
Porque incluye en el régimen jubilatorio a 1.800.000 argentinos, que no se podían jubilar, pero no establece una asignación universal por hijo. Porque a través del ANSES designa representantes del Estado en los directorios de empresas monopólicas donde las AFJP habían invertido dinero de los jubilados, pero no nacionaliza el capital monopolista extranjero. Porque le da un reconocimiento de hecho a la CTA, por ejemplo incluyéndola en el Consejo del Salario Mínimo, pero no le otorga la personería gremial, Y así de seguido. Francamente no entiendo esta posición maximalista con respecto al gobierno. No porque no comparta que habría que hacer todas esas tareas progresistas pendientes, sino porque, por una lado el gobierno, aun suponiendo que esas tareas hubieran formado parte de su programa, lo cual no es el caso, no habría tenido la relación de fuerzas necesaria para llevarlo a cabo y, por otro lado, porque no pienso que porque no se cambie todo no se cambia nada.
Al gobierno Kirchnerista no hay que criticarlo por no llevar a cambio un programa revolucionario, que jamás prometió, ni forma parte de su ideología, sino por sus inconsecuencias y errores en el cumplimiento de su propio programa reformista. Ha expuesto reiteradamente que su objetivo de construir un «capitalismo normal», incluye un fortalecimiento y elevación de la calidad institucional. Y ha hecho cosas importantes en ese sentido, como la renovación de la Corte Suprema, la reinstauración de las paritarias y el Consejo del Salario Mínimo, su política de derechos humanos, que incluye la no represión de la protesta social y otras. Sin embargo, desde su pragmatismo, ha caído en muy serios errores, de los cuales podemos dar algunos muy notorios ejemplos: Manipulación de los índices del INDEC, supuestamente para limitar el crecimiento de la parte de la deuda externa nominada en pesos (que se reajusta por el índice de precios al consumidor de Capital y Gran Buenos Aires), lo cual ha generado muchos problemas a la economía y desacreditado gravemente a esa indispensable institución.
Manipulación del cronograma de elecciones para legisladores nacionales, por pura especulación electoral (tal como también hizo previamente el macrismo en las elecciones para legisladores en la Ciudad de Buenos Aires). Manipulación del espíritu de la ley electoral, instaurando el impresentable método de las candidaturas «testimoniales», donde los candidatos no asumirían, si son elegidos, sino otros que por supuesto la mayoría de los ciudadanos no lograría identificar, lo cual atenta asimismo contra la calidad parlamentaria. Desde ya que los sectores opositores de derecha han hecho y hacen manipulaciones similares, pero esto no justifica a quienes dicen querer contribuir a construir una democracia con instituciones más ricas y previsibles y caen en tales muy serias contradicciones.
A la larga, no se consiguen buenos fines mediante malos medios. Ese tipo de cosas le enajena al gobierno sectores progresistas y muchos integrantes honestos de capas medias, que tienen rechazo por tales manipulaciones y que en anteriores oportunidades votaron por el kirchnerismo, como en 2005 y 2007. Pero sobre todo, estas manipulaciones afectan seriamente el interés de los trabajadores y demás sectores populares, cuya principal herramienta para defender sus derechos, ante los enormes intereses económicos concentrados, incluidos los medios, son precisamente las instituciones de la democracia. Tampoco hay que criticar a los Kirchner por no haber convocado a la construcción de un amplio movimiento sociopolítico participativo, como el PT en Brasil o el Frente Grande en Uruguay, ya que nunca se plantearon eso y además no es tarea de dirigentes burgueses reformistas, sino de las organizaciones progresistas del campo popular.
En cambio, si se los debe criticar por sus propias contradicciones en su metodología de construcción política para su propio proyecto. Al comienzo de su gobierno, Nestor Kirchner empezó correctamente caracterizando a los partidos tradicionales, particularmente PJ y UCR, como «cáscaras vacías» de contenido y proponiendo creativamente la construcción «transversal» de un amplio espacio político de centroizquierda, con quienes vinieran de aquellos partidos y de otros y con organizaciones sociales, culturales y personalidades independientes. La separación política de la ciudadanía en centroizquierda y centroderecha, permitiría un mayor participacionismo ciudadano en función de diferentes programas y métodos de acción política, lo cual suponía un aporte a la elevación de la calidad institucional democrática.
Demostraron que esto era posible cuando enfrentaron y derrotaron nada menos que al aparato del PJ de la provincia de Buenos Aires, por entonces hegemonizado por los Duhalde. Pero, tal vez por su metodología de dirección personalista y vertical, o por desconfianza en las construcciones basadas en consensos horizontales entre mucha organizaciones, Nestor Kirchner terminó refugiándose en el PJ y apoyándose en el aparato de sus gobernadores e intendentes, enajenándose así muchos sectores y personalidades que habían apoyado aquella idea renovadora de la transversalidad, tales como el importante movimiento social «Libres del Sur» y otros. Esto también le ha enajenado sectores de capas medias, que originariamente apoyaron al oficialismo, como en aquellas elecciones del 2005.
Se podrá decir que, como hecho contradictoriamente positivo, muchos dirigentes de derecha han emigrado del PJ oficial al pejotismo disidente, pero esto es un bien modesto logro comparado con el ambicioso proyecto de construir un vasto sector plural de centroizquierda y liquidar las «cáscaras vacías» constituidas por los partidos tradicionales vaciados de contenido del bipartidismo. Creo que desde el progresismo, la posición justa consiste en construir política desde una posición independiente y autónoma respecto del actual gobierno reformista, reconociendo su política neokeynesiana, que ha restaurado el rol interventor del estado, apoyando sus logros económicos y sociales internos, su política de derechos humanos y su política exterior militantemente latinoamericanista, defendiéndolo de la derecha, pero criticando sin concesiones sus errores, falencias y limitaciones, mostrando la necesidad de ir mucho más allá en el programa de medidas en favor de los sectores populares, pero, sobre todo, construyendo la relación de fuerzas necesaria para hacerlo posible. Desde esta posición independiente y autónoma, entre otras cosas se pueden hacer alianzas con el actual oficialismo.
Con sólo criticar las limitaciones de un gobierno reformista, sin reconocer sus progresos, lo único que se consigue es aislarse de los sectores populares. En cuanto a la construcción de una relación de fuerzas mucho más favorable a los sectores populares que la actual, esto supone la construcción sociopolítica plural, unitaria y participativa de la que se han hecho solo intentos parciales en nuestro país, de las cuales la más importante fue el Frente Nacional Contra la Pobreza. Debemos permanentemente persistir en este fundamental asunto, si queremos ir mucho más allá para el interés popular de lo que se podría actualmente. En ese sentido, en este proceso electoral han aparecido auspiciosos frentes electorales progresistas entre organizaciones sindicales, sociales, políticas, culturales y personalidades independientes, tales como Nuevo Encuentro en provincia de Buenos Aires y Encuentro Popular para la Victoria en la ciudad de Buenos Aires, a los que apoyo y me referiré a continuación: El frente Nuevo Encuentro, en la provincia de Buenos Aires, está integrado por el Encuentro por la Democracia y la Equidad encabezado por el actual intendente de Morón (en licencia por la campaña electoral) Martín Sabbatella, de reconocida gran labor como intendente, candidato a primer Diputado Nacional.
La gran mayoría de la Central de Trabajadores Argentinos de la provincia de Buenos Aires y que ha recibido el explícito apoyo de su actual secretario general Hugo Yasky y del anterior Víctor de Gennaro, y llevará como representante en la lista a la sindicalista Graciela Iturraspe, candidata a segunda Diputada Nacional. El Movimiento Libres del Sur, liderado en la Provincia de Buenos Aires por Jorge Ceballos, quien será candidato a tercer Diputado Nacional. El partido SI (Solidaridad e Igualdad), quien será representado en la lista por Carlos Raimundi, y otras organizaciones y personalidades provenientes de diversos espacios del progresismo. El frente Encuentro Popular para la Victoria, en la Ciudad de Buenos Aires, está integrado por más de veinte partidos, corrientes y organizaciones progresistas, entre las que podemos mencionar al Partido Solidario, cuyo principal referente, Carlos Heller, es candidato a Primer Diputado Nacional, Proyecto Popular, cuyo dirigente Gabriel Fucks (presidente de Cascos Blancos) va en tercer lugar a Diputado Nacional, Frente Grande, Proyecto Popular, Comunista, Humanista, Intransigente, Frente Transversal, Movimiento Evita, Comunista Congreso Extraordinario, Iniciativa Socialista, De la Gente (evangelistas), Espacio de Articulación Popular, cuyo dirigente sindicalista de CETERA, de la CTA, Francisco «Tito» Nenna, es candidato a Primer Legislador en la ciudad, Unidad Socialista, Corriente Martín Fierro y otras organizaciones.
Este frente está integrado también por el PJ de la Ciudad de Buenos Aires, que coloca al dirigente judicial de la CGT, Julio Piumato, como candidato a tercer Diputado Nacional. Entre otros apoyos, este frente cuenta con el de los secretarios generales de la CGT, Hugo Moyano, y de la CTA, Hugo Yasky. En ambos frentes hay organizaciones y candidatos del campo progresista, que representan mucha más garantía de que defenderían en la legislatura los aspectos positivos concretados por el gobierno de los Kirchner y trabajarían para profundizarlo, que muchos de los diputados del PJ y de los radicales K, que suelen guiarse por sus intereses políticos personales más que por cuestiones ideológicas y programáticas. Ya hemos visto muchas veces como transitan de unos espacios a otros, buscando posicionarse al lado de quien tenga más poder y les ayude a mantener sus poderes territoriales.
Las organizaciones progresistas de ambos frentes tienen mucho en común, para trabajar con vista a integrar un espacio común futuro, conjuntamente con otros sectores progresistas, como por ejemplo los que apoyan la lista encabezada por Pino Solanas. De cualquier manera, resulta muy importante que aumente el número de legisladores progresistas, particularmente en el Congreso Nacional, dado que se viene una agudización de la lucha política, ya sea por mantener el modelo actual neokeynesiano y profundizarlo o por retroceder hacia un conservadurismo neoliberal.
*Carlos Mendoza: Ingeniero, especializado en temas de economía política, escritor, miembro del Consejo Editorial de la Asociación Civil-Cultural Tesis 11.