(nacional/internacional/teoría)
Carlos Mendoza*
Desmistificación del argumento derechista de que “el mundo” y “los mercados” no les creen a los gobiernos progresistas que aplican políticas alternativas al neoliberalismo. Ejemplos concretos que indican el éxito de políticas alternativas al neoliberalismo. Necesidad para los sectores populares de desarrollar una activa batalla ideológica sobre este tan influyente asunto.
Entre los argumentos esgrimidos por la ideología neoliberal de los sectores dominantes de la economía nacional y mundial, hay uno de principal importancia en la formación de “sentido común” en los ciudadanos, es el que manifiesta que supuestamente “los mercados” y “el mundo” no les creen a los gobiernos populares y que por eso no “invierten” en países gobernados por espacios políticos que ellos denominan, con intento descalificador, “populistas”. Es lo que incluso dijo el presidente Macri el lunes posterior a las PASO.
Esto ha calado hondo en el “sentido común” de vastos sectores de la población en todo el mundo capitalista, particularmente en los sectores que por su situación de clase, es decir por su inserción socio económica, son más permeables a este argumento, como burguesía y capas medias, aunque incluso en sectores minoritarios de trabajadores.
Se trata entonces de un problema de singular importancia en la disputa ideológica para los espacios políticos progresistas que intentan representar los intereses de los trabajadores y demás sectores populares.
La cuestión es si tiene asidero el argumento propagandístico neoliberal mencionado. En tal sentido hay que empezar por desentrañar que cuando hablan de “los mercados” y del “mundo”, en realidad se refieren a la parte de los mercados que se dedican específicamente a la especulación financiera. Y, en efecto, dicho sector ve negativamente afectado sus intereses por los gobiernos que representan el interés de los sectores populares y en general aplican regulaciones económicas de tipo keynesiano en los diferentes sectores de la economía, como ser comercio exterior, cambiario, financiero, circulación de capitales, precios en el mercado interno, salario mínimo, jubilaciones y otros y, muy particularmente, tratan de evitar la especulación financiera, que es lo que más perjudica a esos sectores que se dedican precisamente a esa actividad parasitaria.
El tema es que el capitalismo en su actual fase, denominada neoliberal, necesita crecientemente de la especulación financiera como forma de redistribuir en su favor la renta producida por el trabajo humano en la producción y circulación de bienes y servicios. Esto se debe a que en las actividades productivas, comerciales y servicios no financieros, que también concentran los oligopolios, hay una estructural tendencia a la caída de la tasa de ganancia, intrínseco problema del capitalismo que con el desarrollo tecnológico suplanta trabajadores por máquinas cuando es el trabajo humano el que genera valor, parte del cual toma la forma de ganancia con la que se rentabiliza el capital invertido. Se invierte crecientemente más en medios materiales que en trabajadores, siendo estos los que generan el valor que rentabiliza el capital invertido lo cual genera la tendencia a la caída de la tasa de ganancia. Este proceso se ha acelerado con el advenimiento de la revolución informacional, donde no solo se reemplazan funciones de la mano humana sino también del cerebro. Los oligopolios multinacionales contrarrestan esto obteniendo ingresos mediante la parasitaria especulación financiera. (Se puede ver estadísticas de la tendencia a la caída de la tasa de ganancia en diversos países y períodos mediante el siguiente enlace: https://www.tesis11.org.ar/tasa-de-ganancia-en-varios-paises-en-largos-periodos-de-tiempo/)
Por eso es muy importante para los sectores oligopólicos preconizar que los gobiernos desregulen la economía, para permitir la especulación financiera. Además impulsan medidas tales como la flexibilización laboral, para aumentar la explotación de los trabajadores y aumentar así ganancias en sus actividades en la producción y circulación de bienes y servicios, o privatizar el sistema jubilatorio para hacerse de esa potencial fuente de rentas financieras.
De ahí que los oligopolios, mediante los espacios políticos de derecha que los representan, con los medios de comunicación que les pertenecen, las nuevas tecnologías y métodos de la revolución informacional y la hegemonía que tienen en los poderes judiciales de los países, desarrollan una agresiva difamación y persecución contra los espacios políticos y dirigentes que no se subordinan a la lógica de sus intereses.
Los oligopolios desacreditan las políticas estatales regulatorias de la economía con el falaz argumento de que el capitalismo solo puede desarrollarse en condiciones de total “libertad de mercado”. En realidad, el muy pro-capitalista economista inglés John Maynard Keynes, en los años 30 del siglo pasado ya había demostrado fehacientemente que aun en condiciones de libre competencia, con multitud de empresas por rama, el mercado era incapaz de autorregularse y que era indispensable la regulación estatal para un crecimiento económico capitalista mínimamente equilibrado. Tanto más cierto es esto en esta época de oligopolización del sistema capitalista, donde si al mercado no lo regula el Estado quienes lo regulan son los monopolios y, para peor, con su sector financiero especulativo, principalmente bancos y fondos de inversión financiera. Esto equivale a meter un zorro en el gallinero para que cuide las gallinas…
El resultado económico social de crecimiento, industrialización, inclusión social, desendeudamiento y política exterior independiente de los gobiernos progresistas que han gobernado países de América Latina en las últimas décadas, aplicando políticas neokeynesianas con fuerte intervención estatal, demuestran la falsedad de los argumentos neoliberales. En cambio, la aplicación de las políticas neoliberales, por ejemplo en países de desarrollo medio, semiindustriales, como nuestro país o Brasil, han generado sistemáticamente, crisis, endeudamiento y grave aumento de la desocupación, la pobreza y la indigencia, como bien podemos ver con el actual gobierno de Macri.
Un muy destacado ejemplo de aplicación altamente exitosa de políticas alternativas, no solo al neoliberalismo sino al propio capitalismo, lo da China, que ha crecido ininterrumpidamente a tasas del 6,5% al 10% anual, en los últimos cuarenta años, con notable modernización, desarrollo científico técnico y permanente elevación del nivel de vida de la masa de trabajadores y campesinos, al punto que en el año 2020 tiene previsto terminar con los últimos resabios de pobreza, lo cual es particularmente asombroso en un país de 1.400 millones de habitantes. Y todo esto lo han realizado con la parte principal de la propiedad de medios de producción y circulación de bienes y servicios en manos del Estado y de cooperativas, con empresas mixtas donde el Estado detiene el 51% de las acciones y donde el conjunto de la economía, incluyendo la parte privada, está regido por una fuerte regulación estatal y una planificación estatal quinquenal.
El neoliberalismo, fase actual del capitalismo, consiste objetivamente en aplicar criterios económicos de libertad de mercados, propios de la etapa denominada de la “libre competencia”, en esta etapa de oligopolización y globalización del capital, a los efectos de permitir la especulación financiera y la pérdida de derechos de los trabajadores para aumentar su explotación. Esto hace ver claramente el carácter solo histórico del sistema capitalista, en el sentido de que no es el sistema “natural” de organización de la sociedad humana, sino solo una etapa histórica de su desarrollo y que se van generando aceleradamente la necesidad y las condiciones objetivas para su superación, aunque esta no se producirá si no se dan también las condiciones subjetivas, es decir si los trabajadores y demás sectores populares no toman conciencia de la situación y actúan en consecuencia para la construcción de un sistema de un carácter social cualitativamente más elevado. (Se puede acceder a un trabajo sobre la evolución y profundización progresivas de las crisis capitalistas mediante el siguiente enlace: https://www.tesis11.org.ar/las-crisis-historicas-del-sistema-capitalista-la-crisis-sistemica-actual-sus-causas-inmanentes-y-las-propuestas-superadoras/ )
*Calos Mendoza, ingeniero, especializado en temas políticos y de economía política, escritor, miembro del Consejo Editorial de Tesis 11.
Muy interesante el artículo. Para fortalecer tu argumento sobre la inversión extranjera directa IED se puede comparar el promedio de IED en el gobierno de Cristina que fue mayor al promedio de IED durante el gobierno actual. Con respecto a China, durante muchos años más del 90 % de la IED mundial la recibía dicho país.
El blog INFORMACION ALTERNATIVA reprodujo este artículo:
“Los mercados”, “el mundo” y los gobiernos populares – Información Alternativa
bloginformacionalternativa.wordpress.com/2019/10/…x
192.0.85.133
¡Excelente artículo!
Carmen
Muy bueno! Me pareció super claro y clarificador!