El costo de vida, los planes de ajuste y el congelamiento de salarios colocan en el centro de la escena política y reivindicativa a los sindicatos que vuelven a ser imprescindibles herramientas para defender derechos y salarios.
Los países centrales de Europa hace tiempo que han dejado de ser Estados de Bienestar para sus ciudadanos y llevan adelante políticas neoliberales en toda la regla. Los ajustes – léase recortes – en salud, educación, seguro social, jubilaciones y seguridad a los sectores más débiles vienen profundizándose, junto con una política migratoria restrictiva, expulsiva y represiva, desde la década del 80 y ahora se lanzan voraces contra los trabajadores y trabajadoras.
Millones de ciudadanos ganaron las calles en las últimas semanas en Gran Bretaña, Francia, España y Portugal. Solo en Francia más de 10 millones de personas manifestaron, a través de huelgas y manifestaciones, contra
la reforma regresiva del sistema de jubilaciones que intenta imponer el gobierno de Macron.
En Inglaterra, maestros, profesores, trabajadores ferroviarios, enfermeras y personal de ambulancias organizaron huelgas y manifestaciones en reclamo de mejoras salariales. Todos estos rubros vieron recortados sus ingresos por la inflación en alimentos y energía.
España también se movilizo bajo la consigna “Madrid se levanta y exige sanidad pública y soluciones al Plan de Atención Primaria”, donde decenas de miles de personas participaron en una marcha en defensa del sector, sofocado por la falta de personal y recursos que sufre la región de Madrid.
Portugal marcho bajo la dirección de la principal central obrera del país, donde escuelas, salud pública y ferrocarriles fueron los sectores más movilizados por una huelga organizada por la organización sindical que exige aumentos salariales y del monto de las jubilaciones.
En los cuatro países, como en toda Europa en general, los sectores en crisis son los mismos: salud, educación pública, transportes, jubilaciones y salarios. La inflación se disparó con la pandemia y la guerra en Ucrania, poniendo de manifiesto la especulación de los sectores empresariales que intentan, como siempre y en cualquier país del sistema capitalista actual, descargar la crisis sobre los hombros de los trabajadores y los más humildes.
En Europa durante la pandemia, en los servicios públicos, sobre todo el sector de la salud, demostró cómo las políticas neoliberales habían desmantelado los sistemas sanitarios.
Los gobiernos europeos, en sintonía con los organismos multilaterales de crédito – FMI; Banco Mundial, etc…- continúan adelante con sus intenciones de aplicar estos programas de ajuste neoliberal desoyendo a los pueblos que se resisten a ser variables de ajuste.
Los sindicatos europeos fijaron para el próximo 7 de marzo una huelga general que resista esta ofensiva patronal y gubernamental contra sus derechos.
El costo de vida, los planes de ajuste, el congelamiento de salarios y la aptitud desaprensiva, de desprecio hacia los derechos de los demás, de los gobiernos y Partidos Políticos europeos desacoplados de las masas populares y sus intereses (desde la ultraderecha más
recalcitrante, pasando por los socialdemócratas hasta las derechas más tradicionales) que hacen oídos sordos a los reclamos de los pueblos y que fruto de ello están colocando en el centro de la escena política y reivindicativa a los sindicatos que vuelven a ser imprescindibles herramientas para defender derechos y salarios.
*Por Pascual Manganiello