Por Gerardo Codina*
Las elecciones porteñas se presentan como el escenario anticipatorio de los próximos años del país. Así cobran un relieve inusitado para los equilibrios de poder nacional. Junto con Santa Fe, la ciudad se convierte en uno de los dos grandes distritos electorales a ser disputados por dirigentes provenientes del riñón kirchnerista.
Un análisis de las elecciones de las Juntas Comunales.
Cuando empezaban a agotarse los plazos, el Jefe de Gobierno porteño definió la fecha en la que se elegirá su sucesor. Los habitantes de la Ciudad de Buenos Aires decidirán el próximo 10 de julio quién será el próximo Jefe de Gobierno, los nuevos legisladores locales y además, quienes conformarán las futuras Juntas Comunales.
La separación de las elecciones de autoridades territoriales y las nacionales siempre respondió a la misma lógica. Aislar la ciudad de los procesos políticos nacionales. Esta vez parece difícil. Una intención similar alimentó la dirigencia catamarqueña cuando adelantó diez meses la elección de los gobernantes que habrán de asumir el 10 de diciembre, pero fueron igualmente avasallados por el fenómeno político que domina la escena nacional. Lo mismo ocurrió en Chubut.
El afianzamiento del kirchnerismo como corriente nacional predominante, fue en gran medida el resultado de la resistencia posterior al conflicto desatado con la patronal agraria por la aplicación de la Resolución 125, que hacía móviles las alícuotas de las retenciones a las exportaciones de granos. La decisión de la presidenta Cristina Fernández de profundizar el proceso de cambios iniciado por su marido, dando pasos como la nacionalización de las AFJP, la reestatización de Aerolíneas, la nueva Ley de Medios Audiovisuales, el establecimiento de la Asignación Universal por Hijo o la consagración del matrimonio igualitario, blindó al Gobierno nacional con una masa movilizada de adherentes que lo distingue de cualquier otro sector político.
A la inversa, el macrismo, que simbolizaba la esperanza de la derecha nacional, se fue deteriorando con el paso del tiempo y las muestras acumuladas de incapacidad política para intervenir en el conflicto social. Así las cosas, por mayores esfuerzos que realicen los dirigentes del PRO para diferenciar la decisión de la Ciudad de Buenos Aires de la que habrá de tomarse en octubre a nivel nacional, todo indica que las porteñas y porteños apostarán por la consolidación del proceso abierto en mayo del 2003 y buscarán fortalecer políticamente a la Presidenta de la Nación.
Este cuadro político encuentra al kirchnerismo porteño como la principal oposición local y con fuertes chances de asumir el recambio gubernamental. Esta circunstancia alimentó la importancia de la definición por el candidato a Jefe de Gobierno que postularía el kirchnerismo. Filmus, Tomada y Boudou fueron los principales candidatos a suceder a Macri. Finalmente el oficialismo será representado, como es sabido, por una fórmula integrada por los dos primeros.
Filmus es senador nacional y ha sido contrincante del gobernante porteño cuatro años atrás, cuando fue superado en el ballotage. El segundo es Ministro de Trabajo del gobierno nacional e integra el núcleo fundacional del kirchnerismo desde 1998. En cuanto al tercero, es conocida su trayectoria como administrador del ANSES y como Ministro de Economía en la última etapa. Sus méritos individuales fueron opacados por la certeza del que el factor primordial en la definición electoral será la consolidación del proceso político nacional. La mayoría de los electores quiere acompañar a Cristina Fernández y robustecerla en su capacidad de conducir la Nación. Tal es así que la Presidenta tiene mayor intención de voto en el distrito que cualquiera de sus potenciales candidatos a reemplazar a Macri.
El dato tiene su importancia. Con Santa Fe, la ciudad de Buenos Aires es el primero de los grandes distritos electorales del país en ser disputados por representantes surgidos del riñón kirchnerista. El fenómeno político surgido en Santa Cruz se había hecho fuerte en los últimos años en bastiones históricos del peronismo. Sólo ahora con Cristina es capaz de contender en territorios refractarios al proyecto popular nacional.
Además, las Comunas.
En el medio, el diablo metió la cola. Las Comunas aparecen desdibujadas en una elección nacionalizada y además, carecen de los instrumentos legales necesarios para asumir la plenitud de sus funciones. La gestión actual incumplió las normativas vigentes y no ha sido mínimamente capaz de anticipar un programa de transferencia de competencias, como era su deber. De esta forma, mucho dependerá de la habilidad de las futuras autoridades comunales para impedir que se trate de una nueva frustración colectiva. Cuestión que resalta la significación de la selección de candidatos que realicen los diferentes sectores políticos, pensando en un horizonte institucional crítico.
Con la elección de las primeras Juntas Comunales comenzará un intenso proceso de reforma del Estado local, previsto por su Estatuto, sancionado en 1996. Se trata de la descentralización de las políticas públicas, contrariando una tradición que se remonta a la época colonial. Nunca Buenos Aires tuvo instancias descentralizadas de planeamiento, ejecución y control de las acciones municipales.
Al principio, esto se correspondía con el tamaño de la localidad. Pero el pasaje del siglo XIX al XX alumbró una urbe que se fagocitó los municipios bonaerenses vecinos y concentró a un tercio de la población nacional. Si desde 1947 la población radicada en el espacio de la Capital Federal no ha crecido, en torno suyo se multiplicó un tejido urbano compacto y cada vez más denso, que se extiende en un radio de 60 kilómetros, absorbiendo los territorios adyacentes.
Esto significó con el tiempo una complejización de la escala de problemas y la superposición de jurisdicciones nacionales, provinciales, porteñas y municipales bonaerenses. En particular, la gestión de la Ciudad tiene que atender la circunstancia de que es escenario de la actividad económica de millones de personas que no viven en ella.
Con el tiempo esta escala de problemáticas, dejó en el abandono las cuestiones de proximidad, que afectan a los que habitan y a los que utilizan el espacio de la Ciudad. Este nivel propiamente municipal y barrial será el que deberán ocupar las futuras Comunas.
La nueva institución incluye varias novedades. La primera es que la encabezará un Ejecutivo colegiado y pluripartidario. En efecto, las Juntas Comunales tendrán siete miembros, designados en proporción a los votos que obtengan las diferentes fuerzas políticas participantes. Esas Juntas entonces, contarán con un Jefe Comunal, que representará jurídicamente a la instancia y seis miembros. La que más votos obtenga, será la que asumirá la principal responsabilidad, en la persona de quien encabece esa lista.
El resto de los miembros de la Junta Comunal también tendrá funciones ejecutivas. Algunas de ellas asignadas por la Ley Orgánica de Comunas y otras que cada organismo definirá por si. Por ejemplo, organizar y asegurar la participación ciudadana en los procesos de formación de las decisiones de las Juntas, o conducir un cuerpo propio de inspectores que realicen el Control Comunal, son tareas específicas a desempeñar por integrantes de la Junta. También la conducción de las tareas de mantenimiento urbano de las vías secundarias de tránsito y el cuidado de los espacios verdes que existan en el territorio comunal, tendrán al frente a funcionarios electos por el voto popular. Otras funciones dependerán de las prioridades que surjan de la agenda de cada territorio y serán posibles de asignarse temporalmente.
El otro pilar institucional de las Comuna será el Consejo Consultivo Comunal, integrado por todas aquellas entidades o personas interesadas en las problemáticas del lugar, con el objeto de emitir opinión, generar proyectos y controlar el accionar de las autoridades comunales. Esta instancia específica de democracia participativa, intervendrá en la formulación del proyecto de presupuesto anual de la Comuna y canalizará las inquietudes de la población barrial.
La Ciudad se dividió en 15 Comunas de aproximadamente la misma cantidad de habitantes, unos doscientos mil. El mismo número indica que no se trata de conglomerados pequeños y algunas anexan la heterogeneidad de diferentes barriadas, con problemáticas específicas. Todas ellas tendrán que darse un nombre formal, pues la Ley que las crea les asigna un número como identificación. Claro que para algunas, esa será una tarea sencilla pues abarcan un solo barrio. Es el caso de Recoleta, Palermo o Caballito. El resto, deberá usar la imaginación y construir consensos entre sus vecinos.
Otro asunto pendiente es el de los futuros Centros Cívicos de la Comunas. El macrismo fue coherente con su negativa a cumplimentar la Ley de Comunas y no tomó ninguna previsión al respecto, hasta el punto que algunas Comunas carecen de sede para su funcionamiento, a 7 meses de entrar en funciones. Pero más allá de eso, las actuales oficinas de los Centros de Gestión y Participación Comunal (CGPC), correspondiendo a su lógica de oficinas desconcentradas de atención del gobierno central, no se encuentran, salvo excepciones, en lugares céntricos de las nuevas Comunas.
El escenario político futuro
La ausencia de resguardos respecto del escenario institucional futuro y la circunstancia de que los Jefes Comunales resultan electos en primera vuelta, complicará la próxima gestión porteña. En efecto, todo indica que el macrismo no podrá retener la jefatura de gobierno porteña. Para ello debiera obtener un voto más que el 50 % de los sufragios emitidos en la primera vuelta. Algo que ningún observador le adjudica. En su defecto, para el caso que sea primera minoría, deberá competir en segunda vuelta con su contrincante mejor posicionado. La mayoría de los analistas concluyen que los ánimos colectivos no están mayoritariamente disponibles para revalidarle mandato al macrismo.
Si así fuera y conservase su condición de primera minoría el PRO, se enfrentaría la circunstancia de muchos Jefes comunales emergentes de esa fuerza, convergiendo en un ambicioso proceso de descentralización con un liderazgo totalmente ajeno. A la inversa, el futuro Jefe de Gobierno de la Ciudad, tendrá asociados a referentes macristas en muchas Comunas.
Esto puede ser ficción y de la mala. Sobre todo si la elección se nacionaliza y en cada territorio el kirchnerismo es capaz de identificar a sus líderes barriales con la figura presidencial. Pero eso supondrá el esfuerzo de quince campañas diferenciadas y sólo restan noventa días para que suceda.
*Gerardo Codina, psicólogo y analista político, integra el Consejo Editorial de Tesis 11. Ex Coordinador del Programa de Presupuesto Participativo de la Ciudad de Buenos Aires (2004- 2005), es candidato a integrar la Junta Comunal en Comuna 3.
En su “Quiénes Somos” se autoconciben “apartidarios”. Es una lástima que me hayan hecho perder el tiempo leyendo esta nota, engañado por esa percepción, sólo para hacer propaganda kirchnerista. No soy macrista pero creí que encontraría objetividad o al menos ecuanimidad en una publicación como esta.
Para su información, cuando dicen “todo indica que las porteñas y porteños apostarán por la consolidación del proceso abierto en mayo del 2003 y buscarán fortalecer políticamente a la Presidenta de la Nación”, ¿se refieren a que hoy, 9 de junio de 2011, la encuesta más generosa para el oficialismo pone a Filmus (y mejor que nunca) 3 puntos por debajo de Macri? ¿eso es lo que indica que ganará? Más aún. ¿están seguros de que el hecho de que gane implica que la gente de Capital desea “fortalecer a la Presidenta de la Nación”? ¿O sea que cuando votaron a Macri desearon debilitarla? ¿No podría significar que quieren lo mejor para ellos y su ciudad, independientemente de dónde venga su candidato? Sería bueno que evitaran las inferencias tendenciosas y mentirosas.
“…será la consolidación del proceso político nacional. La mayoría de los electores quiere acompañar a Cristina Fernández y robustecerla en su capacidad de conducir la Nación”. Nuevamente, ¿en qué encuesta está basada esta sentencia? Repito que no soy kircherista ni macrista. Pero si van a hacer periodismo serio, el hecho de ser “opinativos” en vez de “informativos” no debería eximirlos de basarse en datos reales, fidedignos y con aclaración de fuentes. Sean serios.
Saludos.
Mariano.
Sr. Mariano
Lamentamos que Vd. sienta que es nuestra responsabilidad haberle hecho perder tiempo porque creyéndonos “apartidarios”, Vd. acudió a una nota de Tesis 11 – que no cita – en la que su autor expresa su convicción de que los porteños consagrarán la fórmula encabezada por Daniel Filmus como forma de expresar su deseo de fortalecer políticamente a CFK. Esa nota de la revista carece en su opinión de “objetividad y ecuanimidad”, por no apoyarse ni exponer datos “reales y fidedignos”. Son “inferencias tendenciosas y mentirosas” .
Y aunque Vd. ignora olímpicamente todo el desarrollo analítico de esa y las restantes notas del número y su fundamentación, no trepida en dudar de la “seriedad “ de nuestro periodismo .
Pero creemos, Sr. Mariano, que su crítica no parte de sentirse “engañado “ por su “percepción”. Efectivamente somos – como se expresa en Quienes Somos de nuestra página WEB y que Vd confiesa haber leído y por tanto estar advertido – que la nuestra es una organización política no partidaria, plural, respetuosa de la diversidad, pero nunca neutra. Es de izquierda, con la mira puesta en la construcción de un movimiento político-social y cultural en pos de una sociedad más justa y democrática. Somos fieles a la convicción de que no alcanza con interpretar al mundo. Queremos con nuestras ideas y nuestra actividad ayudar a transformarlo en beneficio de las mayorías populares.
En segundo lugar, no estamos en presencia de una formulación de las ciencias exactas, de una fórmula matemática. Es una opinión política, vertida después de un análisis sobre el proceso futuro en el que siempre- cualquiera sea el opinante y cualquiera sea la opinión,- hay cierta dosis de subjetividad, para la que no necesariamente debe existir previamente una realidad material computable ¿O es necesario poner sobre la mesa miles de casos de nuestra historia aptos para interpretaciones opuestas? ¿O es que Vd. quiere negar que hay un mundo de diferencias entre la Argentina del 2003 y el 2011?
En suma. Estando Vd. advertido de que Tesis 11 es una revista política, de opinión, con la mira puesta a favor de todo el abanico popular y a pesar de ello manifiesta su desacuerdo y en el tono que lo hace, sin aportar hechos o argumentos que lo contradigan, seamos honestos: más allá de los méritos o defectos del artículo, la contradicción está entre los intereses que uno y otro defienden y por ello, con las conclusiones del artículo luego del análisis del autor. Y esa es su responsabilidad. Y no la nuestra