MESA AGROALIMENTARIA ARGENTINA

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El campo que alimenta y construye Soberanía Alimentaria

Hoy, como a lo largo de la historia de la Argentina, se encuentra en tensión la visión sobre qué modelo agroalimentario debemos construir en nuestro país. El alimento y su acceso (o la imposibilidad de acceso) está en el centro del debate público y requiere de medidas urgentes por parte de todos los actores involucrados. Por eso hoy, desde «el otro campo», varias voluntades unidas y organizadas nos damos la tarea de dar respuesta a la situación.

Somos quienes producimos las verduras que se comen en las mesas argentinas; somos la cooperativa láctea del pueblo que provee de leche a fábricas y grandes empresas; somos los granjeros y granjeras que abastecemos localmente de huevos y carne; somos las cooperativas de pequeños productores de frutas, somos las familias crianceras y arrieras del monte y la cordillera que producimos cabras, ovejas y llamas; somos pequeñas y medianas agroindustrias alimentarias de los pueblos de la Argentina Profunda, ese territorio extenso y diverso al que algunos llaman el Interior. También somos las cooperativas de granos que exportamos; somos quienes sostenemos el arraigo y el trabajo en el campo profundo o en los cordones hortícolas periurbanos. Somos cientos de miles de campesinos y campesinas, de pequeños y medianos productores y productoras, trabajadores y trabajadoras de la tierra a lo largo y ancho de nuestro país.

Somos ese campo que supo luchar por otro modelo de país en el Grito de Alcorta, en las Ligas Agrarias, en la defensa del monte y la resistencia a los desalojos, en los verdurazos, somos jóvenes rurales, mujeres que defienden los territorios. ¡Somos el campo que alimenta!

Quienes conformamos esta Mesa estamos profundamente convencidos y convencidas de la función social esencial que tiene la producción agroalimentaria. Creemos en un campo poblado, con acceso a la tierra, con arraigo, con producción y comercialización local; un campo fuerte que forme parte de un esquema tecnológico sustentable y agroecológico, con cooperativas y PyMes fortalecidas y que generen trabajo digno que active las economías regionales. Entendemos el alimento como un derecho y por eso el Estado tiene el deber de promover un modelo productivo que garantice ese derecho para todo el pueblo argentino; un modelo que asista y acompañe a los sectores que producimos los alimentos y desarrolle los mecanismos de intervención necesarios en la cadena de producción y comercialización para garantizar un precio final justo, que garantice el acceso a una alimentación adecuada y saludable a todo el pueblo argentino.

La disyuntiva es de larga data: concentración o democratización, soberanía o dependencia. Desde el campo que alimenta apostamos al camino de construcción de la soberanía alimentaria. En el 2019 fuimos parte y protagonistas de un hecho histórico para nuestro sector: el Foro Agrario por un Programa Soberano y Popular, donde construimos 21 puntos desde los que nos paramos para proponer políticas públicas y trabajar diariamente.

Necesitamos dejar en claro que no podemos caer en falsas dicotomías. Muchas veces se pretende contraponer un modelo de soberanía alimentaria con la producción para exportación y el ingreso de divisas. Quienes producimos bajo la premisa de la soberanía alimentaria creemos en aumentar la producción, creemos en la exportación y sabemos que eso puede hacerse desde otro modelo productivo. Sabemos que es mentira que no puede producirse sin el paquete tecnológico que venden y oligopolizan las grandes multinacionales del agro (como Bayer, Syngenta, Cargill).

¿Cuánto más vamos a sostener un modelo extranjerizado y dependiente, donde las penas son de nosotros y las vaquitas ajenas? ¿Cuánto más vamos a producir bajo la lógica del mercado y no desde la perspectiva de derechos humanos? El caso de Vicentín fue (y sigue siendo) un ejemplo claro del modelo a transformar. Hoy discutimos el manejo de la vía navegable del Paraná y su impacto en la soberanía y el control de exportaciones; discutimos el precio de los alimentos mientras miles de cooperativas y productores apenas pueden sostenerse. Si el precio internacional de la soja está en valores históricos… ¿cómo es que al pueblo le cuesta cada vez más poner comida en el plato?

Nos convocamos a construir un espacio donde trabajemos activamente, desde abajo, desde los territorios, desde la producción primaria, desde las agroindustrias, desde la comercialización, desde el sector privado y desde el Estado. Un espacio desde el campo profundo en permanente diálogo con la ciudad, cuyo puente principal son los alimentos.

Estamos en un momento histórico donde en todo el mundo se debate sobre el dilema del hambre y los modelos de producción y distribución de alimentos. La pandemia terminó de exponer un sistema perverso donde más del 45% de los alimentos se desperdicia mientras casi 1.000 millones de personas pasan hambre. Por estos días, Naciones Unidas se encamina a una Cumbre de Sistemas Alimentarios que pretende debatir las medidas necesarias para garantizar el derecho a la alimentación global. Argentina puede protagonizar un nuevo paradigma en sintonía con la Declaración de Derechos Campesinos y otras personas que trabajan en áreas rurales que sancionó la Asamblea General de la ONU o, por el contrario, quedar del lado del lobby de las corporaciones. 

Por todo esto, remarcamos la necesidad de avanzar en políticas diferenciadas y activas para nuestro sector, poniendo el eje en la producción de alimentos y en nuestro sujeto agrario. Debemos construir un plan nacional de abastecimiento que incluya un Plan Ganadero: hoy en Argentina producimos la misma cantidad de carne que hace 25 años; un Plan Fruti-hortícola: los y las argentinas consumimos menos de la mitad de fruta y verdura que indica la FAO; planificar cuencas lácteas y fortalecer agroindustrias locales. Necesitamos un Estado activo ágil y un gobierno con la decisión política de ir por este camino.

Y este camino tiene pasos concretos a dar, como la Ley de acceso a la Tierra; el financiamiento adecuado y acorde a la necesidad y realidad del sector; las normativas de habilitación de faena, elaboración y transporte integrado a nuestro sector; un impulso real y promoción a la agroecología como modelo productivo; y el Estado como gran comprador que debe abastecerse de nuestro sector para la implementación de políticas sociales y alimentarias. ¡Ahora es cuando!

La Mesa Agroalimentaria Argentina es un espacio abierto y propositivo. Invitamos a todos los sectores a que construyamos juntos un nuevo modelo agroalimentario en nuestro país: un modelo con conciencia social, sustentable, rentable, con innovación tecnológica soberana; un modelo que garantice el mercado interno y aumente las capacidades de exportación y generación de riquezas para la Argentina. No es para el mal de ninguno, sino para el bien de todos.

Fuente: portal de la Unión de Trabajadores de la Tierra

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