Revista Tesis 11 (nº 118)
(Argentina)
Resumen de la 1er mesa-debate, realizada el 20/05/16 en el hotel Bauen, del ciclo de debates organizado por Tesis 11 sobre la temática:
“RECOMPOSICION DEL CAMPO POPULAR”
Organizaciones intervinientes: Asamblea de Pequeños y Medianos Empresarios (APYME); Corriente de Liberación Nacional KOLINA; Corriente de Participación Popular (CPP); LA CAMPORA; Organización Social y Política LOS PIBES; Partido Solidario (PSOL)
Tesis 11 recomienda fehacientemente leer este debate, por considerar que fue profundo y de gran riqueza, sobre los temas ideológicos y de praxis política vinculados a una temática de tan fundamental importancia para el campo popular.
Nota: Este resumen fue realizado por Carlos Mendoza, en su rol de coordinador del debate, seleccionando párrafos de las intervenciones, con modificaciones menores para adaptar su redacción y vinculación entre los párrafos, por lo que la responsabilidad del texto corre por cuenta del mismo. Al final del texto se incluyen enlaces que permiten acceder al audio completo del debate y al desgravado corregido del mismo. Se incluye asimismo un enlace para acceder a las opiniones de los panelistas sobre este ciclo organizado por Tesis 11.
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CARLOS MENDOZA (Coordinador del debate-TESIS 11):
Tesis 11 organiza este ciclo porque creemos que el debate de las cuestiones ideológicas es de fundamental importancia en la conformación de un frente o movimiento socio-político del campo popular, para enfrentar los problemas a resolver desde el interés de los sectores populares.
Las temáticas generales que proponemos se aborden en este ciclo, son las siguientes:
– Caracterización socioeconómica y política de la realidad argentina y desafíos a enfrentar desde la perspectiva de las necesidades de los sectores populares.
– Necesidad e idoneidad de un frente o movimiento sociopolítico para enfrentar las trabas al proceso transformador. Condiciones para la mejor conformación y desempeño de un espacio plural de confluencia de los sectores populares.
– Democracia interna de las organizaciones y del frente o movimiento popular y su vínculo con el desarrollo de la democracia participativa.
DANIEL EZCURRA (Corriente de Liberación Nacional KOLINA):
La caracterización que hacemos de la cuestión socioeconómica en este momento parte de la realidad de la crisis internacional que vivimos, del capitalismo financiero, que no logra estabilización, por lo menos en el último ciclo de crisis del 2008 para acá, que ha abierto, en términos estructurales, no solo una profundización de la crisis económica, sino también cambios en las formas de organización de las relaciones internacionales, a partir de varios binomios como unilateralismo-multilateralismo y todo lo que se está dirimiendo en la geopolítica internacional, dentro de lo cual América Latina es un capítulo especial.
Nos toca encarar este momento particular de la crisis con algunas características. Una es que en esta complejidad y radicalidad de las discusiones económicas y geopolíticas mundiales, el imperialismo norteamericano, que está ocupado en las reconfiguración mundial de sus relaciones de dominación, ha vuelto sus ojos sobre América latina y eso lo vemos patente en el recrudecimiento de las líneas de intervención y de injerencia en los procesos que fueron más o menos contrahegemónicos que constituimos en todos estos años.
Lo que está pasando en Venezuela, en Brasil, en Argentina, fundamentalmente tiene que ver con dos cuestiones. Por un lado la profundización de la agresión imperial y, por otro lado, después de 12 años de muchas realizaciones y transformaciones de los proyectos nacional-populares, la dinámica interna ha llevado a algunos cuellos de botella en la matriz del desarrollo propio, que generaron tensiones políticas y económicas muy importantes que nosotros no pudimos resolver de la forma que resolvíamos hace un tiempo y que eso agudizó determinadas líneas de conflicto en nuestras propias filas y con el bloque de poder, en términos económicos y políticos, que no pudieron ser resueltos de forma satisfactoria, en el contexto de esas circunstancias que mencionaba antes, y eso ha generado como punto de cristalización la pérdida de las elecciones.
No estamos en una etapa de vuelta a los ’90, entendemos que esto es otra cosa. El contexto internacional es otro y el proyecto del adversario, si bien está parado sobre el neoliberalismo financiero, tiene otros componentes, porque nosotros no somos los mismos después de 12, 15 años de proyectos populares en el continente.
En este proceso de 12 años en Argentina hubo muchas transformaciones económicas, políticas, culturales, al interior del movimiento obrero y del campo popular, pero hubo una línea de “bajo continuo” –como en la música- que fue la pervivencia del sentido común neoliberal. Conmovimos al bloque de dominación en el 2001, pero las ideas dominantes, en este contexto de crisis internacional, muchas veces siguieron siendo las neoliberales.
Operamos transformaciones muy profundas pero esas transformaciones no llegaron a constituir en este tiempo un sujeto político que las sostenga.
La noción de la crisis del sujeto político y su constitución es uno de los lineamientos principales para ver algunas líneas de lo que nos pasó. Esa falta de maduración de tiempos o de constitución de sujetos políticos ha generado, en el telón de fondo de la lucha por el sentido común de las ideas de la sociedad, determinadas facilidades para que el proyecto de la utopía individual –que es la del neoliberalismo financiero- se imponga sobre utopías colectivas, que son mucho más difíciles de construir en un escenario de crisis del horizonte de transformación, donde teníamos que construir esas salidas colectivas en el medio de movimientos policlasistas donde es muy difícil reconstituir un imaginario que nos ponga en aras de construir otra sociedad distinta a esta.
Otra cuestión, que es de crítica y de despliegue para adelante en lo que tenemos que hacer, tiene que ver con la noción de los límites de un neodesarrollismo, que ha planteado profundos cambios a nivel político y económico, pero con una línea de continuidad de algunos elementos que entendemos tienen que ser revisados en los tiempos que vienen.
La idea de que el despliegue de las posibilidades de negocios de la burguesía local, anclada en un bloque regional, nos alcance para tener un mundo del trabajo que pueda desarrollar la cantidad de empleo, en condiciones que necesitamos para sostener la posibilidad de construir una clase trabajadora que se haga motora de un sujeto colectivo, no va a ser posible. Tenemos que pensar que el estado tiene que ocupar lugares mucho más preponderantes en esa dinámica económica y que esa es una definición muy profunda en la conformación del proyecto político que tiene que ser revisada y discutida en el campo popular.
Tenemos la obligación de generar, en primera instancia, unidades de acción para parar las aristas más violentas del actual proyecto de recomposición de los sectores concentrados en la Argentina y, a partir de ahí, repensar los márgenes de nuestro proyecto estratégico.
EMILIO KATZ (Asamblea de Pequeños y Medianos Empresarios- APYME):
Nosotros, desde APYME, supimos interpretar que nuestro rol no era oponernos a la defensa del trabajo en la Argentina, sino que, paralelamente, entendíamos que lo que se descarga sobre el movimiento obrero se descarga sobre un conjunto de la sociedad, entre ellos las Pymes. Nuestra posibilidad de subsistir frente al embate de las medidas actuales pasaba, entre otras cosas, por defender la ley de emergencia laboral que pretendía el movimiento obrero en defensa del empleo.
Y, a la vez, desde APYME planteábamos la emergencia de las Pymes, porque creemos que son dos partes del mismo proyecto. Es decir, la defensa del trabajo es la defensa de las Pymes y viceversa.
Las Pymes van a desaparecer junto con el puesto de trabajo del obrero. Somos víctimas del capital concentrado, y no saber diferenciar eso en la construcción de una herramienta para enfrentar al neoliberalismo y plantear así divisiones dentro de las fuerzas que podríamos integrar ese proyecto, es una avenida de doble mano.
Hay una hipótesis de que formar un ejército de desocupados permitiría disciplinar al movimiento obrero en las protestas, en los reclamos. Pero entiendo que acá a lo que se está apuntando es a barrer de cuajo la experiencia de 12 años del proceso que vivimos, donde la potencialidad de la distribución del ingreso en forma más equitativa generó condiciones nuevas para revertir todo eso que, desde el 76 en adelante, el neoliberalismo fue desarrollando en Argentina y en el Mundo.
Cuando queremos interpretar los aumentos impresionantes que se dan en las tarifas, hacemos un análisis que pasa porque en la economía el estado en Argentina es el principal redistribuidor del ingreso.
Incluso en cuanto al concepto de la categoría de empresarios, se ha abierto un camino por donde el empresario, que tradicionalmente era aquel que organizaba una empresa, tomaba obreros, producía, exportaba, abastecía al mercado interno e iba reproduciendo su capital, en este momento ve que le resulta más ventajoso colocar su dinero en la especulación financiera.
Tenemos que saber encontrar la fórmula donde se pueda combinar la participación de todos los sectores que están siendo afectados por el proyecto neoliberal en un movimiento común, donde haya una dirección –que llamaría provisoria- para que puedan tener cabida en la misma todos los que se vayan destacando en la lucha cotidiana, para que no haya algo que se autoerija en representante de la lucha popular, sino que tiene que ser algo dinámico, donde lo nuevo que vaya aflorando se vaya sumando y ejerciendo el rol de dirección.
Hay que privilegiar la construcción de esa herramienta que conduzca eficazmente la lucha contra la dominación del neoliberalismo o pensar que estamos condenados al fracaso. En ese sentido, creo que hay que debatir lo que Tesis 11 promueve, sin restricciones, decir lo que se piensa.
EDUARDO JOZAMI (Corriente de Participación Popular-CPP):
Vinimos a este ciclo de debates porque nos interesa particularmente la idea de “recomposición del campo popular”; porque nos parece que en los primeros días posteriores a la derrota electoral esta idea no estaba clara. Había demasiado exitismo en cuanto a que pronto íbamos a volver.
Por empezar nadie conserva después de una derrota exactamente su capital electoral. Más importante que eso es que la derrota pone de manifiesto nuestras debilidades y aparecen contradicciones, diferencias y problemas que, desde el gobierno, no es que no pudiera pensarse que no existieran, pero obviamente no se manifestaban con la misma magnitud.
Es necesario discutir las limitaciones del proceso de los últimos 12 años, que hoy aparecen con tanta fuerza, no solo porque es el modo para, de alguna manera, volver al gobierno superando muchas de las limitaciones que tuvo ese proceso, sino porque me parece que la comprensión de qué falló, qué nos faltó en estos años, es vital para emprender el proceso de recomposición del campo popular.
El kirchnerismo llegó al gobierno en una situación muy azarosa. Hubo que dar una serie de respuestas que, a nivel general, salieron bastante bien, porque permitieron encauzar un proceso de transformaciones muy importantes a lo largo de 12 años.
Ahí creo que aparecían dos limitaciones muy claras. Una, la tradicional de la economía argentina que es la restricción externa. Tuvimos un proceso de crecimiento económico tan sostenido y a tasas tan inusuales en los últimos 100 años que parecía que la limitación externa ya no existía, pero era obvio que en algún momento se iba a presentar.
También es cierto que esas restricciones externas tienen que ver con causas estructurales que no es fácil resolver en el corto plazo. La extranjerización de las grandes empresas argentinas es un tema que tiene mucho que ver con la caída de la propensión a invertir.
Se podría pensar que a lo mejor no existió una propuesta, un programa, una idea suficientemente clara de que la limitación externa era un tema que en el mediano plazo había que encarar, sino iba a pasar lo que pasó.
Otra cuestión que apareció muy clara desde el primer momento es que la sustentabilidad política del gobierno inicial de Nestor Kirchner era muy relativa, muy débil. Estaba claro que se había producido una especie de acuerdo tácito entre un sector que asumió plenamente la propuesta de Néstor Kirchner, en el sentido de llevar adelante las políticas más características de este proceso, como la de derechos humanos, la política de no al ALCA, o en general la política económica enfrentando al sistema financiero internacional y otro sector del PJ que acompañó porque era difícil no acompañar frente a un gobierno que recuperaba la mejor tradición popular del peronismo y que, además, garantizaba un proceso de crecimiento de la economía que generaba beneficios para todos.
Ahora está apareciendo lo que nosotros sabíamos: que había diferencias profundas en la relación con muchos gobernadores, con muchos intendentes y con muchos dirigentes del PJ.
Otro tema que deberíamos tener en cuanta aquí es que aparece una dificultad de relacionarse con el movimiento obrero, que tampoco era desconocida, aunque hubo un gran recurso táctico que fue dado por la presencia de Moyano, lo cual de alguna manera durante muchos años nos hizo no ver otro problema más profundo que estaba por debajo. No era, por ejemplo, el movimiento obrero de la época de la “resistencia peronista”, en su nivel de relación con el líder del movimiento.
Frente a toda esta situación, así como quedaba claro para alguien que analizara más allá de la coyuntura, que la restricción económica se iba a volver a presentar y había que pensar las políticas que nos permitieran ir enfrentando esas restricciones externas, creo también que uno debía pensar que el modo de superar esa debilidad, que se presentó con ese acceso tan coyuntural y azaroso al gobierno, tenía que ser profundizar en el seno del movimiento peronista por un lado y de los sectores más amplios de la sociedad por el otro, la hegemonía política del kirchnerismo y dotar a eso de formas de organización más importantes y más participativas.
En cuanto a la situación actual de parte del sindicalismo, la dirección de la CGT juega tantas apuestas que nos puede sorprender por derecha o por izquierda- pero que está claro que no hay una fortaleza del movimiento popular que nos permita decir “vamos a avanzar por este camino”.
De todas maneras, la contradicción más clara se va a dar entre lo que pasó en los últimos 12 años y lo que está haciendo el gobierno actual. Me parece que esa es la base para la recomposición del movimiento popular.
Es obvio que lo que pasó hasta el 10 de diciembre del 2015 fue conducido por una persona, Cristina Kirchner, que sigue jugando un rol de referencia fundamental en esta lucha y que se demostró en el masivo acto de Comodoro Py y que sigue teniendo un nivel de convocatoria que ningún otro dirigente político en la Argentina tiene.
Frente a esta avalancha que significa la política del macrismo, una respuesta eficaz supone una convocatoria muy amplia y una unidad muy generosa, en la forma de enfrentarlo.
Ahora, si la unidad del campo popular se va a hacer sobre la base de negar lo que hicimos en estos 12 años me parece que nos llevaría al fracaso. Pero, como contraposición a esto, si pensamos que la base de esta unidad se constituye en una convocatoria que llame a la población a apoyarnos a nosotros, creemos que estamos totalmente equivocados, que no entendemos lo que está pasando. Lo correcto es considerar que todo aquel que esté dispuesto a pelear contra del macrismo es nuestro aliado en este momento, más allá de las diferencias abismales que podemos tener con algunos y de las discusiones que seguiremos teniendo.
OSVALDO BALOSSI (LA CAMPORA):
Esta etapa en la que nos encontramos tiene un ámbito concreto que son las bases, los lugares donde nos encontramos las distintas expresiones de la política. Cuando hablo de hacer política hablo también en el movimiento sindical, en los barrios, en las comunas, que son los ámbitos de construcción de base. La oposición al proyecto que encarna Cambiemos, tiene que arrancar desde ahí porque son los lugares donde vamos a construir legítimamente la representatividad que nos permita volver.
Hay una consigna, “vamos a volver”, que ha circulado y que algunos compañeros se preguntan qué es volver, cómo y para qué volver. En este proceso del cómo también hay tiempos. Un tiempo de la política en la que uno podría decir que las batallas son las electorales, dentro de 2 o 4 años y otros compañeros que dicen que no son los tiempos de la política, sino que eso lo va a ir marcando nuestro pueblo en función de la reacción que vaya generando a las políticas en el plano económico, que termina repercutiendo en la vida cotidiana de todos los ciudadanos de nuestro país, de nuestro pueblo.
Relacionado con este gobierno, una de las críticas que podríamos hacernos como militantes es que subestimamos a nuestro adversario, su habilidad en esto de la comunicación. A veces las categorías y los conceptos con los que nos manejamos nosotros, los niveles de análisis político, quedan disociados con los de la mayoría que nuestro pueblo utiliza cotidianamente. Tenemos que hacer una reflexión sobre cómo hemos manejado nosotros esta herramienta de la comunicación.
En ese sentido, quizás los ámbitos inmediatos que tenemos los militantes son nuestros barrios, nuestras comunas, nuestras ciudades, que son los lugares donde podemos dialogar directamente con los ciudadanos.
Ahora, la presidenta nos ha dado una misión o unas ideas que es la construcción del Frente Ciudadano. Todos sacamos instantáneamente la conclusión de que no era cuestión de salir a construir el Frente Ciudadano en Caballito o La Matanza, sino que lo que nos está proponiendo, quizás, es una herramienta de construcción de mayorías.
Hay una conciencia de organización, una conciencia política de nuestro pueblo, que traspasa las fronteras del peronismo, que hace también que se movilice y que la movilización en la Argentina sea una herramienta que esté ahí, que a veces se utiliza y otras no; que algunos sectores de la sociedad la tienen más desarrollada y otros no, pero que cuando empiezan a ver tambalear su economía más mínima, familiar, hay un despertar y hay movilización.
Creo que los 12 años de kirchnerismo han trabajado sobre esta conciencia y lo digo como parte de una generación –tengo 31 años. Durante estos 12 años, muchos sectores, como mi generación, nos hemos incorporado o hemos constituido nuestra identidad, algunos con las banderas específicas del peronismo, otros con otras experiencias y otras tradiciones. Hemos identificado en la política nuestra identidad, algo que nos constituye y que eso también le ha pasado a muchísimos argentinos y argentinas, no solamente a mi generación, sino muchos a compañeros que volvieron a ver en la política o en las organizaciones políticas el camino.
Fue un proyecto político, con sus errores, pero concreto, que gobernó la Argentina durante 12 años y que le ha devuelto a gran parte de nuestro pueblo dignidad, a costa de muchísimo.
El kirchnerismo ha construido el FPV donde confluyen muchísimas expresiones. Creo que ahora hay que ampliar esas fronteras, porque si no estaríamos achicándolas e impresionaría mal desde el plano político.
Por otro lado, a diferencia de otras etapas de nuestra historia argentina, hoy –con toda la discusión que nos tenemos que dar, con las autocríticas que tenemos que hacer y con la humildad que tenemos que tener- contamos con una conducción, una líder, una referente, que es la compañera Cristina Fernández de Kirchner.
Nuestra unidad de acción es en las bases, la unidad de concepción hay que construirla también desde las bases; que las organizaciones políticas, los sindicatos, los diversos sectores populares, se tienen que dar discusiones hacia adentro de sus organizaciones; creemos que tiene que haber una discusión profunda y un recambio dirigencial.
Hubo muchos errores nuestros, tal vez no supimos como abordar o como comunicar nuestro proyecto político a esa porción del electorado que no nos acompañó y que creo que hoy está disgustada o, por lo menos, se replantea su voto a Macri, aun cuando no nos reconociera los 12 años que vivió previamente.
En el transcurso de este tiempo tenemos que ir construyendo el para qué vamos a volver a ser gobierno y qué medidas vamos a tomar en caso de volver a ser gobierno.
LITO BORELLO (Organización Social y Política LOS PIBES):
¿Qué nos pasa en las organizaciones del campo popular que nos tiene que invitar Tesis 11 para que todos los que estamos acá nos pongamos a discutir estas cosas?
Como movimiento popular hace mucho tiempo que tenemos la necesidad de encontrar una hoja de ruta, un camino, una estrategia.
Estamos en el medio de una crisis sistémica, global, civilizatoria, sin precedentes; creo que ninguno de los que estamos acá hemos vivido situaciones de crisis tan fuertes como las que hoy vive el mundo. Una crisis civilizatoria, en donde el capitalismo, al decir del papa Francisco, no da más.
Están dispuestos a poner en riesgo al propio planeta en aras de seguir con este demencial modelo de muerte. Es un modelo de muerte contra la posibilidad de construir nuevos modelos de vida.
Y en esa crisis civilizatoria vemos en este gobierno a un enemigo. ¿No confundimos a los nuestros, si decimos adversario? ¿No estaría bueno que los políticos les digamos a nuestros compañeros, justamente por preservar el valor que tiene la política, que “este es el enemigo, porque es el gobierno que expresa los intereses de un puñado de poderosos a nivel mundial y que expresa, por lo tanto, intereses anti nacionales y anti populares”?
Este modelo de dominación es mucho más perverso y más profundo, más anti humano que el de los 90.
El enemigo, el bloque de poder mundial, ha encontrado maneras con la batalla cultural, la batalla comunicacional, la guerra de cuarta generación o de quinta generación, de ganarle los 2 cm de frente a la sociedad, aunque sea efímero, volátil.
Para enfrentar esto, sin duda que tiene que haber una nueva dirigencia, que no tiene que ver con lo etario, que esté a la altura de las circunstancias y que se ponga al frente de la lucha cualquiera sea su forma.
Ya no alcanzan, en toda la región de América latina -y Brasil indica esto- las políticas a mitad de camino; no alcanzaron las políticas desarrollistas o las políticas que avanzaron hasta un punto, pero que no alcanzaron a profundizar en los cambios estructurales y que hoy, volver, no hay manera de volver, si junto con el gobierno no se tiene un poder constituyente de pueblo organizado, de fuerza popular organizada capaz de enfrentar al poder factico que hoy se ejerce en el planeta.
Creo que nosotros, al mismo tiempo de preparar la resistencia popular en todos los planos, en lo institucional, en la lucha de masas y en la construcción de una alternativa política, también tenemos que empezar a pensar que hay que construir sociedades en donde el hombre no sea lobo del hombre.
Hay que construir en medio de lo viejo y vaya si es complejo, como lo indican no solo la experiencia argentina, sino de Venezuela, de Bolivia, de Ecuador.
Porque lo que hicimos bien ya no alcanza, pero además sin ver lo que hicimos mal va a ser muy difícil imaginar lo que hay que hacer ahora.
El capitalismo en los últimos 50 años ha reconfigurado el sujeto pueblo y el sujeto histórico. El movimiento obrero, los trabajadores, ya no son solamente la frase hecha romántica de la “columna vertebral”. Hay que hablar de una nueva realidad, de un nuevo sujeto que se está reconfigurando a partir de la nueva política de dominación a la que nos han expuesto. Hoy no alcanza con analizar la plusvalía, es necesario a la explotación agregarle la dominación, porque este modelo de dominación es mucho más perverso, más completo.
El papa Francisco también habla del valor de los movimientos populares y de la política del descarte. ¿Qué es en política esa frase, salvando su mensaje evangélico?: Lo que vivimos de la exclusión.
Creemos que estas nuevas guerras se enfrentan también con nuevos instrumentos. Los partidos están agotados; aun a los partidos que tradicionalmente pareciera que tienen un marco teórico, que defienden la clase trabajadora, que son revolucionarios, les cuesta dar lugar a los sujetos emergentes.
Si hay algo que nosotros creemos que faltó en los últimos 12 años es tener claridad de cuál es el sujeto político. La política institucional se tiene que apoyar en el sujeto político, que es el pueblo organizado en la calle. Son los trabajadores y el conjunto del pueblo organizado el sujeto político. Sin ese sujeto político no hay garantía de continuidad de transformación que represente los intereses del pueblo.
Sentimos un inmenso orgullo y una inmensa posibilidad de estar viviendo este tiempo histórico, donde tenemos todo por crear y tenemos mucha confianza en que nuestro pueblo, estemos o no a la altura los dirigentes, está recomponiéndose en la resistencia y vamos a un nuevo tiempo de lucha, donde se reconfigurarán las organizaciones populares.
Al tiempo de estar viviendo una crisis civilizatoria, en América Latina estamos también ante la posibilidad de una segunda etapa emancipadora; que se une con aquella que empezó en 1800 con los primeros gritos de libertad o que es una segunda etapa.
ERNESTO GIACOMINI (PARTIDO SOLIDARIO):
Me interesó mucho esto que venían hablando de los dos tiempos, el tiempo de la organización del poder popular y el tiempo electoral. Dos tiempos que sí o sí nos van a atravesar, no los podemos evitar y hay que construir en ambos caminos, que van en simultáneo, pero que tendrían que cruzarse, bajo el mandato de construir ese frente ciudadano del que habló Cristina.
En la construcción de ese frente ciudadano me parece que se van a jugar las cosas que le faltó al kirchnerismo, como sujeto político que fue mutando.
Argentina era la primera ficha del dominó para empezar a que se caigan todos los procesos populares en la región. Lo que vienen a destruir es muchísimo, ya que si bien las medidas que están tomando no son para nada graduales, sino de shock, lo que tienen para destruir es muchísimo.
Aunque, tomando en cuenta que era a partir de la gestión del Estado que podíamos modificar la distribución del ingreso, ni siquiera hemos llegado a distribuir suficientemente la riqueza, y el proceso de concentración económica continuó en estos 12 años.
Ellos nos vienen a tender una trampa, que es la de una alternancia política; una coalición neoliberal que se va a traducir, por un lado, en una falsa oposición, que va a ser el massismo, y, por otro lado, la alianza Cambiemos. El temor es que ciertos sectores del PJ vayan atrás de eso y si nos dividen en las elecciones puede haber derecha por largos años en Argentina y no va a ser tan fácil sacárnosla de encima.
Nos van a querer reducir a ser una oposición jacobina, una oposición que solo denuncie lo malo que es el macrismo. Nosotros no podemos reducirnos a eso, tenemos que generar un polo anti macrista,
La batalla cultural apunta a decir que el kirchnerismo es el culpable de todos los males que tiene la Argentina; van a insistir con el tema de la corrupción hasta donde puedan. Tienen el poder judicial de su lado, los medios de comunicación, los partidos de derecha en una alianza política y otros partidos que están afuera jugándole el papelito de la oposición.
Lo que tenemos que hacer es construir poder popular con los nuevos sujetos, pero también con los viejos sujetos: Nosotros no podemos perder de vista qué van a hacer las centrales de trabajadores, porque siguen teniendo un lugar preponderante para poder parar un país.
El frente ciudadano quizá lo que nos da de nuevo, lo que nos pone en esta cuestión de reinventar o errar, es volver a crear una fuerza nueva; volver con otra narrativa, con nuevas caras, con una nueva dirigencia, como acá se planteó, y construir con esos dos tiempos, sabiendo que quizá electoralmente no nos vaya bien, pero no desatenderlo y sí ir a la construcción del poder popular con los nuevos emergentes y con los viejos emergentes populares que van a seguir teniendo incidencia dentro de las estructuras de poder.
Ser una nueva fuerza política que pueda ganar las elecciones, que pueda volver a gestionar el estado en estos límites que el sistema capitalista nos impone, que es: O distribuimos el ingreso o sigue la concentración a escala planetaria de la economía y vamos hacia un modelo de muerte, como planteaba el compañero Lito.
CARLOS MENDOZA (Coordinador-TESIS 11):
Sobre la construcción frentista, tenemos algunas experiencias acumuladas en el campo popular. El FPV fue y sigue siendo una experiencia. Unidos y Organizados era otra. Sería interesante ver qué es lo que las organizaciones piensan de la experiencia en estos dos espacios vinculados, aunque distintos, teniendo en cuenta que Unidos y Organizados tenía una mayor homogeneidad ideológica y que el FPV es un espacio más amplio.
Otro tema es la eterna dialéctica entre, por un lado, la necesidad del desarrollo de la democracia participativa y, por otro lado, la existencia del líder. Si no hay democracia participativa no hay elevación de la conciencia y sin eso no hay cambio esencial en la relación de fuerzas, pero hay contradicciones entre esa necesidad y la existencia del liderazgo.
EDUARDO JOZAMI (Corriente de Participación Popular- CPP):
Creo que lo de Unidos y Organizados fue una experiencia muy limitada, porque no se terminó claramente por definir como un espacio de discusión política. Fue una instancia de coordinación política y me parece que en esta nueva etapa, donde no está esa coordinación, que se impulsaba de algún modo desde el gobierno, es todavía más necesario construirla.
Me parece que los espacios donde se coordinan, donde se relacionan las distintas organizaciones de fuerzas políticas como las nuestras, también tienen que ser un espacio de discusión política.
El problema del FPV hoy es más complejo. Me parece que la primer pelea es por la continuidad del FPV. Es difícil imaginar que desaparezca el FPV, porque no va a desaparecer el liderazgo de Cristina; va a haber una cantidad de compañeros que van a seguir referenciándose ahí, pero me parece que necesitamos un FPV que permita efectivamente la expresión de todas las fuerzas que participaron de esta experiencia de 12 años.
El FPV fue el planteo de una idea política superior, es decir un espacio que, aunque se reconociera el peso dominante de la tradición nacional popular peronista y que la gran mayoría de los dirigentes del kirchnerismo provienen del peronismo, se integraba también con otras fuerzas que no necesariamente coincidían con la extracción peronista.
Cuando más abierto sea el FPV, más posibilidad habrá de debatir ahí adentro y más fuerza va a tener.
ERNESTO GIACOMINI (PARTIDO SOLIDARIO):
Lo que era Unidos y Organizados nos entusiasmó muchísimo. Valga la pena recordar que era Unidos, Organizados y Solidarios y creo que al espacio le faltó un poco de solidaridad entre las fuerzas; más que nada en esta cuestión a la que siempre nos expone y nos somete el sistema electoral, donde hay que ir definiendo lugares en las listas de candidatos.
Unidos y Organizados fue una cuestión de coordinar ciertas actividades y no había espacio para la discusión, para cierta configuración del pensamiento.
En este nuevo escenario de reacomodamiento y recomposición, el FPV tiene que ser sí o sí el espacio de confluencia de los sectores y organizaciones del campo popular; quizás con una nueva cara, con una nueva narrativa, hasta con un nuevo sello, porque como dijo Cristina, tenemos que seguir llamando a mucha más gente que no estaba dentro del FPV.
Al FPV tenemos que entenderlo en función del mandato que nos dio la conductora y única opción electoral de acá a 4 años que es Cristina, que es construir el frente ciudadano que propuso.
EMILIO KATZ (APYME):
Creo que aquí se está hablando mucho más del sendero vinculado con la organización para la victoria electoral. Sin embargo, el momento que estamos viviendo nos debe llevar a imaginar una estructura de otras características, que incluya a todos esos sectores que, por ahí votaron a Macri, pero que no son de derecha y que hoy están sintiendo el rigor de las tarifas, el precio de la comida, el transporte, toda esa descarga de medidas que los cambia de ubicación y nosotros, todavía, no los estamos considerando dentro de las nuevas estructuras que tenemos que ir definiendo.
En el 2001, las fuerzas que estábamos en ese momento tratando de constituir algo para dirigir ese proceso, salíamos a la vereda y nos enterábamos de lo que estaba pasando. No nos tiene que volver a pasar lo mismo. Hoy hay un cambio cualitativo en la conciencia de la gente, que nos tiene que hacer pensar si ayer era temprano y mañana es tarde; pero tenemos que ir pensando que mañana puede ser tarde.
Yo creo que a partir de los sectores que están siendo perjudicados en este momento tenemos que ir fijando las políticas de convocatorias, de organización, de orientación a la lucha en función de eso.
Vos Lito hablabas de unos dichos del Papa, y yo recuerdo que la revolución rusa nació con una consigna “paz, pan y tierra”. Hoy en día los temas del pan, del trabajo y de la educación los están mostrando como consignas los sectores que más han avanzado, que más se han movilizado y también sectores de la producción nacional
Tenemos que tratar de contemplarlos, considerarlos e ir organizando la estructura que los contenga, que no queden afuera porque se los chupa la ideología de la derecha.
Debemos considerar que entre las Pymes -hablamos de 800 mil Pymes en el país- 400 mil tienen 4 o 5 obreros. Y cuando hay 4 o 5 obreros y un patrón que gana lo mismo que un obrero calificado dentro de esa estructura, entonces la conciencia no es la misma que la de un gran empresario.
Acá se hablaba de un programa y en ese programa tenemos que considerar las reivindicaciones, la problemática, las preocupaciones de esos sectores de la sociedad que también están sufriendo y que quieren y buscan una salida y tienen que escuchar a alguien que diga “la salida es por acá”.
DANIEL EZCURRA (KOLINA):
Tuvimos un frente electoral que fue exitoso hasta la última elección, donde entraron y salieron algunos espacios, pero que tuvo una fuerte conformación y centralidad del PJ, pero integrado también con otros partidos.
Era el movimiento y la líder política. Si hubo mediaciones, las fuimos perdiendo. Pienso en la relación con el movimiento obrero, que es la más trascendente; fuimos perdiendo que esa relación entre el líder político y el movimiento tuviera mediaciones que la hicieran más virtuosa. Fuimos desconstruyendo algunas mediaciones que eran necesarias y construyendo otras mediaciones políticas que no fueron suficientes, o no tuvieron los tiempos de madurez –para decirlo de alguna manera- para ocupar ese rol.
Y después tuvimos una experiencia de conformación, dentro del movimiento, de una fuerza propia que fue Unidos y Organizados, más allá de que no fuera una fuerza política en sí; pero hubo una decisión de congregar lo propio, dentro del gran movimiento, para hacerle jugar un rol. La experiencia creo que no fue positiva. Nosotros recogimos la dificultad de plantear ahí una mediación para el liderazgo excepcional que tuvieron los dos Kirchner frente a un movimiento que nos contemplaba a todos; esa mediación que quiso ser en la política Unidos y Organizados no encontró los caminos, los tiempo de madurez, quedó a medio camino; y hoy tenemos una situación donde todas estas cosas, para mí, entran en crisis y hay que pensar algunas cuestiones diferentes, porque vamos a una reconfiguración completamente nueva. Creo que vamos a una reconfiguración de todos estos escenarios donde vamos a poder estar juntos con compañeros que en los últimos 10 años no pudimos estar juntos y va a haber con quienes compartimos caminos que, quizás, ya no lo compartamos.
Al interior del continente del peronismo tenemos que diseccionar los compañeros que son peronistas tradicionales o conservadores de los peronistas que son liberales, porque no son lo mismo. La primera tarea política que tenemos, además de resistir, es evitar que el PJ, o el peronismo en su conjunto, tengan una conducción que responda a la estrategia de los sectores liberales.
La crisis política que tuvimos con el moyanismo tuvo que ver con un cambio en la posibilidad de intervención del movimiento obrero en la política, por lo menos de esa fracción, que no pudo ser absorbida por la estrategia electoral como política que veníamos sosteniendo.
La centralidad de la clase trabajadora a la hora de configurar la resistencia a este modelo va a ocupar cada vez más espacio, con lo cual tenemos que ver cómo vamos a hacer para ser interlocutores de esa posibilidad, porque esos compañeros van a ser referencia en la lucha reivindicativa y eso los va a conducir a la exigencia de ocupar lugares políticos, o de lo contrario va a ser como la sombra del cuerpo del mismo proceso; nosotros vamos a tener que ver cómo evitamos lo que nos pasó en la etapa anterior, que no fuimos capaces de contener toda esa potencia que sabemos tiene el movimiento obrero, aun en vertientes que no son, por ahí, las que nos interesan o con las que nos sentimos cómodos.
LITO BORELLO (Organización Social y Política LOS PIBES):
En esta segunda parte del debate hay mucho más de construcción cotidiana, ya no es solamente caracterización, sino que hay mucho del hacer político.
Primero quiero aclarar que cuando nosotros hablamos de nuevos sujetos emergentes, no hablamos en contraposición con algunos viejos emergentes, sino que, para dar un dato, la sensación es que debemos estar en el momento de mayor división del movimiento obrero organizado desde la última democracia.
Esa contradicción, o sea, la existencia de esa división o esa crisis tan grande, a nosotros también nos abre la idea de la posibilidad de una reconfiguración auspiciosa de los trabajadores organizados, de una convergencia de sectores del movimiento obrero tradicional con otras expresiones, como en la que estamos nosotros que es la CTEP que expresa la economía popular – hablamos de un universo que en Argentina ronda los 5 millones de personas-.
Cuando hablamos de sujetos no lo hacemos en contraposición con otros, sino que hay una reconfiguración -a diferencia de los 90- donde sí los movimientos que emergíamos teníamos casi como una contraposición con el movimiento obrero organizado. Hoy creemos que no, que se ha avanzado mucho a diferencia de los 90 y del 2001. Hoy hay un camino común de ese nuevo sujeto emergente.
Otro asunto es que las contradicciones secundarias en el bloque de poder expresadas en la Argentina hoy se están materializando tan fuertemente que es posible que el desenlace de esa confrontación interna lleve a una situación de vacío de poder, de conflictividad, que no necesariamente la estemos impulsando los sectores populares.
Y puede que los desenlaces no tengan la tradicional manera de entender la gobernabilidad como la entendíamos en los procesos democráticos hace 30 o 40 años atrás.
Si en esa contradicción secundaria en el bloque de poder ellos la pudren, para resolver sus problemáticas, los muertos, en general, los ponemos nosotros.
Por lo tanto, sin ninguna duda, no viene un 2001 desde una traslación mecánica de aquel momento, pero puede que venga un desenlace de vacío de poder de nuevo tipo.
Tenemos también que pensar en categorías sociales y políticas de nuevo tipo ya que se están dando en todos los países de América latina situaciones políticas de nuevo tipo.
A la hora de pensar en construir nuevos instrumentos políticos, creo que hay que pensar concretamente en qué tenemos adelante. Nuestra sensación es que también hay que tener una mirada electoral, porque a veces algunos de nosotros que somos vehementes a la hora de decir “poder popular” parece como que contraponemos la gran política a la institucionalidad, a las listas de candidatos, a los votos, a la elección.
Yo me voy a eximir de hablar de Unidos y Organizados porque no estuvimos nunca, entonces sería una falta de respeto.
Quizá lo que si tengamos que construir en todo el movimiento popular, con pluralidad, con diversidad, es ir a una asamblea constituyente, que es el único elemento que puede juntar la amalgama del conjunto del campo popular; creo que se nos hace imposible si no hacemos una reforma constitucional y una reforma del estado.
Debemos considerar que, aunque nos dejaran la puerta abierta de Balcarce 23, al otro día tendríamos que enfrentar al poder fáctico. El poder fáctico no se resuelve con capacidad de articulación, de negociación, como los políticos de hace 50 años atrás, porque con lo que hoy te enfrentás es con otro poder fáctico. Entonces nos parece que hay que tener un instrumento político capaz de enfrentar un eventual vacío de poder o algún otro grave imprevisto, aunque también tengamos que tener un posicionamiento electoral ante la primera agenda electoral.
Creo que hoy estamos mucho más adelante que hace 20 años atrás, o que en el 2001. Hoy hay mucha más organización popular, mucho más nivel de conciencia; hay toda una experiencia en América latina que mostró caminos; hoy ya los pibes no nos piden permiso, porque cuando pasa algo patean 4 tachos y cortan una calle.
Entonces, frente a una situación que quizá no la provoquemos desde la resistencia popular, sino que la provoque la contradicción secundaria en el bloque de poder, no quiere decir que nosotros, como bloque popular, aunque no seamos capaces de modificar esa tendencia, no tengamos política para esa realidad. Porque en esa realidad hay que poder surfear y acumular para el lado del campo popular.
Si nosotros no construimos una alternativa de poder, no habrá cambio real de fondo, y no vamos a poder avanzar hacia un cambio estructural como al que hay que ir.
Nada dice que uno no tenga que equivocarse, el problema es ver que hace uno cuando ve el error. En Bolivia, por caso, hay un momento donde pierden el vínculo con el movimiento de masas y con el movimiento obrero; pero hacen una autocritica, revén y vuelve Rada al vice ministerio de relacionamiento con los movimientos populares. Digo esto parangonando con otro momento en donde aquí pasó algo similar con el movimiento obrero y no se volvió; y empezamos a tener un divorcio con uno de los movimientos populares, como es el movimiento obrero. No se puede hablar de un proyecto popular divorciado del movimiento obrero.
No tenemos tiempo de ver quien tiene más razón entre las organizaciones del campo popular: tenemos la obligación de construir una unidad que nos permita golpear juntos y caminar separados.
La vanguardia política no es que dejó de tener vigencia. Lo que perdió vigencia es la vanguardia única; es creer que porque se detenta algo se es. La vanguardia se ejerce cotidianamente y es una vanguardia colectiva, porque hoy el conjunto del campo popular es mucho más diverso.
CARLOS MENDOZA (coordinador-TESIS 11):
Otro tema de suma importancia es que el bloque de poder en cada país pertenece hoy a un y un solo bloque mundial, que está básicamente compuesto por corporaciones multinacionales globalizadas, dominadas por el capital financiero y en particular por el capital financiero especulativo, que se expresa en cada país capitalista y que es tan grande su dominio, fuerza e influencia en los medios de comunicación, en el poder judicial, en partidos políticos y sindicatos tradicionales, que se necesita una relación de fuerza muy grande para poder enfrentarlo.
Suponiendo que lográramos la relación de fuerza necesaria, nacional y latinoamericana, y que los sectores populares lograran la hegemonía en la sociedad en lugar del bloque dominante, el sistema que quedaría tendría capitalismo pero ya no sería esencialmente capitalista, lo cual hace ver hasta qué punto es grande el problema de fondo que tiene por delante el campo popular.
Como el compañero Jozami tiene que retirarse, lo reemplazará en la mesa el compañero Lido Iacomini por la Corriente de Participación Popular.
LIDO IACOMINI (Corriente de Participación Popular-CPP):
Quisiera retomar algo que decía Daniel, sobre lo que pasa en el peronismo y la lucha por la hegemonía en ese campo. Coincido en que esto es parte del problema político central que tenemos planteado.
Hay distintos actores en ese campo que se escapan de la conducción de Cristina por un lado, y por otro lado no solo se escapan también de la tradición más nacional y popular auténtica, sino que tienen ribetes liberales y que no es que pueden ser cooptados por la derecha, sino que están cooptados y no desde ahora, sino desde hace mucho.
La crisis del 2001 expresó una crisis de representación que tenía que ver con esta situación; tanto el peronismo como el radicalismo eran dos partidos desprestigiados y no representativos de los movimientos nacionales y populares. Justamente, creo que el kirchnerismo aparece como una salvación del peronismo.
No nos olvidemos que en el período del menemismo, la conducción llegó de la mano del peronismo y llevó adelante la experiencia neoliberal por excelencia para América latina, lo cual marcó el rumbo posterior.
El kirchnerismo, por las circunstancias que se presentaron, logró hegemonizar la situación y conducir un proceso político de mayorías, contando por detrás, como furgón de cola, a sectores tradicionales del peronismo, molestos muchas veces, contradictorios y con conflictos permanentes, pero logro hegemonizar ese conjunto de fuerzas políticas del peronismo y llevar adelante el gobierno.
El problema que tenemos respecto del neoliberalismo es que, en este proyecto, más allá de que exprese, como decía Lito, una contradicción secundaria en el bloque de poder, lo más importante es que el macrismo no es ninguna seguridad para el poder real en Argentina. Están embarcados en una aventura de recuperación y restauración conservadora que no hay nada que garantice que eso pueda continuar después de 12 años de un gobierno que llevo adelante tantas transformaciones, especialmente en la recuperación de la política en Argentina.
Me parece que la tentación, para que haya un recambio neoliberal posible a un gobierno como el de Macri, inevitablemente pasa por el peronismo; eso no se puede dar marcha atrás, eso no tiene vuelta.
No es posible reconquistar al conjunto del peronismo cuando la alternativa de continuidad en el marco del sistema mundial imperialista actual está dentro del peronismo. Evidentemente el proyecto de alternativa para la continuidad del gobierno del sistema imperialista está en el peronismo de Urtubey, Massa o cualquiera que los siga.
Desde ese lugar, no podemos especular con una política que haga centro en la necesidad de conquistarlos. Porque si hacemos eso es una concesión. Acá no hay concesión posible para enfrentar un proyecto neoliberal como el que se está reconfigurando en la Argentina actual.
Acá se requiere un combate a fondo y, en ese sentido, quiero tomar otro aspecto político que creo que es importante que es el tema del liderazgo de Cristina. Nos puede gustar más o menos el liderazgo de Cristina, podemos creer más o menos que ella esté en condiciones de superar viejos errores de sectarismo interno, de capacidad amplia de conducción, pero hay una cosa que no se puede negar: Cristina es la dirigente política que expresa con mayor claridad la oposición a este gobierno.
La única posibilidad es conquistar, reconquistar y reconfigurar el liderazgo con una oposición frontal al sistema que está planteándose en la Argentina actual y luego te preocuparás por como unís a todos, como negociás. Llegará el momento de las elecciones donde habrá que barajar y dar de nuevo con los sectores del PJ. Pero no es la vía correcta la de cuidarnos de que se nos vaya el ala liberal.
Tenemos la posibilidad de conquistar la hegemonía sobre el movimiento popular, enfrentando al enemigo. Eso sí, tenemos que tratar de incorporar a todos los que haya que incorporar y que sean necesarios para tener la mayoría electoral. Pero me parece que el otro camino es de concesiones que nos lleva al fracaso.
Hay nuevos actores sociales como ser, en el movimiento obrero, la Corriente Político Sindical Federal que dirige Amichetti del gremio gráfico, en torno a la cual se reúnen muchísimos gremios de Capital y del interior, que configura una posibilidad de oposición a los aspectos más jodidos y burocráticos de las 3 CGT. Porque ellos están mucho más abiertos a una alianza más de fondo con las CTA, que podría, inclusive, motorizar una alianza más amplia con los gremios como telefónicos, bancarios, farmacia y otros gremios de esas característica, que han demostrado una contextura nueva y fuerte en los últimos tiempos y que caminan a la conformación de una corriente sindical nueva que sería muy necesario que se desarrolle.
OSVALDO BALOSSI (LA CAMPORA):
Sobre el PJ y peronismo, nosotros nos dimos una discusión hacia adentro y hacia afuera, porque había que hacer frente a este escenario de una reestructuración y unificación de los lugares de representación, si es que son lugares de representación dentro del PJ.
Ahora, naturalmente, no creemos que por la discusión en sí se resuelvan todos los problemas de nuestro país. De hecho, se resolvió la cuestión del PJ a nivel nacional y no hubo una gran repercusión en la mayoría de nuestro pueblo. Sí la hubo, o por lo menos en el escenario de la política a nivel nacional, con la reaparición pública de Cristina.
El liderazgo político de Cristina trasciende las fronteras del peronismo y del PJ y lo que hace es llamarnos con la idea del frente ciudadano.
Respecto a lo que decía Lito recién sobre las contradicciones, discusiones, entre las organizaciones, que a veces nos pusimos de acuerdo y a veces no y los distanciamientos eventuales con el movimiento obrero, o con los dirigentes de algunos sectores de ese movimiento, creo que ahora estamos frente a un escenario donde el gobierno está en manos de un servidor de su clase social o de los sectores concentrados de la economía argentina, latinoamericana y, ni que hablar, mundial. Vemos también que eso nos da la claridad de que la grieta existe, siempre existió y hoy vuelve a estar a las claras de que hay un sector concreto de nuestro país que responde a otros intereses, que no son los nacionales, los de nuestro pueblo. Y por lo menos ahora tenemos la claridad de que si no nos organizamos le vamos a estar haciendo el camino mucho más fácil a estos sectores del poder que nos gobiernan.
DANIEL EZCURRA (KOLINA):
Quiero aclarar, respecto de lo dicho por el compañero Lido, que no quiero convencer a nadie de los peronistas liberales. Los quiero conducir, que no es lo mismo. Porque durante los últimos 10 años estuvieron adentro bajo la conducción nuestra. El peronismo, como herramienta de gobernabilidad y saber hacer de la política, si está en manos del enemigo es un problema muy grande para el campo popular. Ya lo vimos en los ‘90. Y vos conducís cuando ganás y la única posibilidad de conducir es recrear mayorías.
Hay una tentación de que la parte progresista del campo nacional y popular no se ocupe de ese problema político, porque sería un problema solo de los peronistas; y no, es un problema de todos, sobre todo porque tenemos que brindar la interlocución necesaria a nuestra conducción política para que pueda conducir el conjunto.
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– Ver las opiniones de los panelistas sobre este ciclo de debates organizado por Tesis 11 mediante el siguiente vínculo:
opiniones de los panelistas sobre el 1er debate del 20-5-16
– Se accede al audio completo del debate mediante el siguiente vínculo:
-Se puede leer el texto completo corregido del debate mediante el siguiente vínculo: