Revista Tesis 11 (nº 119)
Edición especial: Balance del gobierno de Cambiemos
(reinserción en el mundo)
Gerardo Codina*
Macri cree que “las buenas noticias para el país llegarán de afuera” y apuesta todo su capital político en esa dirección. En tanto, procura un rediseño de nuestra sociedad según la lógica de la concentración del poder y la riqueza, en una reedición del viejo orden conservador.
1- La crisis de la unipolaridad
Estados Unidos y sus socios en el mundo capitalista desarrollado no se han quedado de brazos cruzados frente a la evidente emergencia de un nuevo tablero mundial, en el que deberían coexistir con un orden multilateral. Una evidencia de esta crisis de la unipolaridad estadounidense y de la correspondiente voluntad imperial de retener la hegemonía sin ahorrarse ningún esfuerzo, es la multiplicidad de conflictos y guerras abiertas que han llevado al Papa argentino a hablar de una “tercera guerra mundial en etapas”, sobre el que nos referimos en un artículo anterior[1].
Conocedores de que “no hay mejor defensa que un buen ataque”, han elaborado un conjunto de respuestas para movilizar todos sus recursos de poder y optimizar su desempeño frente a los retos que afrontan. Tienen en cuenta que la reconfiguración del mapa de poder mundial es un veloz proceso en el que tanto importa el tamaño de las economías como el dominio de las tecnologías más avanzadas y la capacidad de proyectar las capacidades nacionales más allá de las propias fronteras.
Con un Estados Unidos fortalecido por la superación del peor momento de la crisis del 2008 y por la posibilidad a la vista de alcanzar el autoabastecimiento energético en pocos años más gracias al fracking, lo que entre otras consecuencias derrumbó la especulación con los commodities y bajó su precio, incluido el petróleo, los últimos años de la gestión Obama se invirtieron en el diseño de una estrategia de reposicionamiento global que asegure las ventajas estratégicas que aún conserva junto a sus aliados.
No se trata sólo de poder militar, aunque se dependa mucho de eso, sino también financiero y tecnológico. Esas ventajas se expresan hoy ante todo en el desarrollo de nuevas tecnologías de comunicación y procesamiento de datos, que han reformulado masivamente la sociabilidad humana. Expresiones de esta nueva era como Microsoft, Google, Facebook, Apple, Amazon o Intel, por caso, son empresas norteamericanas.
Asegurar mercados de acceso exclusivo o dominante para esos conglomerados globales es el objetivo inmediato de un accionar defensivo de la posición hegemónica que aun preservan.
En el año 2012, unos 20 miembros de la Organización Mundial del Comercio (la Unión Europea cuenta como uno), llamándose a sí mismos “Los Auténticos Buenos Amigos de los Servicios” (ABAS), comenzaron unas charlas secretas para dibujar un nuevo tratado que liberalice el comercio e inversión en servicios, y expandir “disciplinas regulatorias” en todos los sectores, incluyendo muchos servicios públicos. Estas “disciplinas”, tienen como objeto conceder a los proveedores extranjeros acceso libre en condiciones no menos favorables que las de los nacionales y restringir la capacidad de los gobiernos para regularlos en el futuro.
Estas ideas conforman el núcleo de los acuerdos megaregionales de liberalización del comercio de servicios que impulsa el poder norteamericano. Los más conocidos son el Trans Pacífico (TPP), Trans Atlántico (TTIP) y el TISA. Todas reediciones del fracasado ALCA, que tropezó en Mar del Plata en 2005 con la voluntad regional sudamericana de asegurar una incipiente autonomía de nuestra América. Pese a que se enarbolan como tratados de libre comercio, expresan más bien el espíritu de un verdadero “fascismo capitalista”. Veamos.
“La idea del TISA surgió de los grupos de expertos comerciales y los grupos de presión y cabildeo de las empresas transnacionales que no estaban conformes con el ritmo de las negociaciones sobre servicios en el marco de la Organización Mundial del Comercio[2]. La Coalición de Industrias de Servicios ha expresado con claridad cuál es el nivel de ambición que deben mostrar los negociadores del TISA para lograr la privatización y desregulación. En su calidad de Presidente de la Coalición, Samuel Di Piazza, representante del Citigroup, sostuvo ante el gobierno estadounidense que los países participantes del TISA deberían «modificar o eliminar las reglamentaciones» dentro de sus fronteras.
Según Di Piazza, los bancos, compañías de seguros, medios de comunicación y otras empresas que operan a nivel mundial deberían estar habilitados a desarrollar sus negocios en un ambiente donde las condiciones determinantes estén «fijadas por el mercado, no por el gobierno». La visión de futuro de Di Piazza en el marco del TISA es que «los principios de libre mercado rijan las inversiones en y la prestación de servicios a nivel transnacional», descartando la existencia de servicios públicos brindados por el Estado y la reglamentación gubernamental de los servicios.[3]
La desreglamentación generalizada a la que aspira la Coalición eliminaría el espacio de maniobra o acción política de todos los estamentos de gobierno. Walmart, por ejemplo, que es miembro de la Coalición de Industrias de Servicios, considera el TISA como un instrumento para liberarse de las normativas gubernamentales en materia de zonificación y tamaño de las tiendas. Walmart también aspira a que el TISA elimine las restricciones a la venta de bebidas alcohólicas y tabaco, que son áreas generalmente bajo la jurisdicción de los gobiernos estaduales y provinciales.”[4]
Por si esto fuera poco, pretenden sustraer las controversias entre las empresas y los gobiernos de los ámbitos jurisdiccionales locales, colocando la solución de litigios en “tribunales arbitrales” internacionales, formados por “expertos” y no sujetos a ninguna legislación. Entre estas controversias pretenden incluir el derecho de las corporaciones multinacionales a demandar por cualquier acción de un gobierno que afecte el nivel pretendido de sus ganancias. En contrapartida, las naciones no pueden demandar a las empresas por ninguna razón y, además, las pequeñas y medianas firmas locales están expresamente excluidas de esta modalidad de arbitraje que pretenden imponer. Este es el mundo al que Macri se quiere abrir. Uno del que los Macri son socios minoritarios del gran capital financiero internacional.
2- La región según la derecha
En este proceso de reconfiguración de su estructura de poder, el núcleo de las naciones capitalistas más desarrolladas encuentra aliados internos en todas las naciones de la región, sobre todo en aquellos sectores cuyo crecimiento depende del comercio exterior.
Apenas fracasó el proyecto del ALCA, desde Estados Unidos se procuró contrabalancear el proceso de consolidación de un bloque regional liderado por Brasil, impulsando por un lado procesos de desestabilización de la revolución bolivariana en Venezuela, promoviendo el movimiento destituyente contra Fernando Lugo en Paraguay, fogoneando la formación de coaliciones antipopulistas en Brasil y Argentina, financiando en todas partes las acciones de cuestionamiento del accionar de los gobiernos populares y, además, auspiciando la emergencia de un nuevo bloque subregional basado en la plataforma de la más amplia liberalización del comercio. La Alianza del Pacífico.
En abril de 2011 emerge esta nueva coalición de naciones con la integración de tres países sudamericanos (Chile, Perú y Colombia) y México. Se presentan en sociedad diciendo que esa agrupación “constituye la octava potencia económica y la octava potencia exportadora a nivel mundial. En América Latina y el Caribe, el bloque representa el 39% del PIB, concentra 52% del comercio total y atrae el 45% de la inversión extranjera directa. Los cuatro países concentran una población de 225 millones de personas y cuentan con un PIB per cápita promedio de US$ 16.759 (en términos de paridad de poder adquisitivo).” Claramente, gran parte de esos números los aporta México, que a su vez sufre las consecuencias devastadoras del NAFTA, que lo convirtió en un apéndice económico de Estados Unidos[5] y que acentuó los enormes problemas sociales que padece.
Un dato importante es que a partir del 1º de mayo de este año la Alianza se conformó como un área de libre comercio entre sus integrantes, liberalización que abarca el 92% del total de los productos de sus economías. La liberalización que propugnan incluye la libre circulación de bienes, servicios, personas y capitales, por supuesto. Esta Alianza está estrechamente vinculada en su diseño y proyección al tratado Trans Pacífico (TPP, por sus siglas en inglés) también firmado este año, pero el 4 de febrero, en Nueva Zelanda, por doce países de la cuenca del Pacífico (Australia, Nueva Zelanda, Japón, Canadá, Malasia, México, Brunei, Singapur, Chile, Perú, Estados Unidos y Vietman).
Ese tratado está ahora a consideración de los parlamentos de Nueva Zelanda, Estados Unidos, Chile y Perú en procura de su ratificación. Nótese la ausencia de China, cuya participación fue negada. Tampoco participan por el momento Taiwan, Filipinas, Corea del Sur, Colombia o Indonesia[6], entre otros países de la cuenca fuertemente exportadores.
La idea original del tratado fue chilena. Ricardo Lago, entonces presidente, reunió en 2002 en un balneario mexicano a los primeros ministros de Nueva Zelanda y Singapur para echar las bases de un acuerdo de libre comercio. La estrategia chilena se corresponde con su interés nacional. Una economía con fuertes desigualdades sociales, escasa población[7] y basada para su expansión exclusivamente en los mercados mundiales a los cuales pueda exportar libremente un reducido número de productos. El tradicional cobre, mas los agregados de productos forestales, vinos y uvas frescas o salmón rosado.
El impulso definitivo para el tratado de libre comercio llegó en setiembre de 2008, cuando el presidente Bush anunció el interés de Estados Unidos de participar de las negociaciones, decisión luego refrendada por Obama en su redirección de las prioridades estratégicas de Estados Unidos hacia la cuenca del Pacífico, con el declarado objetivo de contener la creciente influencia china en la arena mundial. La participación norteamericana no fue inocua. Implica una decidida protección de sus intereses nacionales. Incluyendo, por supuesto, unas pretendidas nuevas regulaciones sobre los derechos de propiedad intelectual, extendidas para el sector farmacéutico, y ampliadas a todos los contenidos que circulan en Internet[8].
La petición de la integración de nuestro país como observador de la Alianza del Pacífico, aceptada el pasado 9 de junio[9], marca el giro que pretende dar la coalición Cambiemos a la política exterior argentina. La nueva mayoría derechista del Mercosur de la que el macrismo forma parte, obtenida gracias a fraudes legales y operaciones encubiertas sobre las democracias de la región, procura alinearnos dentro del gigantesco protectorado para sus corporaciones que edifica a toda prisa Estados Unidos, como parte esencial de su lucha por preservar su primacía mundial.
3- La renuncia a la soberanía como condición de pertenencia
Todo el episodio relativo a Malvinas y a las concesiones que nuestro gobierno estaría dispuesto a hacerle al Reino Unido, deben ser leídos como expresión de esa voluntad neocolonial manifiesta y no como una vulgar falta de conocimiento sobre lo que está en juego en la arena de las relaciones internacionales. La ignorancia podría atribuirse a Macri. Pero la misma canciller Malcorra no es una ingenua e inexperta funcionaria.
Firmó con el reciente vice canciller británico, en ocasión de su visita al país para participar en un seminario sobre inversiones extranjeras en Argentina, conocido por el pomposo apodo de “mini Davos”, una declaración que, entre otros muchos temas de cooperación bilateral orientada a “incrementar significativamente el comercio” entre ambos países, incluyó la cuestión Malvinas, retomando la postura menemista en el tema.
Textualmente dice así el comunicado conjunto “Ambos Gobiernos acordaron que la fórmula de soberanía del párrafo 2 de la Declaración Conjunta del 19 de octubre de 1989, se aplica a este Comunicado Conjunto y a todas sus consecuencias. En este contexto se acordó adoptar las medidas apropiadas para remover todos los obstáculos que limitan el crecimiento económico y el desarrollo sustentable de las Islas Malvinas, incluyendo comercio, pesca, navegación e hidrocarburos. Ambas Partes enfatizaron los beneficios de la cooperación y de un compromiso positivo de todos los involucrados.”
“Remover los obstáculos que limitan el crecimiento”, es el eufemismo elegido para referirse a las trabas legales que nuestro país puso para impedir la explotación ilegal, por parte de una potencia ocupante, de los recursos que son argentinos. Malcorra se atrevió a legitimar esa explotación. Es el precio que Macri está dispuesto a pagar por tener un trato económico financiero preferencial con Inglaterra[10].
Todo esto ocurre a pocas semanas de que las Naciones Unidas reconociera los límites de la plataforma continental argentina, que incluye todos los archipiélagos del Atlántico Sur y la Antártida Argentina[11], y nos otorga soberanía exclusiva reconocida por la ONU sobre los recursos del suelo y subsuelo marítimo:
(¡Error! Nombre de archivo no especificado).
Mapa oficial de la plataforma continental argentina aprobada por las Naciones Unidas el 11 de marzo de 2016, como consecuencia de la Convención sobre el Derecho del Mar de 1995.
La decisión de pactar de esta manera con el Reino Unido ahora, conlleva la expectativa de un trato privilegiado con el principal socio de Estados Unidos en su estrategia imperial global. No sólo es la segunda potencia militar de la OTAN (y tiene una base en Malvinas que nos amenaza) sino que preserva el Commonwealth, antigua Mancomunidad Británica de Naciones creada en 1950 e integrada por 53 países y dentro de ella, los 16 reinos que reconocen a Isabel II como su soberana, entre los que destacan por lejos Canadá, Australia y Nueva Zelanda, los tres firmantes del TTP (Tratado de Asociación Transpacífico).
Sucede que en la cabeza de la nueva derecha argentina no hay mucho espacio para la inventiva. En sus sueños de grandeza vuelven la mirada hacia la república oligárquica de Bartolomé Mitre y Julio Argentino Roca. La que transformó el ejército libertador de San Martín en una fuerza de ocupación y de opresión de nuestros pueblos. Imaginan una alineación sin fisuras con el imperio como única alternativa válida para el desarrollo de sus negocios. Como la que otro Roca fantaseó en la década del treinta, en una Argentina infame y corrupta como pocas, como una salida para superar las consecuencias de la crisis mundial sobre nuestras exportaciones ganaderas.
*Gerardo Codina, psicólogo, miembro del Consejo Editorial de Tesis 11
[1] https://www.tesis11.org.ar/?s=la+crisis+de+la+unipolaridad Revista Tesis 11 nº 116, Diciembre de 2015.
[2] La llamada Ronda Doha no progresa por la resistencia de las naciones desarrolladas a habilitar el libre comercio de productos agrícolas a cambio de su acceso a los mercados de los países emergentes, condición que estos procuran imponer basándose en su número y que cuenta con el apoyo de China.
[3] Testimonio, Coalición de Industrias de Servicios, 12 de marzo de 2012, respuesta al “Pedido de Comentarios sobre un Acuerdo Internacional de Servicios” del Representante Comercial de Estados Unidos, Número de archivo: USTR–2013–0001. Disponible en Internet en: http://www.regulations.gov/#!documentDetail;D=USTR-2013-0001-0043.
[4]Ellen Gould. TISA – El Acuerdo de Comercio de Servicios. El Acuerdo de los Auténticos Buenos Amigos de las
Empresas Transnacionales. Internacional de Servicios Públicos (ISP)
[5] Jorge Castaneda, ex canciller de México afirmó en declaraciones periodísticas que uno de los problemas mexicanos actuales son “los bajos salarios” que pagan empresas como Ford y General Motors en su país. “En una planta de Ford, en México, un obrero con un buen empleo gana 400 dólares al mes”, dijo. http://www.pagina12.com.ar/diario/elmundo/4-310211-2016-09-25.html
[6] http://www.pagina12.com.ar/diario/contratapa/13-284299-2015-10-21.html
[7] 18.191.000 habitantes estimados para 2016 por Instituto Nacional de Estadísticas de Chile.
[10] http://www.mendozatransparente.com.ar/noticias/malvinassinsoberania