OCTUBRES

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Carlos Mendoza* 

Las elecciones legislativas en nuestro país, previstas para el próximo 27 de Octubre, no serán un hecho de la importancia y el dramatismo de otros famosos sucesos acaecidos en un mes de Octubre, como la revolución soviética de Octubre de 1917, de amplia incidencia internacional, o la movilización obrera y popular del 17 de Octubre de 1945, de gran importancia nacional, pero tiene sin embargo al menos en común que puede determinar el rumbo futuro de nuestro país, con lo cual incidiría significativamente también en el resto de América Latina.

Ocurre que la Argentina ha llegado, una vez más en su historia, a una de esas encrucijadas que imponen decisiones de fondo y que cualquiera sea el rumbo que se tome, las consecuencias serán muy profundas. Y si bien el asunto será aun más acuciante en las elecciones presidenciales del 2015, estas legislativas determinarán quien tendrá el control mínimo necesario en el Congreso Nacional para impulsar, ya sea las políticas del gobierno o, por el contrario, trabarlas. Lo cual a su vez, y en especial teniendo en cuenta que Cristina no puede ser candidata a presidenta en el 2015, determinará el grado de gobernabilidad del país, al menos hasta esas elecciones. Y esto, a su vez, influirá significativamente en el resultado de las presidenciales. 

Pero si tener gobernabilidad durante los dos años a venir es de por si importante, y más aun qué espacio político nos gobernará desde entonces, la cuestión de fondo es que el país ha llegado a una situación en que se requieren medidas gubernamentales muy profundas, si quisiéramos afirmarnos en una vía de desarrollo económico, con fuerte crecimiento industrial cuantitativo y cualitativo, con impulso a la ciencia y la tecnología, con cada vez más inclusión social, más democracia, incluyendo el continuo mejoramiento de sus instituciones, los derechos humanos como política de Estado y más y mejor  integración latinoamericana como forma y vía a su vez de integrarnos crecientemente al mundo. 

Ocurre que, si bien con sus más y sus menos, esa es la política que como resultante ha venido siguiendo el gobierno iniciado en el 2003, hemos llegado a una situación en que si queremos continuar por ese sendero, tenemos que afrontar que estamos chocando con algo que básicamente no ha sido removido en esta última y, para mi, fructífera década, y que es lo esencial de la estructura económica argentina. Me voy a referir particularmente a algunos problemas centrales: 

– La oligopolización y extranjerización de nuestra economía, en sus ramas agropecuaria, industrial, comercial, de comercio exterior y financiera: Entre otras cosas , es la principal causante del aumento sistemático de los precios muy por encima del aumento de costos, lo cual es la fundamental causa de la inflación, lo que a su vez fuerza al gobierno a devaluar por debajo de la inflación, porque de lo contrario tendríamos hiperinflación, y esto a su vez contribuye, entre otras causas, al problema del atraso cambiario y de la pérdida de competitividad de, al menos, varios sectores de nuestra economía.. La concentración, centralización  y extranjerización del capital han continuado a tambor batiente, como así también el aumento de sus ganancias extraordinarias, al punto que la tasa de ganancia de las 500 empresas más grandes aumentó desde el 2003 más de un 50% con respecto a la década de los 90, mientras que el 70 % de las acciones de ese grupo oligopólico está en manos de corporaciones internacionales.

Para enfrentar este problema, y no estando en la agenda del gobierno, ni de la actual relación de fuerzas, la posibilidad de pasar el sector oligopólico a formas de propiedad social, hemos propuesto en notas anteriores que el Estado convoque a un acuerdo económico social, con las organizaciones de los trabajadores y las cámaras empresarias, para, entre otras cuestiones, tratar de acordar políticas de precios y salarios, tratando de que estos crezcan gradualmente en términos reales y se sostengan la demanda y con ello la inversión y el crecimiento. Esto, aparte de darle un eventualmente mejor marco general a la indispensable regulación estatal en este asunto, como mínimo les daría una importante herramienta a los trabajadores, organizaciones sociales y sectores progresistas en general, para mostrar al conjunto de la población que el verdadero origen principal del flagelo inflacionario es la oligopolización de la economía.

En cuanto a otras políticas de mayor regulación económica y de pasar a formas de propiedad social a los grupos más concentrados, creo que es algo que, por su magnitud y segura fuerte reacción negativa de los países centrales del capitalismo, requeriría de ser tratado y enfrentado en el ámbito regional, para lo cual habría que fortalecer y desarrollar la integración política y económica de América Latina. 

– Otro problema, esta vez crónico en la historia de la economía argentina, es que nuestro desarrollo industrial es muy incompleto, particularmente después de las nefastas políticas desindustrializadoras de la dictadura iniciada en el 76 y del período menemista, y aunque ha habido una importante recomposición industrial desde el 2003, tenemos una industria que básicamente importa bienes de capital e intermedios, produce relativamente pocas partes localmente y arma y vende mayoritariamente en el mercado interno, con lo cual tiene un fuerte déficit en su balanza exterior. Esto hace que nuestro desarrollo industrial haya dependido siempre de los saldos favorables de balanza exterior de nuestro sector agropecuario, quedando así a expensas de que tengamos buenas cosechas, buena demanda y buenos precios internacionales para las mismas, lo cual ha venido siendo el caso desde el 2003. Pero aun así, cuanto más aumenta nuestro producto bruto industrial más restricciones de comercio exterior se nos generan, por las razones explicadas.

Para enfrentar esto, se requiere de una planificación económica que apunte a sustituir importaciones, desarrollando sectores tales como bienes de capital y partes de los mismos, para lo cual a su vez habría que incentivar aun más la incorporación y desarrollo propio de ciencia y tecnología e impulsar crecientemente las exportaciones industriales.

Asimismo, una vez más, es indispensable en esto avanzar significativamente y a un nuevo nivel cualitativo, en la integración económica y política latinoamericana, por evidentes razones de necesidad de escala de producción y mercado propio regional, por la necesidad de potenciar las posibilidades en investigación y desarrollo y por la división y complementación de tareas a escala de la región. 

– Una tercera cuestión es el problema social, donde se ha avanzado mucho pero es mucho más lo que resta por hacer. Para ello se requiere no solo asegurar el crecimiento con inclusión social, sino profundizar la redistribución de la renta nacional, lo cual a su vez supone, entre otras medidas, una generalizada reforma impositiva de carácter progresivo. 

Estas son cuestiones de tal profundidad y que tocarían tales intereses, que se requiere tener un gobierno nacional dotado de gran determinación, capacidad de gestión, energía, coraje y, sobre todo, apoyo popular organizado para enfrentarlas. Y ahí es donde se evidencia con gran intensidad la cuestión política. ¿Qué fuerza política estaría en condiciones de afrontar tamañas tareas? 

Analizando nuestra realidad política y basándonos en aquellos espacios políticos con chances mínimamente realistas de ser opción de gobierno a nivel nacional, nos encontramos con las siguientes alternativas: 

–         ¿Podría ser el massismo, integrado básicamente por la derecha del PJ y tal vez el macrismo? Estos sectores ideológicamente hablando están en las antípodas de un programa político económico y social como el requerido. 

–         ¿Podría ser el UNE, alianza basada fundamentalmente en la UCR y el Partido Socialista (partido que tiene estructura significativa e importancia electoral solo en la provincia de Santa Fe), y que no cuentan con prácticamente ningún apoyo de organizaciones de trabajadores y/o de organizaciones sociales? Por otro lado, su más previsible candidato a presidente sería Hermes Binner, quien dijo por ejemplo que si fuera venezolano “hubiera votado por Capriles” y responsabilizó  “a los gobiernos populistas de la región” por las víctimas producidas tras las últimas elecciones en Venezuela, todo lo cual le costó a su Partido Socialista que lo expulsaran del prestigioso “Foro de San Pablo”, del que participan la gran mayoría de los espacios políticos, sociales y culturales progresistas de América Latina. 

–         ¿Podría ser el  Frente para la Victoria, tercer candidato con posibilidades reales de ganar en el 2015? Este espacio, liderado por Néstor Kirchner primero y luego por Cristina Fernández, ha venido aplicando una política de reinstauración del rol del Estado, desarrollo económico impulsando la reindustrialización, fuerte apoyo a la ciencia y tecnología, incluyendo la repatriación de decenas de científicos, inclusión social, derechos humanos como política de Estado e integración latinoamericana.

 Entre las decisiones que el gobierno ha tomado desde el 2003, hay algunas que ciertamente  le han demandado determinación, coraje político y capacidad de gestión y que creo importante destacar: No al ALCA, en la propia cara de George Bush; Muy favorable reestructuración de la deuda externa, según criterios impuestos por el propio gobierno y no por los principales acreedores especulativos ni por el FMI; Aumento de las retenciones a las exportaciones agropecuarias, principalmente a la soja, que permite socializar parte de la renta de la tierra que los propietarios reciben por alquilársela a los arrendatarios, utilizando esos fondos para impulsar reindustrialización, obra pública y acción social; Reestatización de las AFJP, que le quitó ese fenomenal negocio a poderosos sectores financieros y puso los fondos en condiciones de asegurar una jubilación universal, con dos reajustes anuales superiores a la inflación real y la Asignación Universal por Hijo, pero además permitiendo intervenir con los fondos de garantía en la financiación de obra pública y proyectos privados considerados importantes para el desarrollo y/o la creación o al menos mantenimiento de fuerza de trabajo empleada; Estatización del 51% de las acciones de YPF, que le permite al gobierno poner la principal empresa del país al servicio de una reversión de la política petrolera  de los años 90, en busca del autoabastecimiento, vital para continuar nuestro desarrollo; Ley de Medios, democratizando tan importante sector, lo que lo enfrentó con las corporaciones de medios de comunicación.

Estas son solo algunas de muchas medidas adoptadas por el gobierno, pero que se destacan porque fueron tomadas enfrentando fuertes intereses nacionales e internacionales, y es de eso precisamente de lo que se trata, si queremos continuar por una senda de desarrollo económico, inclusión social, soberanía e integración al mundo a través de la integración latinoamericana, empezando por el MERCOSUR.. El gobierno iniciado en el 2003 ha tenido muchas insuficiencias y errores, pero el balance le da claramente positivo, como he analizado más en detalle en artículos anteriores en este medio; pero lo que voy a destacar es que no solo tiene las virtudes antes señaladas, sino también, lo que es fundamental, cuenta con el apoyo de la principal de las tres CGT, la principal de las dos CTA y de la inmensa mayoría de las organizaciones sociales, culturales y políticas, y de la mayor parte de la intelectualidad progresista. A lo que debemos agregar esa incipiente construcción de lo que podría ser la base de un gran movimiento socio-político que es el espacio denominado “Unidos y Organizados”

Lo que le falta al actual espacio político progubernamental para llevar a cabo la titánica tarea que se requiere, y que he señalado ya en este artículo, es seguramente mayor que lo que ya tiene, pero ha recorrido ya un largo camino y cuenta con una importante construcción socio-política en marcha, a pesar de sus falencias, errores e insuficiencias. De lo que se trata es de continuar impulsando esa construcción, hasta transformarla en el movimiento socio-político que se requiere para incidir decisivamente en la relación de fuerzas, con un gobierno que la represente, como ha sido hasta aquí el caso, con sus aciertos y desaciertos. 

Por eso, antes de votar el 27 de Octubre, reflexionemos sobre todo esto, sobre que país queremos y tratemos de ser realistas sobre quienes tienen políticamente objetivas posibilidades de afirmar y desarrollar a un nuevo nivel lo logrado hasta ahora desde el 2003. Está claro que personalmente votaré por las listas del Frente para la Victoria, e invito a los lectores a hacerlo, aun cuando pudieran tener justificadas críticas que hacerle al gobierno y al plural espacio político progresista que lo sustenta. 

*Carlos Mendoza, ingeniero, especializado en temas de economía política, escritor, miembro del Consejo Editorial de Tesis 11.

Algunos artículos anteriores del autor relacionados con este tema:

https://www.tesis11.org.ar/inflacion-el-problema-principal/

https://www.tesis11.org.ar/ocho-anos-de-gobierno-k-tiempo-de-balance/

  

Una respuesta a “OCTUBRES”

  1. Zulma García Cuerva dice:

    Interesante enfoque de la realidad pintado desde un lugar respetuoso de
    las distintas posiciones políticas.

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