PASO 2013: Y VOS ¿DE QUE LADO ESTAS?

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Isaac Grober(*)

Historicamente  agotado el neoliberalismo aquí y en el resto del mundo,  está en Argentina planteada una disputa por el poder entre quienes reivindican el derecho de los monopolios  a seguir conservando  el control de la sociedad en todas las esferas y quienes lo cuestionan  en aras de ir levantando el andamio con ayuda del cual se pueda acceder a otro modo de organización social.

Desde que en una sociedad hay intereses contrapuestos, algunos antagónicos, como los relativos a la  distribución del excedente económico,  irremediablemente hay  y habrá conflictos.

Por  eso el conflicto es inherente a la vida de las naciones y quien pretenda, como hoy ocurre en la Argentina, sostener la necesidad y la posibilidad de aplicar políticas que conlleven a la armonía y a la placidez de la concordia, simplemente macanea y al hacerlo pretende manipular  la conciencia social en aras de ocultar las causas estructurales de los problemas  que existen en la sociedad, encubrir  a sus principales causantes  y con ello, mantener el status quo. Que en lo que hace a lo  esencial,  todo siga igual.

No existe política redistributiva con sentido progresivo ni medida reparadora que deje indemne a los que más tienen, ni que estos en ese caso la acepten sin resistencias, pasivamente. Ahí se exterioriza el conflicto, la confrontación.

LO QUE LA PRACTICA  K  DESNUDO

Aún computando debilidades, errores  y falencias, si un mérito le asiste a los gobiernos  K es que con su discurso y sus medidas, sin ser  revolucionarias, pusieron más de relieve las contradicciones y dentro de ellas, la responsabilidad del capital concentrado – las corporaciones, verdadero portador del poder económico – en los manejos de precios y el abastecimiento, por tanto responsabilidad en el proceso inflacionario; en las corridas cambiarias y la fuga de capitales: en su creatividad para evadir impuestos a lo grande y en última instancia,  su responsabilidad en el estancamiento económico y la  fragmentación social.

Con  la acción gubernamental  también quedó en evidencia la incapacidad de lo institucional y de los partidos políticos opositores para enfrentar la coerción del gran capital y por ello su incapacidad para contribuir a plasmar un proyecto político institucional  capaz de contener  al grueso de la sociedad, a pesar de las diferencias. Por eso los partidos, pero en especial  las corporaciones,  moviéndose deliberadamente  con ese objetivo,  son también  responsables de la inestabilidad política, de la crisis de legitimidad de las instituciones y de la crisis de representatividad de los mismos partidos.

Es un recorrido al que ahora, mucho más notorio que en el pasado,  habrá que incluir a parte del  Poder Judicial, algunos de cuyos miembros son parte de ese entramado corporativo,  como lo prueba su conducta cómplice durante el terrorismo de Estado y  una vez recuperada la democracia, con su protección al monopolio y su resistencia a incorporar cambios que lo acerquen al nuevo ciclo histórico que se ha abierto en Argentina y en gran parte de América del Sur.

Al accionar del gran capital tampoco le son ajenas las restricciones a la expansión de derechos y la conformación de una subjetividad que le dio status de naturalidad  a sentimientos discriminatorios  que impregnan la cultura y práctica de los argentinos. Todo funcional al mantenimiento y usufructo de ese poder.

No hay golpe de Estado, ni shock de mercado, ni práctica desestabilizadora, ni campaña mediática de la que hayan estado y estén ausentes  las corporaciones  a la que se subordinan los partidos políticos que hoy acusan al oficialismo de autoritarismo, de ser confrontativo, de dividir a la sociedad, de avanzar sobre la justicia independiente, de pretender amordazar a los medios y así de seguido.

Es por este batallar del kirchnerismo  que renace el debate político y la revalorización de la política  como herramienta imprescindible  para la transformación  social, en particular en la juventud,  lo que también contribuye a desnudar al demonio kirchnerista.

LOS  PROYECTOS

Si las contradicciones y los conflictos son parte indisoluble de la vida social, llama no obstante la atención el grado de virulencia que viene adquiriendo su tono a lo largo de los últimos años, en particular desde 2008, cuando  se desató el conflicto con los terratenientes con motivo del proyecto de las retenciones móviles, tono ahora aún más acentuado tratándose de un año electoral.

Es preocupante la violencia del discurso y del relato anti-K, cuyo contenido – sin exagerar – transpira  odio hasta adquirir a veces un sesgo amenazante que alimenta un clima revanchista y que de cristalizar,  puede desembocar  en un cuadro de efectos impredecibles y a partir de cierto punto, inmanejable.

Llegado a esta instancia, surge naturalmente un interrogante  ¿qué es lo que está realmente en disputa como para llegar a estos extremos?

Estamos atravesando una etapa de la fase de profundización de la crisis del capitalismo como sistema mundial, en el cual Argentina naturalmente está inmersa  y que hasta el año 2003 pudo además experimentar en carne propia un nivel extremo de su perversidad: llevó al país al borde de la disolución nacional.

La del capitalismo es una crisis que puso al descubierto aquí y en el mundo entero la incapacidad del neoliberalismo, comandado desde hace décadas por el capital  financiero y su lógica, su incapacidad, repetimos, de generar dinámicamente capital y darle sentido a su existencia. Derivado de ello, el neoliberalismo como lógica dominante de desenvolvimiento del capital, está  históricamente  agotado, lo que no significa que de aquí a poco tiempo será desmontado y reemplazado. Eso depende de las condiciones y de la  lucha  política. Y esto no tiene ni fecha ni plazos.

Este es el marco de la confrontación entre dos proyectos en la Argentina.

El proyecto K

Uno, el encarado por el kirchnerismo, que para liberarse del engranaje y las ataduras al neoliberalismo,  aspira a generar desde y con el Estado condiciones para implementar aquellos cambios estructurales que hagan viable una economía industrialmente más integrada  y además armonizada con el desarrollo rural, con un mercado interno más dinámico, con impulso al desarrollo científico y técnico, con mayor inclusión social, aminorando las desigualdades sociales y regionales , extendiendo derechos de modo  de convertir al habitante en ciudadano y  de hacer posible de ésta una organización más equitativa y una  democracia más participativa. Es pretensión del kirchnerismo   completar este marco  con la construcción de   una política exterior con objetivos que sean una prolongación de la política interior,  que afiancen  la independencia y la autonomía de país y tenga especialmente una orientación de hermandad y de integración con  la Patria Grande Americana.

Párrafo destacado y ya fruto de la aplicación de este proyecto,  es el surgimiento en muchos  de la percepción de autoestima y de ser  respetado  porque como ser humano ahora se le reconocen derechos y se le da valor a su dignidad. Este es un resultado que en cuanto a su origen está más allá y hasta es relativamente independiente del dinero, de lo material. Para lograrlo también hay que computar el aporte de las políticas de Estado como la de Memoria, Verdad y Justicia  y la de erradicación de la sistemática práctica de criminalizar la protesta social. El clima distendido de gozo y de sana alegría en los multitudinarios actos de las fiestas patrias, es prueba irrefutable del los cambios

Es obvio que una disputa de la que resulte favorecido un  proyecto político como éste, significa no sólo un cambio de paradigma, sino también que terminará generando  un cambio en las relaciones de poder, de la institucionalidad y de las bases sobre las que se asienta la distribución del excedente económico de la sociedad.

El contraproyecto o proyecto de la contra

El otro proyecto es el sostenido y comandado en lo esencial por el capital concentrado, la gran burguesía y las corporaciones mediáticas que aspiran, a pesar de la competencia que hay entre ellos y sus diferencias internas,  a terminar con la dicotomía entre el poder económico que es suyo y siempre lo fue y el poder político que a veces, como con el kirchnerismo, no logran someter  totalmente. Es decir buscan terminar sumando a lo que tradicionalmente manejaron, los resortes esenciales del aparato estatal en un contexto nacional, regional y mundial en el que ahora como nunca antes  aparecen junto con la profundización de la crisis y los conflictos,  fuerzas que los cuestionan.

En lo interno ven con aprensión el surgimiento de una juventud que expresa mayor conciencia política y que se va organizando y es su temor que ese sea un movimiento que se desarrolle y alcance una envergadura y  una aceptación tal que social y políticamente ponga en riesgo sus bases de sustentación.

Programaticamente, no obstante las diferencias que entre unos y otros puedan señalarse, diferencias que se explican por la especificidad de las ramas y sectores desde las que operan,  puede en líneas generales distinguirse un común denominador:  rechazan la metodología de las regulaciones estatales (precios, salarios, tarifas, mercado cambiario, etc) y la intervención estatal directa (como inversor), salvo cuando van en auxilio de la tasa de ganancia del gran capital; tienen preferencia por el régimen de libertad de mercado y que sea éste, por ende el capital concentrado, quien defina el mejor uso del excedente económico; aborrecen el régimen de retenciones al comercio exterior, lo mismo que el de subsidios con finalidad social; pretenden se atenúe el peso de los impuestos a las ganancias y los que gravan al patrimonio;  impulsan la celebración de Tratados de  Libre Comercio, la recomposición de las relaciones con el  FMI y con el mercado financiero mundial. En política interior, proponen terminar con el lastre del pasado, para lo cual es necesario terminar con los Juicios a los genocidas y sus cómplices  y disponer la apertura de un proceso de reconciliación nacional.

Como se aprecia, están abrazados a políticas asentadas en los  principios vetustos y reaccionarios que siempre sostuvieron y que sistemáticamente han significado el deterioro de las condiciones  materiales del país y la ruina de la inmensa mayoría de sus habitantes. Ilustración acabada y reciente de lo que aseveramos,  es el discurso que acaba de exponer Luis Miguel Etchevehere, Presidente de la Sociedad Rural Argentina, al dejar inaugurada su 127 º Exposición, rodeado y aplaudido por los restantes miembros de la Mesa de Enlace, la UIA y muchos y conspicuos políticos de los partidos de oposición.

CONCLUSION

Esta es una de las razones por la que nos limitamos a señalar la existencia de sólo dos proyectos, porque objetivamente no hay actualmente  en el medio otras posibilidades: en las condiciones del capitalismo actual, con el nivel de concentración al que se ha llegado en el país, con el poder alcanzado por esos grupos, con los graves problemas de arrastre que aún subsisten, a diferencia de otras épocas hoy no hay demasiado margen de maniobra. En tal situación, la disyuntiva es enfrentar  a los monopolios  o tomar partido, por acción u omisión, por las fuerzas que los respaldan se doblegan y someten a sus dictados.

Se podrá ser más o menos puro o duro. Pero se está en un rumbo o en el otro.

No comparto pues el señalamiento del kirschnerismo de que los partidos de la oposición, al no exponer ni por asomo cual es su proyecto y que  harían en la eventualidad de asumir el gobierno, eso evidenciaría  que carecen de proyecto. A mi entender,  como están atados a ser considerados favorablemente por los grandes medios, o son  presos del permiso de las corporaciones, sólo podrían exponer  las aspiraciones de sus mandantes. Pero eso les quitaría votos  y de allí su silencio. Sólo están para pavonearse repitiendo consignas vacías,  carentes de sustancia, repitiendo lo que dicen las corporaciones mediáticas, o ancladas en hechos inventados o  de lo contrario, si saltan la valla y  se embarcan en una orientación anticorporativa, entonces les cuelgan el sanbenito de kirchneristas. Así sienten que no tienen futuro.

Asistimos, como se ve, a  una disputa por el poder entre quienes reivindican el derecho de los monopolios a seguir conservando el control de la sociedad en todas las esferas y quienes lo cuestionan en aras de ir levantando y construyendo el andamiaje de otro modo de organización social

A no escaparse. Vos también tenés la palabra

*Isaac Grober, Contador Público y  Magister  en Economía, miembro del Consejo  Editorial de Tesis 11.

 

 

 

 

 

 

 

 

3 respuestas a “PASO 2013: Y VOS ¿DE QUE LADO ESTAS?”

  1. Valentin Golzman dice:

    La nota de Grober convocó una suma de interrogantes:

    1).- ¿Es razonable afirmar que el neoliberalismo está “históricamente” “agotado aquí y en el resto del mundo”, cuando es una de las formas de funcionamiento del capitalismo actual, que promete subsistir por un largo período? ¿Cómo caracterizar entonces -desde aquella afirmación- la política que se esta aplicando en la Comunidad Europea? ¿Cuál es la marca de imprenta de la política (envidia de Menem-Cavallo) con que Israel se ha lanzado a privatizar todo lo privatizable? ¿Cómo identificar el nuevo plan de ajuste múltiple que el FMI desplegó para España? ¿O es que acaso la propia Argentina no sigue aun padeciendo buena parte de la legislación y de las consecuencias de décadas de neoliberalismo? ¿Políticas que resultaron –entre otras cosas- en ferrocarriles desmembrados, el transporte de cargas por rutas consumiendo el combustible que no generamos y poderosos grupos monopólicos, con base en el exterior, manejando tanto el grueso de la producción industrial como las exportaciones?

    2).- Entendiendo que el andamio a levantar es una metáfora que refiere -entre otras cosas- a un plan económico a pergeñar y poner en marcha. ¿No sería entonces razonable avanzar más allá del solo llamado a votar en estas elecciones por el Frente Para la Victoria? ¿Plantearse cuáles deberían ser los actores sociales que van a construir el andamio y, aunque sea someramente, en que consistirá y con qué materiales se levantara el proyecto-andamio, cuestión imprescindible para convocar apoyos? Ý por sobre todo, ¿Cuáles serán los actores sociales que sustentarán el avance más allá del punto en que estamos, única forma de atornillar los logros realizados y en cuya enunciación se basa casi exclusivamente la campaña electoral del FPV? ¿Cómo lograr el apoyo activo del sector asalariado, muchos de cuyos dirigentes, con décadas en el mando, están fragmentados y rehuyen a la movilización de sus bases? ¿Dirigentes qué –salvo excepciones- fluctúan apoyando ora a un sector político, ora a otro, muy lejos de ser la columna vertebral que sostuvo, exigió y logró hacer avanzar al primer peronismo? ¿Alcanzará, para lograr el apoyo y sobre todo el protagonismo popular activo, con los elementos hoy puestos en juego?

  2. isaac grober dice:

    Respecto a las dos objeciones de Valentin, en el mismo orden digo:
    1.- El neoliberalismo, como toda forma de capitalismo, tiene que tener – como sistema – una resultante esencial: poder generar y acrecentar valor y capital. Pero si esa forma demuestra a través de años, no de forma coyuntural, aquí y en el resto del mundo, sus limitaciones para dar aquellas respuestas (PBI estancado, cuando no en retroceso, lo mismo que la inversión reproductiva, trabas para el funcionamiento y expansión del sistema productivo, falta de alternativas económicas para ofrecer, empobrecimiento de las mayorías y sistemático debilitamiento de la demanda agregada) carece de vitalidad, de perspectivas, se torna inviable, no tiene futuro. Ergo, su rol histórico como generador de valor y de capital está agotado. Más aún, si con la pretensión de revitalizarlo se emprenden correcciones y ajustes dentro de la misma concepción que terminan agravando las raíces de los problemas y para peor terminan expulsando del sistema a trabajadores – los verdaderos generadores del valor – sin que se perciba una luz al final del túnel, no puede menos que sostenerse que el neoliberalismo está agotado.
    Que a pesar de ello se mantenga como paradigma de funcionamiento, como política aplicada, eso es sólo demostrativo de una correlación de fuerzas insuficiente para desmontarlo. Y esto es un problema político que no modifica en absoluto su caracterización.
    Para no quedar entrampados en un debate técnico-académico vale rescatar que al diagnosticar al neoliberalismo como agotado, se quiso también llamar la atención de quienes dentro del campo popular pudieran abrigar expectativas favorables sobre medidas de política afines propuestas por los voceros “renovadores” o “dialoguistas con aptitud de consenso” dentro del arco anti-K .
    2.- Respecto de la segunda observación hago notar que el propósito del artículo trasciende el hecho de las elecciones y la dirección del voto. Apunta a dar respuesta, a dilucidar qué es lo que hoy está en debate en la sociedad argentina, aunque oculto tras la confusión deliberada generada por una campaña mediática plagada de desinformación, chicanas, mentiras, manipuleo, temas insustanciales, etc. habiendo o no elecciones de por medio. Asumir con claridad cuál es el trasfondo del debate para que cada cual se ubique y ubique al enemigo principal, también contribuye a la construcción del andamio. Si además se puede elaborar y enunciar un programa económico junto con el cómo y con quienes transformarlo en algo vivo, arraigado en la conciencia del pueblo, mucho mejor.

  3. comparto la opinión de Isaac Grober, no sabemos aun si el agotamiento del neoliberalismo es el agotamiento del capitalismo como sistema

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