(política nacional)
La repetida apelación a los medios con el fin de construir noticias funcionales al objetivo puntual de desprestigiar y, por ende, de deslegitimar a la opción Unidad Ciudadana -con miras a octubre de 2019- constituye el arsenal de balas de plata cuyo uso el gobierno de Macri ha estado dosificando desde que el módico ingeniero asumió, hace poco más de dos años y medio, la primera magistratura de la Nación.
Pero la tevé, los diarios y las redes cumplen esa función -cuando la cumplen- difundiendo en cadena y todos a una, noticias que provienen de alguna fuente. Esta fuente es, muchas veces, el Poder Judicial. Pero determinar qué se va a filtrar a los medios y cuándo se procederá a hacerlo, es crucial para saber si estamos en presencia de lo que se ha dado en llamar lawfare (guerra jurídica)o, por el contrario, se trata de otra cosa.
Cuando la pregunta por el qué es lo que se filtra tiene como respuesta que lo que se ha filtrado es la “prueba” del financiamiento delictivo de una campaña electoral; y cuando a la pregunta sobre el cuándo se ha filtrado el dato, se responde que tal filtración ha ocurrido en el instante en que de los mismos sedicentes delitos eran sospechados el oficialismo gobernante en el orden nacional y/o provincial; si así son las cosas (y así lo son), en este caso, estamos ante la siguiente situación: el poder judicial (el juez Bonadío y el fiscal Stornelli), a través de algún agente en servicio y con o sin su conocimiento, ha hecho conocer a la opinión pública datos sobre coimas en la obra pública que habrían servido para financiar la política en los períodos en que gobernaron el país Néstor y Cristina Kirchner; y en cuanto al cuándo se ha procedido a filtrar esos datos, es notorio que se lo ha hecho cuando arreciaban las sospechas sobre corrupción en las campañas de Vidal, de Carrió y del propio Macri; y también cuando falta poco para las elecciones de 2019 cuya campaña ya está lanzada; y cuando todas las encuestas dan como muy sorprendente el ascenso en la consideración general de Cristina Fernández de Kirchner.
Los periodistas enrolados en el antikirchnerismo militante se hallan, a estas horas, graznando a coro acerca de las bondades del “mani pulite” argentino. Pero aquí el mani pulite no ha dado ningún beneficio tangible, pues fuera de la detención de personajes menores, los fiscales nada han podido incorporar a los expedientes que acusen de modo indubitable a ninguno de esos funcionarios que previamente los medios habían condenado sin atenuantes y también sin pruebas. Por lo demás, Antonio Di Pietro, el juez italiano, en los comienzos de los ’90, no tenía en mira sacar de la cancha a ningún candidato ganador. Lo que buscaba (y logró, al menos en parte) fue enviar a prisión a mafiosos de Calabria enrolados en la ‘Ndrangheta, organización que inficionaba la política italiana y que sería saludable averiguar hasta dónde está o no está presente hoy en las estructuras del Estado argentino.
El núcleo de la nueva maniobra justiciera que persigue el desafuero de una Cristina Kirchner imparable en las mediciones son los “cuadernos de Centeno”. Como la carta robada de Poe, estaban ahí y nadie los veía. Hasta que se hizo necesario verlos. Alguien ha querido que se vean y nadie sabe quién es Centeno y para quién trabajaba o trabaja.
Esos “quaderni” no cayeron del cielo porque sí, ni casualmente. Aparecen ahora. Cuando el gobierno argentino no sabe cómo gestionar una crisis amenazante y cuando avizora protesta social en cierne, pone en circulación una medida que Bonadío tomó como si siguiera las evanescentes sugerencias de un operador en las sombras: procesa espectacularmente a funcionarios del anterior gobierno en una clave ya transitada con anterioridad: el show.
Para eso hubo que recurrir a una construcción mediática que, de entrada no más, ya muestra sus fisuras: una despechada ex esposa del chofer de un funcionario del ministro de Planificación del presidente Kirchner cuenta que su ex marido le contó que él escribía en un cuaderno, con minucia que recuerda al borgeano idioma analítico de John Wilkins (y eso de llevar su propio diario de la corrupción K lo hacía en plena época K como sabiendo que, en algún momento del futuro, la elección no la ganaría Scioli sino Macri y que, entonces, ese diario cobraría toda su importancia), ese chofer escribía su diario -decimos- cada vez que se movía en auto con bolsos en los cuales suponía que había dinero, y lo que escribía era nada menos que el itinerario que hacía para entregar esos bolsos en los cuales él creía que había dinero; y de esos cuadernos, ahora ha aparecido una fotocopia y sobre esta base ese odiador contumaz del kirchnerismo llamado Bonadío (cuya enemistad manifiesta con CFK debería haber sido ya motivo para apartarlo de toda investigación que concierna a la ex Presidenta) dispuso las preventivas de todos cuantos le permitan armar un escandalete al tono como para tapar que el gobierno está estafando la confianza de los que lo votaron, está entregando la Argentina a la finanza internacional y está robándole al pueblo los espacios que el pueblo tiene para subsistir como pueblo trabajador (que son las fábricas que están cerrando sin prisa y sin pausa), así como también está descargando sobre la espalda de ese mismo pueblo el peso de una decisión que, en última instancia, consiste en quitarle beneficios y calidad de vida para que ellos, es decir, el lumpenaje vip que se ha encaramado en la cima del gobierno en este dolido país por decisión electoral de ese ahora estafado pueblo, puedan realimentar el virtuoso círculo de los negocios en provecho propio.
Y están corriendo un riesgo los enemigos de CFK. Su afán de proscribirla para la próxima elección presidencial de 2019, les ha hecho exprimir el magín para que, ahora o nunca, CFK vaya presa. Han diseñado todo como para que no falte lo que faltó en las causas anteriores de CFK: evidencias concretas de que ella es la jefa de una asociación ilícita que ha cometido graves delitos penales. El riesgo se debe a que así como no han podido probar que CFK mandó -vaya uno a saber a quién- a matar a Nisman, así también ahora puede ocurrir que sea difícil enlodar a la ex presidenta en lo que hace a la corrupción en la obra pública. La causa Los Sauces es, por otra parte, como la del dólar futuro, una evidente arbitrariedad urdida con propósito preconcebido: imputar para encarcelar. Entonces, para que ahora sí de una vez por todas CFK no pueda zafar, han elaborado un libreto en el cual el punto débil es el detalladísimo relato que el chofer hace de los presuntos delitos, al punto de guionar -como Sófocles en Edipo Rey- los dichos de un suplicante, en el caso, Néstor Kirchner, que el chofer supo (pues lo anotó en su diario) que había dicho algo así como: “Qué poca plata robaron hoy, muchachos… así no me voy a enriquecer nunca a costillas del erario público, y yo lo que más quiero es robarle al Estado para enriquecerme porque no hay nada más divino que robar, que robar mucho y, si es posible, robarle al pueblo trabajador…”. Qué malo era este Kirchner…! Sólo le faltó exigir una libra de carne, como aquel Shylock de El mercader de Venecia…
En fin, que más o menos eso es lo que dicen las fotocopias del chofer Centeno, y lo dicen porque algunos creen que, esta vez, han preparado muy bien las cosas como para que Bonadío y Stornelli avancen, con eficacia proscriptiva, contra CFK. Antes, cuando surgió el tema de los bolsos de López o el de las coimas de Odebrecht, no podían seguir profundizando, pues había riesgo de sorpresas desagradables con gente impensada usufructuando los retornos. Incluso ello fue la causa primera de por qué a CFK le rechazaron la auditoría general sobre toda la obra pública durante su mandato, que fue lo que exigió ella. Pero ahora creen haber podido controlar todo lo incontrolable que suele haber en esas denuncias construidas, y ya seguros de que no va a saltar ninguna liebre indigesta por ningún lado, han decidido ir a fondo de modo tal que de las denuncias surjan imputaciones para todos (sobre todo para CFK) menos para Calcaterra y familiares. Y Centeno, bien entrenado, ha salido a jugar.
De los imputados hasta ahora y de los próximos a comparecer a indagatoria, es previsible el dictado de la falta de mérito a Abal Medina, quien desde que dejó el gabinete de CFK se enroló, ni lerdo ni perezozo y temiendo por su futuro, en el macrismo implícito. Javier Sánchez Caballero, por su parte, el detenido ex CEO de la constructora IECSA, también debería sonreír al final del túnel a estar a lo que manifiestan los que dicen saber de qué se trata.
En suma y en síntesis:
* Para el próximo octubre la deuda externa argentina alcanzará el 60 % del PBI. Cuando Macri se hizo cargo del gobierno el país estaba casi desendeudado. Sólo una decisión política emanada del poder real que gobierna (a los tumbos) el mundo pudo hacer viable el reclamo de unos buitres para los que la Argentina fue una plaza impenetrable entre 2003 y 2015. Y a partir de ese pago la espiral de deuda ha ido en constante y dañino aumento constituyendo una hipoteca que deberá levantar el próximo gobierno.
* La inflación superará, a fin de este año 2018, probablemente el 30 %; con ello, la vida de los trabajadores argentinos y de la clase media argentina sufrirá otro (y van…) fuerte envión hacia abajo.
* El escándalo de los aportantes de dinero a las campañas de Vidal y de Carrió pone en serio riesgo la legitimidad del gobierno de Macri, pues la legitimidad que dan las urnas comienza a evaporarse cuando la opinión pública se da cuenta de que los que decían que eran honestos, en realidad son unos mentirosos sólo interesados en ganar una elección para seguir haciendo los negocios privados que el gobierno anterior no les permitía.
* Javier Iguacel, el nuevo hombre de negocios incorporado a la política, anunció, el 1º/8/2018, nuevos aumentos en las tarifas de luz y gas, lo cual va en beneficio, sobre todo, de los dueños de las empresas distribuidoras y golpea aún más al pueblo de a pie.
* Lo que viene en todo lo que resta de 2018, es peor aún que lo que ya hemos vivido y así lo saben y lo dicen voceros del propio gobierno.
* El gobierno no tiene ninguna propuesta social ni para los trabajadores, ni para las clases medias, ni para el pueblo en general. Sólo puede subsistir, como gobierno, en la medida en que el engaño no le eche combustible a la indignación y todo salte por el aire.
* Macri se hizo cargo del gobierno subestimando los problemas que se cernían sobre la función presidencial en un país como la Argentina, en un continente como Latinoamérica y en un mundo como el de hoy, globalizado y que ahora tiende a volver sobre sus pasos y a desandar la globalización, ingresando de este modo, la coyuntura internacional, en una suerte de equilibrio inestable de pronóstico reservado. Es un escenario en el que pueden incidir, con seriedad, líderes como Xi Jing Ping y Putin o, incluso, Donald Trump, Merkel o Macron, pero no la conducción política de este país que, con toda evidencia, no da la estatura para interactuar en el escenario global en representación de nadie y, mucho menos, de la Argentina. Si el “soberano” se ha equivocado al elegir, será el soberano el que tendrá que desequivocarse algún día a los fines superiores del desarrollo nacional y de la felicidad de los argentinos.
Se trata de una prieta síntesis del contexto en el que la ex señora del chofer del segundo del ministro de Planificación de Néstor Kirchner ha destapado la olla, en llamativa semejanza formal con aquel parroquiano de un boliche que estaba sentado a una mesa y en la mesa de atrás tenía lugar una conversación en la que se aseguraba que el ex vicepresidente Amado Boudou era una muy mala persona y por eso el parroquiano fue y denunció a Boudou y Boudou pasó a ser, en la Argentina, una suerte de Giordano Bruno sin hoguera, o con hoguera virtual.
La aludida ex señora del chofer se llama Hilda Horovitz y también está en sintonía formal con aquella Miriam Quiroga que dijo ser y saber lo que luego no era ni sabía, es decir, se supo, al final, que mentía.
La apocrificidad de los cuadernos de Centeno será argüida por las eventuales defensas que se asuman en esta nueva alocada imputación que busca, por elevación, proscribir a Cristina metiéndola presa, como a Lula, y por lo cual está diciendo el Papa que le preocupan los vientos que corren en América Latina, pues esos vientos lo son de arbitrariedad y revanchismo contra líderes populares a los que no se puede derrotar en las urnas y entonces se apela a la negación del derecho por la vía del lawfare, de la guerra jurídica.
La, a esta altura, evidente enemistad manifiesta de Bonadío con CFK debería dar pábulo a la condigna recusación, aunque poca fortuna deberá esperarse tenga tal recurso procesal, habida cuenta de cuáles son y cómo soplan esos vientos mentados por el Papa que, en nuestro caso, barren, inclementes, las aguas servidas de Comodoro Py, espacio conclávico devenido cámara argentina de la construcción de expedientes truchos.
Los periodistas que operan al servicio de la proscripción del kirchnerismo se mienten a sí mismos a sabiendas de que sus empleadores no se están batiendo en ninguna causa noble en pos de la verdad y del castigo de la corrupción, sino a favor de eliminar de la competencia electoral de octubre 2019 a la única candidata que no sólo está resultando incombustible a los fuegos del odio sino también indetenible en, incluso, las encuestas encargadas por los enemigos de esa candidata. Adaptarse a esa función espuria es de una fraudulencia moral que coloca a esos periodistas fuera de todo código deontológico, en el supuesto de que éstos hayan regido su actividad alguna vez.
Bolsos y bóvedas resultaron, ayer, supercherías de bazar barato. Ahora son cuadernos… Los cuadernos fotocopiados de Centeno están ahora en el centro del asunto. Habrá que prestar mucha atención a los términos en que Centeno se “arrepienta”. De esa contrición surgirán beneficios para el contrito y para su familia, y tendrá que esmerarse mucho el compungido para que el resultado de su pesarosa contrición sea la prisión de la ex presidenta.
La Argentina se está acercando peligrosamente a una nueva crisis, económica y política, de dimensiones impredecibles. Perseguir a los líderes populares en América Latina es una política sugerida desde Washington. Y en las fotocopias de Centeno no es descartable que Washington tenga algo que ver. El senador Miguel Pichetto ha venido declarando, muy enfáticamente, que CFK “se va a presentar” en las elecciones de 2019. Urtubey, el gobernador de Salta, ha dicho lo mismo. El rionegrino ha dado como fundamento de su afirmación su larga experiencia en la política que, presuntamente, le permitiría conocer el paño de la política mejor que los mismos analistas políticos y, con ello, entender mejor que nadie la realidad del peronismo. Esa estatura a lo Disraeli de la que se ufanó el senador, ¿no le sirvió para advertir lo que se venía? ¿No imaginó que Bonadío podía estar aprestándose a pedir, otra vez, el desafuero de Cristina? ¿O el senador es parte de un asunto que, muy principalmente, golpea a su partido, el PJ, que es el único al que le meten presos a ex presidentes? Ya una vez el señor Pichetto se manifestó en contra de conceder desafueros de ex presidentes sobre bases endebles. La sociedad lo mira y, sobre todo, los peronistas lo miran. Ha dicho que no habrá desafuero de CFK mientras no haya sentencia firme en contra de la ex Presidenta. Sentencia firme, habida cuenta de los morosos plazos procesales de esta justicia, no podría haber antes de las próximas elecciones. Salvo que la cámara argentina de la construcción de Comodoro Py nos depare un nuevo milagro.
Había que frenar el crecimiento de CFK más allá de su núcleo duro de lealtades porque ese proceso de crecimiento ya estaba superando el borde exterior de su propio espacio de votantes y comenzaba a derramarse hacia la vecindad independiente. Las balas de plata a que aludimos al comienzo de esta nota nunca son muchas y, a lo que parece, se han acabado. Del Picadero de ayer, con la Triple A, cuando el objetivo era Tito Cossa, al Ateneo de hoy, con el sello de los servicios y cuando el objetivo es Florencia Kirchner, han pasado más de cuarenta años, pero las causas injustas se defienden siempre con los mismos medios, con los medios de la muerte, a la que este pueblo no teme porque no tiene nada que perder y tiene, en cambio, un país mejor por ganar. La proa ya apunta a octubre de 2019.
Para los que dicen que son puros y que les importa “la república” pero que, en realidad lo que les importa es que los negros sigan en sus lugares de agrupamiento y que jamás alucinen formas de democracia no tramposa para la Argentina, la hora es esta. Para ellos, es ahora o nunca. Si antes de octubre Cristina no está presa, habrán perdido la partida.
*Juan Chaneton, escritor, periodista.
Fuente: https://www.alainet.org/es/articulo/194500
Sr.Chaneton
Como ciudadana le cuento que la gente ya no es ingenua,sabe discernir el bombardeo de los medios,pero también se da cuenta que CFK se desprestigio sola al no haber detenido el robo organizado que implementó su marido desde los tiempos de Santa Cruz,ya no hay ciudadano que no vea esto,salvo el fanático que como en la religión es ciego,es una pena seguir insistiendo que es una víctima de los medios,a pesar de haber votado a ambos yo deseo que devuelvan lo robado,por el bien de nuestro pueblo y todos los culpables sean castigados
Excelente análisis de como el bloque de poder económico mundial, hegemonizado por el capital financiero especulativo, utiliza los poderosos medios de comunicación que le pertenecen y la hegemonía que tiene en los poderes judiciales, para atacar a gobiernos y líderes populares que osan aplicar programas de gobierno alternativos al neoliberalismo y defender los intereses de las clases populares.