(*)EMIR SADER
“Los costos financieros son el verdadero costo Brasil. En lugar de que los bancos fueran el sector de apoyo a los emprendimientos productivos, la investigación, el consumo, ellos funcionan a favor de la acumulación financiera, que no genera ni bienes, ni empleos” escribe el sociólogo Emir Sader.
Un único pensamiento florece ampliamente todavía en los medios. Cualquier problema – llueva mucho o llueva poco – es que faltan realizar las reformas neoliberales todavía pendientes.
El nombre que hoy tiene la actualidad del pensamiento único es un tal “costo Brasil”. Ford no reclamó impuestos, en absoluto. Incluso se fue a Argentina, donde fue aprobado el impuesto a las grandes fortunas. La derecha de allá, como la de acá, siempre reclama por el exceso de impuestos. Pero el impuesto a las grandes fortunas, apoyado por amplia mayoría en el Congreso, de igual forma que en Bolivia, tiene un amplio apoyo en la sociedad argentina.
Aquí, como en cualquier tema económico en discusión, ocupa a la media de los comentaristas de los canales o técnicos del mercado financiero diagnosticando que si Ford se fue o que si la economía no crece es debido al costo. Que quieren decir con eso ? Que aún no fueron aprobados todos los proyectos propuestos por ellos, en la línea del Estado mínimo, del ajuste fiscal, de las desregulaciones.
Sin embargo la reformas del régimen previsional y laboral fueron aprobadas. Ellas deberían ir justamente en la dirección del abaratamiento de los cursos de la inversión. La mayor parte de los trabajadores ya no tiene licencias de trabajo, está relegado a situaciones de precariedad. El costo de la fuerza de trabajo disminuyó drásticamente, la pérdida del poder adquisitivo de los trabajadores, incluida la pérdida de todo lo que está incluido en el contrato de trabajo: vacaciones, licencia paga por embarazo o por accidentes, jubilación.
En qué medida esa disminución del costo Brasil ayudó a hacer crecer a la economía ? Hacia donde fueron los recursos extraídos a los trabajadores? Ciertamente no fueron hacia los fondos de inversión, porque no hubo aumento de las inversiones, ni recuperación del crecimiento de la economía. Probablemente fueron hacia la especulación financiera, como acumulación de riqueza, sin generación de empleos.
En ese caso, quien pagó el costo Brasil fueron los trabajadores, sin que eso haya revertido hacia ellos ni para el país.
Pero tal vez, el costo Brasil sea otro, esté en otro lugar. La intermediación financiera es el costo más alto que tiene el país. En total, el15% del PBI que es canalizado hacia el capital financiero, que encarece todo lo que se hace en Brasil.
La especulación financiera se tornó en la espina dorsal de la economía brasileña en la era neoliberal. La atracción de la Bolsa de Valores es mucho mayor que la de los emprendimientos productivos. El peso tributario en la Bolsa es mucho menor que en el de otras inversiones, además del grado de liquidez absoluta de los capitales.
De esta forma, los costos financieros son el verdadero costo Brasil. En lugar de que los bancos fueran un sector de apoyo a los emprendimientos productivos, la investigación, el consumo, ellos funcionan a favor de la acumulación financiera que no genera ni bienes, ni empleos.
El país todo, pero especialmente los trabajadores pagan el costo Brasil. Los costos bancarios recaen sobre el poder adquisitivo de los salarios, sobre el endeudamiento con los bancos, sobre los empréstitos. En el neoliberalismo también hay una financiarización de toda la economía. Quien debe, pagará más; quien necesita, no toma dinero prestado por el alto nivel de los intereses a pagar. El costo Brasil sólo dejará de existir cuando una política antineoliberal termine con el capital financiero como eje de la economía para favorecer a las inversiones productivas, la generación de empleos y la expansión del mercado interno de consumo de masas.
Emir Sader es uno de los principales sociólogos y cientistas políticos brasileños
Traducción Isaac Grober