El drama de los refugiados exige respuestas que no llegan, mientras en las sociedades europeas surgen tanto espontáneas iniciativas solidarias como grupos neonazis dispuestos a “cazar” inmigrantes. La dilación y la desidia como políticas.
Por Carlos Iaquinandi Castro (*)
¿Por qué pasan las semanas y los meses sin que los gobiernos europeos asuman sus responsabilidades en la tragedia de decenas de miles de refugiados? Esta es la pregunta recurrente que nos hacemos cuando diariamente contemplamos las trágicas imágenes de hombres, mujeres y niños en un éxodo interminable que parte de las tierras que se han convertido en inhabitables por guerras, persecución, miseria y hambre. Y vemos que miles de seres humanos mueren en el intento de cruzar el Mediterráneo en barcas precarias, que otros caminan en filas interminables por las vías ferroviarias para evitar vallas, alambradas o controles y no equivocar el camino. Cruzan Grecia, Macedonia, Serbia, Hungría. Quieren llegar a Alemania, a Italia. A la mayoría de ellos les correspondería el derecho de asilo y refugio según el acuerdo de Dublín modificado en el 2013 que regula esas situaciones en la Unión Europea. Sin embargo los gobiernos del continente han reducido los medios de asistencia y permanecen entre la indiferencia y la negligencia a pesar de la magnitud de la situación humanitaria de millares de seres humanos.
Unos ponen las armas y otros los muertos y los refugiados
La Unión Europea y la OTAN no son ajenos a los conflictos que originan los flujos migratorios.
Invasiones, ocupaciones y bombardeos realizados bajo diferentes argumentos en Irak, Afganistán, Libia, Siria, Yemen y otras regiones, mantienen extensos territorios en situaciones de guerra. En otros puntos, y con objetivos de control geoestratégico, países europeos y las grandes potencias apoyan dictaduras o autocracias que persiguen a sus pueblos. Esto ocurre en Medio Oriente, en África y en países asiáticos.
Diariamente, toneladas de bombas fabricadas en Estados Unidos, Rusia, China, Francia y Alemania son utilizadas por distintos países y grupos armados locales. Entre los principales importadores, figuran India, Arabia Saudita, China, Emiratos Árabes, Pakistán, Turquía, Corea del Sur y Singapur. Pero gran parte de ese arsenal de destrucción es comercializado por traficantes. El Tratado Internacional sobre el Comercio de Armas del 2014 estipula la prohibición de vender material bélico a países que violan los derechos humanos. Pero deja al libre albedrío de los Estados fijar esa consideración para no vender armas. Eso explica que entre los receptores de armas se encuentren -por ejemplo- países como Israel, Colombia, Afganistán, Libia, Egipto, Arabia Saudí y todos los países del Golfo. Y cuando es necesario, muchos de estos abastecimientos de armas se hacen de manera ilegal, mediante desvíos o ventas “triangulares”.
Solamente Siria, en cuatro años de conflicto interno en el que intervienen en forma directa o indirecta varios países, ha generado cuatro millones de refugiados. La mayoría de ellos por países vecinos totalmente desbordados por esas llegadas masivas. Jordania tiene más de 600.000, Líbano el doble, un millón doscientos mil. El de Zaatari, es hoy uno de los mayores campos de refugiados del mundo con más de 100.000 pobladores y está ubicado a 15 kilómetros de la frontera de Jordania con Siria, en una zona desértica.
El Mediterráneo y la Ruta de los Balcanes
Los “caminos” que utilizan los refugiados, son principalmente los que les permiten desde zonas libias o egipcias llegar por el Mediterráneo a islas o costas italianas o bien el cruce desde Turquía a las islas griegas y desde allí la llamada “ruta de los Balcanes”, cruzando Macedonia, Serbia y Hungría, con el declarado propósito de llegar a Alemania, que estima poder recibir este año a unas 800.000 personas. Analistas económicos afirman que será un aporte valioso, teniendo en cuenta que llega gente con cualificada formación en distintos campos, y prevalecen los jóvenes. Sus aportes también serán útiles para el pago de las jubilaciones. El problema es que existen fuertes núcleos xenófobos propensos a rechazar a los refugiados incluso utilizando violencia y terrorismo.
Menos ayudas y más “seguridad”
Los países europeos resolvieron el año pasado convertir sus ayudas para las asistencias humanitarias en el Mediterráneo en un dispositivo de control y seguridad de fronteras, precisamente denominado “Frontex”. Redujeron las aportaciones económicas y los medios técnicos y humanos.
Desde enero de este año se calcula que más de 120.000 personas procedentes de Siria, Irak, Afganistán, Eritrea, Yemen y Sudán del Sur han intentado cruzar el Mediterráneo para llegar a costas europeas. Es el triple que en el 2014, según las propias cifras del “Frontex”. La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) calcula que al menos dos mil de ellas murieron ahogadas en el Mediterráneo. Pero todas estas cifras “oficiales” son corregidas al alza en las valoraciones de las organizaciones de solidaridad.
Médicos Sin Fronteras, que tiene tres barcos en la zona realizando operaciones de rescate, ha logrado recuperar con vida a 11.000 personas. Y considera que 224.000 han llegado a Europa en lo que va del año.
Por su parte ACNUR, la agencia de las Naciones Unidas para los refugiados, afirma que su apoyo en ayuda humanitaria básica (agua, barritas energéticas, kits de higiene, etc.) tiene límites porque sus programas no reciben suficientes aportaciones económicas por los gobiernos.
Juncker se “lava las manos”
Esta semana el presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker, rechazó las peticiones para celebrar una nueva cumbre europea sobre inmigración, afirmando que “los países miembros deberían aplicar los actuales acuerdos en la materia”. Juncker sabe que se están incumpliendo, y conoce la responsabilidad que tiene la Unión Europea con respecto al derecho de asilo que tienen la mayoría de los refugiados que cruzan dramáticamente el continente. Tan presto para convocar reuniones cuando se trata de temas económicos y de castigar a quienes se rebelan contra la “troika”, permanece ajeno al sufrimiento de miles de seres humanos que cruzan el territorio europeo.
Europa, blindada de egoísmo e hipocresía
¿Por qué “enterró “la decisión europea de cupos de refugiados que deberían recibir los países miembros? Varios países, entre ellos el del conservador gobierno español, rechazaron las cuotas. En este caso declinó aceptar la cifra de poco mas de 4.000, y dijo que solo admitiría 1.300 refugiados. Qué sentirán los miles de descendientes de aquellos cientos de miles de españoles que tuvieron que dejar su tierra después de la Guerra Civil y fueron recibidos generosamente, con respeto y afecto en ciudades latinoamericanas como Buenos Aires, México, Santiago de Chile, Montevideo. Ahora Europa parece blindada de egoísmo e hipocresía y haber olvidado sus propios éxodos, no tan lejanos en el tiempo.
La lentitud de Ban Ki Moon
El secretario general de la ONU dijo estar “horrorizado y desconsolado por la muerte de refugiados e inmigrantes en el Mediterráneo y en Europa”.
“Esta tragedia humana requiere una decidida respuesta política colectiva. Es una crisis de solidaridad, no una crisis de cifras”, concluyó.
Tras estas valoraciones, anunció que prepara una reunión cumbre de líderes mundiales para tratar la crisis de los refugiados e inmigrantes. Pero la fecha indicada por Ban Ki Moon es el 30 de setiembre. ¡Dentro de un mes!
¿Qué ocurrirá en esos 30 días con las decenas de miles de seres humanos que están casi en la frontera húngara, donde se desconoce cómo actuará el gobierno filo-fascista de Viktor Orban, que levanta una valla a lo largo de 175 kilómetros y anuncia que si es necesario desplegará al ejército para reforzar a la policía ? ¿Desconoce Europa y la ONU la presencia de milicias paramilitares de extrema derecha dispuestas a “cazar” a los refugiados ni bien intenten cruzar la frontera? Cabe recordar también que el gobierno derechista húngaro suspendió unilateralmente el pasado 23 de junio, la aplicación del acuerdo europeo sobre derecho de asilo (Reglamento de Dublín) alegando “razones técnicas” no especificadas.
¿Cómo se gestionará el derecho de asilo y refugio que seguramente corresponderá a la gran mayoría de los recién llegados? ¿Cuántos muertos más habrá en el Mediterráneo, o en camiones donde grupos mafiosos lucran con la desesperación de los que buscan vivir en paz?
Los gobiernos callan o se desentienden pero hay gente solidaria que habla y actúa
Calificar como negligencia y desinterés la actitud de los países europeos no son juicios subjetivos. Desde hace meses, las imágenes en los telediarios, en las redes sociales y en los medios gráficos, muestran a cientos, miles de personas que aguardan en campamentos improvisados; que son retenidas por vallas o barreras policiales, que caminan como hormigas en filas interminables recorriendo kilómetros con la esperanza de encontrar su lugar en el mundo. Ese lugar que les niega su propia tierra, ensangrentada por bombas y crueldades en nombre de un dios, de un tirano, o por las intervenciones de países desarrollados que llegan para “poner orden” y “reponer valores” y se marchan dejando una estela de muerte, destrucción y caos.
Pero en diversas poblaciones europeas incluidas en la ruta de los refugiados se producen actos espontáneos de ayuda y auxilio de los refugiados. Incluso en Hungría donde algunas autoridades han “prohibido” esas acciones solidarias, hay grupos que se han organizado para hacer llegar agua, alimentos y medicinas a los que llegan.
En España, la alcaldesa de Barcelona, aún reconociendo que trata de un tema de competencia estatal y europea, hizo un llamamiento para crear una red de ciudades para acoger refugiados. Ada Colau afirmó que está en conversaciones con ACNUR y la Cruz Roja para tratar de implementar la ayuda posible.
La alcaldesa de Madrid, que como su homóloga barcelonesa forma parte de una plataforma de izquierdas, también mostró su inquietud por la situación de los refugiados y su disposición a recoger el llamamiento de Colau.
Si se legalizara la situación de los refugiados se evitarían muertes y se haría justicia
La ministra austríaca de Interior, Johanna Mikl-Leitner, afirmó que si Europa asumiera legalizar el desplazamiento de los refugiados y protegerles, se evitarían las tragedias y la irrupción de las mafias. Por su parte, Günter Bukhardt, director de una organización pro-asilo de Alemania, afirmó que “la desesperación de los refugiados es solo un botín para los traficantes”. “Ellos representan el único medio para que los refugiados puedan llegar a Alemania”. “Por eso, añadió, la discusión de los políticos es hipócrita”. “El negocio, agregó, se acabaría si existieran caminos legales para los refugiados, pero en lugar de estudiar esa posibilidad, se levantan nuevos muros en Europa”.
Ya en abril pasado, el diario The Economist afirmaba que “si la UE quiere estar a la altura de sus valores, se debe actuar en varios frentes a la vez”, y sugería “crear campamentos en los países de la ribera sur del Mediterráneo””para tratar “rápida, justa y eficazmente” las solicitudes de asilo. Nada se hizo desde entonces.
Amnistía: La crisis de los refugiados una conspiración para el abandono
Amnistía Internacional ha denunciado que los líderes mundiales “están condenando a miles de personas a la muerte al no darles una protección humanitaria esencial, y a millones de personas a una existencia insoportable y a la miseria”. En su informe “La crisis mundial de refugiados: una conspiración para el abandono”, analiza“ el sobrecogedor sufrimiento de millones de refugiados” . El secretario general de Amnistía, Salil Shetty, dijo que “la crisis de los refugiados es uno de los retos que definen el siglo XXI pero la respuesta de la comunidad internacional es un vergonzoso fracaso”. Y añadió: “estamos presenciando la peor crisis de refugiados de nuestra era, en la que millones de mujeres, hombres y niños luchan por sobrevivir en medio de guerras brutales, redes de traficantes de seres humanos y gobiernos que persiguen intereses políticos egoístas en lugar de mostrar una compasión humana básica”.
Volvamos al comienzo
La respuesta a la pregunta recurrente que nos formulábamos al comienzo del artículo es que los gobiernos europeos y gran parte de la clase dirigente, solo se ocupan de sus propios intereses, ligados a los poderes económicos y financieros. Ellos representan a la Europa del capital, de los mercaderes, no les importa lo que les ocurra a los refugiados, ni a los que padecen las guerras y su falta de futuro. Tampoco les interesa el bienestar de sus propios pueblos.
Como nos recordaba aquel ejemplar luchador por los derechos humanos, Stéphane Hessel: “el poder del dinero nunca ha sido tan grande, insolente, egoísta con todos, desde sus propios siervos hasta las más altas esferas del Estado. Los bancos, privatizados, se preocupan en primer lugar de sus dividendos y de los altísimos sueldos de sus dirigentes, pero no del interés general”.
En su legado nos decía Hessel: “cuidado, hemos luchado para conseguir lo que tenéis, ahora os toca a vosotros defenderlo, mantenerlo y mejorarlo. No permitáis que os lo arrebaten. Indignaos, luchad para salvar los logros democráticos basados en valores éticos, de justicia y libertad prometidos tras la dolorosa lección de la segunda guerra mundial. Para distinguir entre opinión pública y opinión mediática, para no sucumbir al engaño propagandístico.” En eso estamos.
(*) Por el Servicio de Prensa Alternativo (Serpal). Tomado de Agencia Paco Urondo