Hédi Sraieb*
Traducido del francés por Carlos Mendoza**
Revista Tesis 11 (nº 113)
(Internacional)
La primer virtud de las revoluciones, es abrir el horizonte de lo posible, incluso de lo peor.
Para tratar de entender lo que está sucediendo ante nuestros ojos, se debe hacer un repaso de la tumultuosa historia de esta región. Los acontecimientos que tienen lugar en este momento sólo pueden explicarse por procesos que han madurado lentamente dentro de lo cual la interferencia occidental tiene su parte de responsabilidad. Consideraremos tres asuntos destacables:
1- La herencia colonial
En efecto, debemos retornar a la división territorial operada por las dos principales potencias coloniales e imperialistas de la época (británica y francesa), tras el desmembramiento del Imperio Otomano en 1919, para captar toda la complejidad de la dislocación que conoce la zona .
En 1916 los acuerdos secretos entre el británico Sycks y el francés Picot deciden el reparto de los territorios previamente dominados por la “Puerta Sublime” (1). Estos acuerdos contribuirán a dar forma a las fronteras políticas de esa zona tal como las conocemos hoy en día. El mandato francés (Líbano, Siria) como el británico (Irak, Palestina), serán muy resistidos. Estas potencias harán promesas que nunca cumplirán como consentir a las tribus árabes la creación futura de un reino independiente! Sin concreción! Un viejo rencor que nunca se extingue. Cien años más tarde Daech (2) sabrá recordarlo. Esta organización se apoyará en ese resentimiento hacia el Oeste que sigue vivo en la conciencia colectiva. Como lo evidencia claramente su nombre, la fi ad-Dawla al-Islamiyya al-Iraq wa-Sham (Estado Islámico de Irak y el Levante). El califa autoproclamado de la organización se hace llamar Abu Bakr al-Baghdadi. Su nombre de guerra es un señuelo: Abu Bakr se refiere al primer califa compañero del Profeta, Al-Baghdadi significa simplemente de Bagdad.
2- La consolidación y expansión del Estado de Israel
La humillación de la derrota árabe de 1967 y 1973 en Palestina y el trágico Nakba de 1948 (el exilio palestino) serán duramente recordados. Daech encontrará también otros argumentos en el rechazo al trazado de las fronteras, tanto más cuanto que Israel muestra claramente el carácter político de las mismas mediante su expansionismo y sus anexiones deliberadas. No es de extrañar entonces que el Estado Islámico logre reactivar estos resentimientos antiguos o más recientes (como el apoyo incondicional de los EE.UU. a Israel) promoviendo el resurgimiento de solidaridades tribales y confesionales transfronterizas alrededor del “Cham” (3) (Líbano, Siria , Irak, pero también toda Palestina y Jerusalén ocupados) … una reminiscencia de las Cruzadas.
3- La descomposición post revolucionaria de los Estados-Naciones
A pesar del actual camino caótico los pueblos aspiran al bienestar colectivo, a otra forma de vivir juntos, que los viejos demonios resucitados evitan que se hagan realidad. Una nueva conciencia, todavía vaga en sus contornos, no quiere un cambio “desde arriba” o algún nuevo “Zaim” (líder) autócrata despótico desconocido, sino una transformación “desde abajo” más democrática, una nueva unidad en la base. El panarabismo o sus versiones nacionalistas árabes han cubierto y ocultado durante mucho tiempo las diferencias étnicas y el mosaico de religiones. Pero después de su colapso es alrededor de estas identidades tribales y de clanes que se reactivan los procesos de su instrumentalización. Procesos que relegan a un segundo plano las disparidades sociales y las relaciones sociales de dominación.
Se percibe la trama sobre la que se activan los movimientos islamistas opuestos, chiítas y sunitas, o sub-conflictos entre los Hermanos Musulmanes y los salafistas, o la competencia pura entre Al Qaeda y el Estado islámico. Las tentativas de amarrar poblaciones despolitizadas a la visión de las corrientes islamistas son posibles sólo porque también se nutren de la complacencia de las potencias occidentales.
En efecto, no se pueden entender realmente las realidades del momento actual si se ignora la internacionalización de los conflictos y las luchas por la influencia a que se entregan las potencias occidentales, como también los actores regionales.
4- Cambiar todo para no cambiar nada: El aventurerismo occidental