Por Beto Cremonte*-
Pérdidas y daños en la discusión de la COP 27, pero África no puede esperar más por las inversiones para su transición energética.
La COP 27 está llegando a su fin y una vez más las discusiones están centradas en los altos niveles de contaminación ambiental relacionados con la emisión de CO2 y el uso de combustibles fósiles para mover la ruda que hace girar la economía del mundo. Para África el llamamiento a la transición energética y la utilización de energías renovables es también una meta objetivo que fue en las carpetas de los líderes africanos presentes en la Cumbre de las Partes de Egipto, pero sin las inversiones necesarias y el compromiso real de los países desarrollados África seguirá dependiendo de los combustibles fósiles y contribuyendo, de manera soslayada pero real, a la profundización de la crisis climática actual.
Resulta llamativo que quien resulta ser el menor participante en el crecimiento de los valores de la emisión de gases de “efecto invernadero” sea a la vez es el continente que se ve más perjudicado. Inundaciones y sequias extremas a lo largo del continente están produciendo una crisis humanitaria que se profundiza, además, por los diferentes conflictos armados en desarrollo a lo largo y ancho del continente. Pero esta COP 27, la cumbre africana, puso en discusión el coste de las pérdidas y daños que está causando la crisis climática, a la que muchos líderes insisten en llamar “cambio climático”, como una manera de correrse de la responsabilidad directa de las decisiones políticas y económicas que se ha tomado para llegar a este punto.
Antonio Guterres en el discurso de apertura de la COP 27 demandó a todos los Estados del mundo a que aceleren su transición energética, pero también que los países desarrollados ofrezcan asistencia económica y técnica a los países en desarrollo para acelerar su transición ‘verde’. «Los países y las comunidades tienen que poder acceder a la financiación», señaló el máximo dirigente de la ONU.
Energías renovables Vs. inversiones
La energía hidroeléctrica, una de las principales herramientas camino a una transición “verde”, no llega a cubrir la demanda que le permitiría al continente africano un sostenible avance para satisfacer las necesidades energéticas. Por este motivo debe ser apoyada por la energía eólica, solar y geotérmica, que sin las inversiones necesarias tampoco podrían garantizar esa tan ansiada y necesaria transición.
Las tecnologías de energía renovable, como la energía solar fotovoltaica y la energía eólica terrestre, pueden ayudar al África a satisfacer sus necesidades energéticas a partir de fuentes que tienen menos emisiones que los combustibles fósiles. Actualmente, el continente africano obtiene el 0,01 % de su suministro de energía de la energía eólica, el 2 % de la energía solar, entre el 4 % y el 5 % de la energía geotérmica, el 17 % de la energía hidroeléctrica y el 77 % de los combustibles fósiles. Alrededor del 70% de las emisiones actuales de gases de efecto invernadero provienen del sector energético mundial.
Decir que tanto África como el resto del planeta necesitan reducir su dependencia de los combustibles fósiles, es una verdad de perogrullo, que a la luz de los hechos parece más un slogan que una meta. Lo que sí es cierto es que la participación africana en la emisión de gases de efecto invernadero representa solo el 3% de las emisiones globales.
El secretario general de la ONU también advertió que queda poco tiempo para solucionar la crisis climática mundial. «Nos estamos acercando al infierno climático, cuando aún tenemos el pie en el acelerador», recalcó. Y sólo dio dos opciones: la ayuda mutua o el «suicidio colectivo» en un sincericidio que, no por dejar de ser verdad, asusta. En este sentido la dependencia de los combustibles fósiles que hoy representa la realidad africana podría ser la fuente de un futuro tsunami de carbono. Esto último sucedería, sobre todo si tenemos en cuenta que la demanda de energía se disparara a partir de las proyecciones que indican un exponencial crecimiento de la población, la urbanización y el crecimiento económico.
Por ello el paso hacia a la energía hidroeléctrica, parecería ser el camino a transitar. Actualmente esta fuente energética representa el 17% en la producción del continente. Y por supuesto que la tendencia indica que se debe aumentar su producción, pero para ello es necesario mejorar los niveles de inversión actuales. La discusión en la COP 27 sobre un fondo compensatorio por los costosos daños causados por los desastres naturales relacionados con el clima cobra relevancia, aunque también arroja una serie de interrogantes sobre la dependencia africana a este tipo de energías renovables ya que la inestabilidad y la incertidumbre climática es una preocupación extra para el continente y podría representar una amenaza para la generación de energía hidroeléctrica que depende de los patrones de precipitación y temperatura. La actualidad africana indica que se ha corrido viejos parámetros climáticos, hoy existen de manera más frecuente lluvias intensas y sequías más prolongadas que podrían afectar la capacidad de los países para producir energía hidroeléctrica.
Otro aspecto que pone dudas sobre la utilización de este tipo de energías se relaciona con los costos y los tiempos prolongados que se necesitan para la planificación, instalación y puesta en marcha de plantas de energía hidroeléctrica, sobre todo teniendo en cuenta el punto que ya mencionamos de la inestabilidad climática a la que hoy está sujeto el continente.
Diversificación energética
Entonces, para África, el camino hacia una transición energética sustentable parece estar minado por problemas propios, dijimos inestabilidad climática, desarrollo tecnológico pobre, y cuestiones políticas y territoriales que ponen en jaque cualquier tipo de desarrollo hacia el futuro.
Con este panorama no es aconsejable que los gobiernos africanos queden atados a un solo polo energético que los conduzca hacia la tan necesaria transición. La diversificación energética puede ser una salida posible.
En el horizonte aparecen proyectos ligados a la energía solar, eólica y geotérmica, cuyos costos para el desarrollo de las mismas han disminuido gracias a las nuevas tecnologías y materiales, por ejemplo el costo de la producción de energía solar disminuyó un 85 % y la eólica un 56 % solo en el último año. Esto hace que estas tecnologías sean mucho más asequibles y accesibles.
De todos modos nada es tan sencillo para los africanos. Hay estudios realizados que muestran algunas limitaciones y problemas para que el continente se vuelque hacia etas energías “verdes”. En este sentido vamos a limitarnos a nombrar algunos de los problemas que debería enfrentar y de hecho solucionar África para logras un desarrollo energético sustentable.
El primer y principal problema es el de lograr las inversiones necesarias para el desarrollo de los proyectos. Sin inversión no hay sustentabilidad posible. Además estas inversiones deben garantizar, a los países que se vuelquen a estas energías, que podrán sostener los niveles económicos que hoy tienen con la exportación y comercio de combustibles fósiles. Otro de los problemas a los que se enfrenta el continente es de rango institucional, vale decir los acuerdos (la falta de ellos) entre los diferentes actores involucrados en la coordinación de los diferentes proyectos. Para ello, muchos países deberán solucionar problemas políticos internos ligados a cuestiones étnicas, religiosas y de gobernanza.
Por otro lado aparece una cuestión más ligada al desarrollo educativo necesario para la obtención de la mano de obra necesaria. Cuando decimos mano de obra también decimos las cabezas que desarrollen esas tecnologías innovadoras. Si bien la realidad indica que hoy muchos africanos logran desarrollarse técnicamente en universidades muy alejadas de África, una educación técnica e industrial que contenga y favorezca el desarrollo dentro del continente será favorable para sajar los futuros problemas desde una mirada africana exclusivamente.
Cuando hablamos de la falta de inversiones, también debemos mencionar la falta de los marcos y leyes regulatorias que den seguridad y garantía a los inversores y los mismos gobiernos. Sobrados ejemplos hay en todo el mundo de grades “elefantes blancos” abandonados a medio camino del proyecto. Los inversores se llevan las regalías, y los países se quedan con las manos vacías, sin el proyecto y con la deuda social con su pueblo.
El fondo por daños y pérdidas
A un día del cierre oficial de la conferencia del clima de la ONU, COP27, que se celebra en Egipto, los países en vías de desarrollo exigieron la creación rápida de algún tipo de fondo para las pérdidas y daños causados por el cambio climático.
Ante la aceleración de los efectos del cambio climático, los países en desarrollo deben profundizar las medidas de adaptación, de mitigación de emisiones, de transición energética. Algunos observadores calculan que eso equivale a un gasto de 580.000 millones de dólares en 2030.
El tema de las “Perdidas y Daños” relacionados al cambio climático se ha incluido por primera vez en las negociaciones de la Cumbre de las Partes y hace referencia tanto a las pérdidas materiales, ya sea la pérdida de un inmueble por una inundación como a la pérdida de bienes no materiales, como el acceso al agua potable o la vida. Los países que se ven más afectados por estos fenómenos son los países menos desarrollados que se encuentran en el sur global, África como uno de los más afectados.
También en materia de financiamiento la gran deuda pendiente es la de entregar cien mil millones de dólares anuales por parte de los países más ricos a los países subdesarrollados.
En su discurso de apertura, Simon Stiell – Secretario Ejecutivo de ONU Cambio Climático – resaltó las tres áreas críticas de debate en la COP27: La primera es un cambio transformacional hacia la aplicación del Acuerdo de París y la conversión de las negociaciones en acciones concretas; la segunda es consolidar los avances en las importantes líneas de trabajo de mitigación, adaptación, financiación, y pérdidas y daños, si se intensifica la financiación para hacer frente a los impactos del cambio climático; y el tercero es mejorar la aplicación de los principios de transparencia y responsabilidad en todo el proceso de cambio climático de la ONU.
Así planteadas las cosas reafirmamos que las expectativas planteadas para el continente africano en torno a la transición energética, está directamente atado y sujeto a causas y efectos dentro y fuera del continente. Pero que la principal causa es la falta de financiación y quien se haga cargo de financiar los costos que el Sur Global hoy necesita para hacer frente a la crisis climática y sus efectos, que según Guterres, de no conseguir los consensos y cambios necesarios nos conducen al suicidio global.
*Beto Cremonte es docente, profesor de Comunicación Social y Periodismo, egresado de la UNLP, Licenciado en Comunicación Social, UNLP, estudiante avanzado en la Tecnicatura superior universitaria de Comunicación pública y política. FPyCS UNLP.
Fuente: https://noticiaspia.com/sin-inversion-la-transicion-energetica-es-inviable-para-africa/