Carlos Mendoza*
Respuesta de Carlos Mendoza a una carta de lector de Ernesto Halabi.
De ninguna manera he afirmado que la significativa mejora que expresan los índices económicos y sociales se deba exclusivamente a la política del gobierno. Esto sería tan erróneo como lo es asegurar que solo se debe a circunstancias internacionales favorables, como en particular pretende la derecha. La firme demanda de productos agropecuarios a precios cada vez más elevados ayuda y mucho, toda vez que el 20% de nuestro PBI se realiza en el mercado externo. Pero más aun ayuda tener una política propia que utilice bien esa circunstancia y, sobre todo, que impulse el mercado interno, donde se realiza el 80% de nuestro PBI.
El gobierno interviene en el mercado cambiario para mantener un tipo de cambio alto y competitivo, lo que ha protegido fundamentalmente a la industria y a las economías regionales, favoreciendo la sustitución de importaciones y el crecimiento de sus exportaciones. Estamos de acuerdo en que la exportación de granos e hidrocarburos se haría igual aun a un tipo de cambio más bajo. Precisamente por eso se aplican retenciones a las exportaciones agropecuarias y de hidrocarburos, con lo cual el estado capta parte de la renta extraordinaria que reciben esos sectores por el tipo de cambio alto, y la transforma en superávit fiscal para obra pública y gasto social. La activa política de promoción comercial del Ministerio de Relaciones Exteriores ha influido también en el aumento y diversificación de productos y destinos de nuestras exportaciones.
Es cierto que la devaluación (echo anterior a este gobierno) redujo drásticamente el salario y las jubilaciones, favoreciendo la ganancia empresaria y el superávit fiscal, pero no es menos cierto que el gobierno viene impulsando la recomposición salarial y de jubilaciones y pensiones, que han crecido claramente por encima de la inflación durante este gobierno.
El gobierno trata de evitar recetas recesivas para luchar contra la inflación y para ello mantiene congeladas tarifas de servicios y de transporte urbano, para lo cual otorga subsidios y otras compensaciones y acuerda precios con las cámaras empresarias, lo cual no constituye una política de control de precios, como erróneamente afirma Halabi. Esto le ha permitido hasta ahora mantener un elevado crecimiento con alta demanda interna, sin que la inflación se haya escapado a límites que comprometan estos objetivos, aunque creo que este es el mayor desafío para la actual política.
Estas son solo algunas de las acciones gubernamentales que explican parcialmente porqué, a igualdad de condiciones internacionales favorables, Argentina ha crecido significativamente más que la gran mayoría de los países del mundo y en particular de la región (por ejemplo, en los últimos 4 años Brasil ha crecido a un promedio del 2,8% anual y la Argentina al 8,9% anual).
Algunas precisiones respecto de ciertas afirmaciones de Halabi:
– El trabajo en negro no es del 80% sino del 40%. Por otro lado el salario real del sector en negro ha crecido más del 20% durante este gobierno, aunque menos que el del sector en blanco que creció un 30%.
– La producción agropecuaria y la industrial no son inferiores sino superiores a las de los años 90 y constituyen nuevos records históricos.
– La autopista Rosario-Córdoba está en construcción, al igual que la prolongación de la autopista de Mendoza a San Luis y la de Pilar a Pergamino. En general si algo se le reconoce al gobierno es el continuo aumento de la importante obra pública, incluyendo el plan de viviendas populares y de nuevas escuelas públicas.
– En cuanto al pago de deuda externa, ratifico que el gobierno tiene suficiente superávit fiscal para eventualmente pagar con él los vencimientos, pero prefiere emitir nueva deuda a tasas de interés cada vez más bajas para saldar vencimientos de deuda antigua de tasas de interés más altas y utilizar el superávit para obra pública y gasto social.
En cuanto a la posibilidad de aplicar un programa esencialmente más favorable al interés popular, eso no lo puede hacer Kirchner por encargo nuestro, sino que tenemos que crear un movimiento socio político de vasta participación y autogestión popular para tener chances de cambiar la relación de fuerzas y hacerlo posible. Si no lo logramos no es responsabilidad de Kirchner, sino nuestra.
He querido solo referirme a algunas de las opiniones de Halabi que me parece son muy corrientemente utilizadas en contra del gobierno, por cuanto no dispondríamos aquí de lugar para debatirlas todas.
*Carlos Mendoza, miembro del Consejo Editorial y del Consejo de Redacción de Tesis 11