Editorial semanal de Tesis 11. TRES PASOS ADELANTE

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El gobierno completa una semana de avances. El acuerdo con el Club de París, bendecido por el FMI, despeja el horizonte inmediato de la deuda con los organismos multilaterales y evidencia una mirada favorable entre las principales naciones capitalistas del mundo, que hacen mayoría en el Fondo, a la renegociación de largo plazo de la misma que fuera planteada por Fernández.

Las condiciones propuestas, un programa consistente que aporte a la creación de empleo en el sector privado, como sugirió días atrás un alto funcionario del Tesoro norteamericano, son compatibles con los objetivos trazados por el gobierno del Frente de Todos. Después de realizada el año pasado una exitosa negociación con los fondos privados tenedores de bonos de la deuda y de resolver el default de la deuda en pesos, el acuerdo provisorio con el Club de París permite ganar tiempo para la negociación más importante, la que involucra al FMI.

Si ese fue uno de los pasos adelante de la semana, el otro no es menos significativo, por nuestra historia. El gobierno metió mano en el mercado de la carne y logró quebrar, al menos de momento, el frente de la reacción oligárquica ganadera, tradicional abanderada de todos los golpes de estado. Pese a los avances de los sectores más ultras en las cúpulas de las organizaciones empresarias, el lock out que promovieron semanas atrás no agitó las aguas ni produjo desabastecimiento. Y ahora debieron sentarse a la mesa a negociar en los términos establecidos por las autoridades nacionales. La pulseada no terminó, claro, pero no se juega en el terreno elegido por ellos.

Mostrar firmeza en la negociación, parece ser la máxima del Presidente que, sin gestos altisonantes, procura disciplinar un sector levantisco, acostumbrado a hacer trampas y salir impune. Si logra hacer pasar el camello por el ojo de la aguja, se consolidaría notoriamente el poder político democrático sobre el económico, pese a los socorros que le presta la justicia cooptada por el macrismo, como se volvió a evidenciar en el fallo que suspendió para Telecom (Clarín) el DNU que declaró como servicio público esencial las telecomunicaciones.

En esa tensión se localiza el problema de la sociedad argentina. Si prima la razón de los monopolios, no será posible una democracia sustantiva y la exclusión de las mayorías puede terminar siendo la regla. La guerra de posiciones entablada para resolverla a favor de las mayorías, enfrenta una poderosa línea defensiva de los intereses de las corporaciones en parte del Poder Judicial, empezando por su cabeza y, cada vez más, en la autonomía porteña, convertida en un aguantadero del macrismo al servicio de zafar de sus compromisos legales.

Sólo un sólido triunfo electoral en las elecciones legislativas permitirá al Frente de Todos tener las herramientas institucionales para poder hacer el saneamiento de esas cloacas del poder. Anticipando su derrota, desde la derecha empiezan a descalificar la nueva configuración institucional, desconociendo su raigambre democrática.

Decíamos tres pasos adelante. Hablamos hasta aquí de dos. El tercero es la vigorosa campaña de vacunación que prosigue semana a semana y que ha logrado ponerle cerco a la muerte. Argentina saldrá de este brete fortalecida en sus capacidades científicas, técnicas e industriales, además de haber vigorizado su sistema de salud pública. El auspicioso debate que se inicia, sobre su reformulación de cara al futuro, servirá para aquilatar la dolorosa experiencia hasta aquí transitada y convertirla en nuevos fundamentos del sistema de salud.

La contracara de un gobierno que avanza pese a todas las dificultades, ampliando derechos y generando nuevas políticas sociales como las viviendas en comodato para mayores de 60, es la encarnizada batalla por un puesto en la lista y la conducción de la principal fuerza de oposición, por unos días distraída de su persistente labor de sabotaje de las acciones destinadas a resolver los problemas de las y los argentinos de a pie. Más allá de la miseria moral que muestran, su desconcierto es demostrativo de que no saben por dónde meterle palos a una gestión que sigue dando pasos adelante.

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