Roberto Papadopulos*
Un abarcativo y detallado análisis de la política exterior argentina, desde el 2003, realzando sus puntos nodales, como la independencia y el esfuerzo de integración suramericana, señalando asimismo las tareas a profundizar.
Para analizar críticamente el carácter de la política exterior puesta en marcha, a partir del 2003 con el inicio del periodo de gestión del gobierno Néstor y la continuidad de Cristina de Kirchner, conviene recordar cuál era el contenido y las acciones desarrolladas en la década del 90, especialmente durante el gobierno de Carlos S. Menem; época de predominio del llamado neoliberalismo; corriente de pensamiento sustentada en el Consenso de Washington y que impregnó toda la política Internacional, en especial la de Suramérica.
Un poco de historia
Durante los años 90, y especialmente con la llegada de Menem a la presidencia (1989), la política exterior de la argentina profundizó el carácter que hasta ese momento había predominado, salvo períodos de excepción en la historia, de sumisión y actuación acorde con los planes estratégicos de los Estados Unidos y alejado de políticas y acuerdos comunes con los países de Suramérica. Un periodo de relaciones carnales y dependencia consentida. Valores impuestos por el Imperio pos-guerra fría, la caída de la ex Unión Soviética y el llamado Socialismo Real. Se imponía una confluencia de democracia (formal) y libre mercado, bajo una total hegemonía ideológica del neoliberalismo, que se reflejaría en política exterior, con el propio Consenso de Washington (1989), La Iniciativa para las Américas (1990) que luego diera lugar al proyecto del ALCA y la constitución de la OMC. Así surgieron nuevas disciplinas y normativas a las cuales debían someterse las políticas públicas, incluyendo el comercio internacional y las regulaciones financieras, que pasaron a constituir las recetas según las cuales, los gobiernos que adherían, adecuaron sus orientaciones y acciones concretas de política exterior.
La política exterior menemista se elaboró sobre la base de un supuesto realismo en base al cual se reconocía las jerarquías del poder mundial. Tenia, a su vez, una visión sesgada y parcial interpretación del proceso de cambios internacionales y de las dificultades internas para lograrlo. Los principales argumentos, según Russell, para justificar los cambios en la política exterior fueron:
– que el orden mundial emergente se caracterizaba por la interdependencia y la cooperación entre los países y por el triunfo categórico, aunque no universal, de una filosofía (democracia liberal);
– que existían condiciones para que la paz se sustentara más en la seguridad cooperativa que en el equilibrio de poder;
– que la globalización de la economía había hecho definitivamente obsoleto el modelo de crecimiento basado en la sustitución de importaciones;
– que este modelo, junto al aislamiento al que dio lugar, acarreó la decadencia relativa del país y, por ende, la pérdida de gravitación de Argentina en el orden internacional;
– que la relación preferente con Gran Bretaña fue una de las claves de la inserción exitosa de Argentina en el mundo a fines del siglo XIX y principios del XX y que, en consecuencia, el país necesitaba encontrar y desarrollar, en forma pragmática, nuevas relaciones preferentes para asegurarse una nueva reinserción exitosa en el siglo XXI.
Finalmente, y no sin discusiones sobre cuál debería ser la orientación de la política exterior argentina, por un lado Menem, Cavallo, Di Tella, Cisneros y por el otro lado Carlos Escudé, predominó en lo interno la adopción de las recetas neoliberales, y en lo externo, el llamado realismo periférico (1989,1992, 1995 y las relaciones carnales, quitándole a nuestro país la autonomía necesaria para elaborar una política exterior, donde el centro de su accionar fueran los intereses propios y regionales, sin aprobar una posición de ruptura y enfrentamiento con lo que constituía el centro del poder mundial; los EE.UU.
Con estas ideas, el gobierno modifica su concepción del mundo y produce un profundo viraje en su política internacional: Adhesión a la alianza occidental y sus principios de democracia y libre mercado. En términos de de seguridad; la adopción de los nuevos marcos de seguridad cooperativa que implicaba la renuncia del avance del país en la investigación y desarrollo de las tecnologías misilísticas y en general al armamento químico, atómico y bacteriológico.
En definitiva una visión totalmente pragmática y pronorteamericana “relaciones carnales con EEUU, reestablecimiento de los vínculos con Gran Bretaña, acercamiento con la Comunidad Europea y por lo tanto abandono de los rasgos nacionalistas, populistas y autárticos de la Tercera Posición enarbolada por los anteriores gobiernos peronistas. Las ideas de Perón de integración elaboradas en su teoría del A,B y C (Argentina, Brasil y Chile) fueron totalmente desechadas.
Esta política, seguida por el gobiernos de la Alianza, terminó comprometiendo, en lo interno, la integración del país, que desemboco en la crisis del 2000/02 y en lo externo, en un profundo aislamiento y descrédito del país. El posterior gobierno de E. Duhalde tampoco modifico esta orientación
La asumsion de Néstor Kirchner
Al tiempo de la asuncion al gobierno de Nestor Kirchner, la Argentina se mostraba como país poco importante y sin peso en las relaciones internacionales, tanto en la región como en el resto del mundo. Además sumido en una gran crisis interna, con miseria, desocupación, al borde de la desintegración como país, corrupción e incapacidad de los gobernantes de llevar adelante políticas eficientes.
En su discurso de asunción, el Presidente planteó el objetivo de desplegar una política de reinserción y de posicionar al país en la escena internacional. Preocupado por la magnitud de los problemas internos, el discurso acerca de las políticas externas intenta ubicar el carácter del mundo. La descripción de las políticas que imponen los grandes medios multilaterales y la desventajosa situación que tiene los países subdesarrollados respectos de los desarrollados, en materia agrícola y comercial, confirman lo injusto y perverso que resulta el mismo. Fue una lectura del mundo exterior para el mundo interior.
No paso inadvertida la comprensión del mundo que se desplegaba: multipolar y con potencias emergentes, entre ellas, Brasil, China e India.
Comienza así una etapa donde la política exterior pasa a ser de “autonomía relacional”, idea acuñada por Russell y Tokatlian (2011). Este concepto define la “capacidad y disposición de un país para tomar decisiones por voluntad propia con otros y para hacer frente, en forma conjunta, a situaciones y procesos que se dan fuera de sus fronteras”. En consecuencia el desarrollo de una política de integración regional, primero con Brasil y Chile, y luego con Venezuela, optimizaron la participación más activa en el proceso la integración regional. La idea de la Patria Grande, recogiendo las mejores tradiciones revolucionarias de los hombres que lucharon por la independencia de América del Sur: San Martín, Monteagudo, Simón Bolívar, Castelli, Sucre, Marti y sus ideas de la integración comienzan a ser el sustento de las decisiones del gobierno. En este contexto se pueden analizar muchas conductas del gobierno de Kirchner contrarias a los deseos de los Estados Unidos:
a) Argentina se negó a conceder la inmunidad diplomática a las tropas estadounidenses para los ejercicios conjuntos en la Provincia de Mendoza (2003).
b) La Argentina se abstuvo, en las Naciones Unidas (2004) de condenar a Cuba por la -supuesta- violación de los Derechos Humanos.
c) Mediante un acuerdo y trabajo conjunto con Brasil, se elevó una posición firme, en una reunión en Cancún de la OMC dentro del G22 por los subsidios agrícolas, frente a las posturas de Europa y los EE.UU.
d) La negativa de participar y avalar la intervención en la guerra de Irak.
e) Se torpedeó, en acuerdo con Brasil y Venezuela, el proyecto del ALCA en la reunión de Mar del Plata.
Estas actitudes firmes del gobierno argentino, contribuyeron a fortalecer su imagen interior y, especialmente con Brasil, lograr acuerdos económicos beneficiosos. También constituyeron la primera etapa del reposicionamiento de Argentina, maltrecha económicamente y aislada internacionalmente y el relanzamiento de la integración suramericana.
Estados Unidos se encuentra, ahora, con una región distinta, más estable y observa y necesita que, en la misma, Brasil juegue un papel de liderazgo. Es así que, a pesar de las posturas de ambos países, excluye a la Argentina de la lista de los 35 países a los que se prohíbe la venta de pertrechos de guerra, por no sumarse a la lucha contra el terrorismo (léase guerra contra Irak). Y en materia comercial, amplía a 15 los productos que podían ingresar a EE.UU. sin arancel, bajo el Sistema de Preferencias Aduaneras.
El camino hacia Brasilia
La elección de Brasil como socio principal de la Argentina fue marcada claramente por Néstor Kirchner. El destino de su primer viaje a exterior es Brasilia para encontrarse con su par Lula da Silva. Luego vendrá la firma (2003) del Consenso de Buenos Aires, donde se acuerdan políticas comunes de integración regional, rechazo al ejercicio unilateral del poder en el campo internacional y políticas a favor del empleo y la producción. Y lo más importante, adoptar una posición común frente a los deudores externos.
En marzo de (2004) se firma el Acta de Copacabana, reafirmando la asociación estratégica y la idea de actitudes únicas en temas comunes.
La alianza con Venezuela
Si bien es cierto que la relación con Brasil mostró aristas contradictorias y puntos de vistas distintos, como el caso de la actitud frente al MERCOSUR, en esta etapa lo que predomina es la acción común para avanzar en la integración. Así lo demuestra el empeño por el desarrollo de la Comunidad Sudamericana de Naciones, primero, y la posterior construcción de la UNASUR, herramienta clave de la integración suramericana.
A esta política de alianza estratégica con Brasil, Argentina suma, en especial en el último tramo del gobierno de Néstor Kirchner, el acercamiento con Venezuela. Por su potencial económico y su visión de integración, Venezuela se convierte en un importante aliado.
No comparto, a la luz de los acontecimientos, el punto de vista de ciertos analistas de política internacional, acerca de que Argentina ha reemplazado o abandonado la alianza estratégica con Brasil El reciente encuentro entre Cristina Fernández y Dilma Rousseff, con los acuerdos alcanzados, muestra que la alianza con Brasil sigue firme. Además deberíamos señalar que si bien la alianza con Brasil es importante, no es suficiente y se debe incorporar al resto de los países de Suramérica, aceptando y contemplando las diferencias de desarrollo y lograr una integración que las pueda sortear. Los avances en la relaciones con Bolivia, Paraguay, Uruguay (importancia de la solución del conflicto de Botnia y los acuerdos en el reciente viaje de José Mujica), Ecuador y también con Perú y Colombia, crearon en Suramérica nuevas condiciones de acción común.
Los importantes acuerdos con Chávez en el campo energético, agropecuario, y la idea de la construcción del Banco del Sur así lo demuestran.
Cristina en ese camino
La orientación en política exterior de gobierno de Cristina Fernandez de Kirchner muestra una importante profundización de la política de integración suramericana, lo que ha permitido una presencia distinta de Argentina en el mundo. La idea de dialogo y acción común como herramienta, permitió superar crisis como los intentos de desestabilización institucional en Bolivia, Ecuador, Hondura y el enfrentamiento entre Venezuela y Colombia. En otra época hubiera significado una guerra entre hermanos y la intervención en beneficio propio de las grandes potencias.
En un trabajo del Centro de Estudios Nueva Mayoría, se afirma que la actual Presidenta firmó con Venezuela 90 acuerdos, con Chile 35 y con Brasil 30 (sin contar los recientes firmados con Dilma Rousseff). La investigación, sin embargo, no destaca que sean 208 los tratados firmados con los países de la región, (acto nuevo en las relaciones internacionales de Argentina), ni tampoco que en la misma los acuerdos tuvieran poca proyección fuera de Brasil y Chile. Ni que hubiera una clara orientación de integración.
La Republica Popular China
La política hacia esta potencia emergente, ya ubicada como segunda economía más importante del mundo es, aun, un eslabón débil de la estrategia internacional del actual gobierno argentino.
Los tratados firmados por Cristina Fernández durante su gobierno solo suman 11, lo que demuestra un débil aprovechamiento de las potencialidades, en especial de la disponibilidad de capitales, para encarar los proyectos estratégicos de energía, transporte, comunicación y desarrollo tecnológicos en mejores condiciones.
La UNASUR (Unión de Naciones Suramericanas)
Éste es sin duda el acontecimiento más importante de la política exterior del periodo actual. Mirado hoy, en la perspectiva de la profunda crisis de Europa y de los Estados Unidos, crisis sistémica del capitalismo, cobra un valor relevante.
El tratado para la constitución de la UNASUR fue firmado el 23 de mayo de 2008 por 12 países suramericanos: Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Ecuador, Guyana, Paraguay, Perú, Surinam, Uruguay, Colombia y Venezuela (miembros de otros esquemas tales como: CAN, MERCOSUR, ALADI y CARICOM). El mismo entro en vigencia 30 días después de la fecha de mayo de 2008, en la Secretaria de las Naciones Unidas.
El proyecto de UNASUR se plantea como norte, de manera participativa y consensuada, un espacio de integración y unión en el ámbito cultural, social, económico y político, dando prioridad al diálogo político, las políticas sociales, la educación, la energía, la infraestructura, el financiamiento y el medio ambiente, mediante el fortalecimiento de la democracia y la reducción de las asimetrías entre los participantes.
Actualmente los gobiernos de países miembros, entre los cuales se incluyen Venezuela y Colombia, trabajan en el diseño del grupo de países que elaboran, en conjunto políticas la integración física, energética y de comunicaciones, junto con la transferencia de tecnología y de cooperación para impulsar a toda América del Sur como una sola fuerza.
En este camino, la constitución del Centro de Estudios Estratégicos de Defensa de la UNASUR, significa, tal como lo señaló la Presidenta Cristina Fernández, “algo nuevo, en un mundo nuevo”
Argentina muestra hoy una renovada presencia y reconocimiento en el orden mundial y una acertada lectura de la correlación de fuerza mundial y las perspectivas del papel “unido” de Suramérica.
*Roberto Papadopulos, Periodista, Miembro del Consejo Editorial de Tesis 11
lei atentamente el articulo de politica exterior me parecio una excelente manera de entender como Y donde estamos ubicados en el mapa politico en este momento,estaria muy bueno aprovechar como dice Papadopulos el tema China
creo que America latina es el presente y el futuro ,gracias por la revista tambien lei otros temas con interes