DECLARACIÓN DE TESIS 11
Después de meses de acoso cambiario y de remarcación de precios – campaña impulsada por el capital concentrado y las corporaciones mediáticas – éstos lograron finalmente asestar un golpe económico y político al gobierno nacional, forzándolo a realizar un ajuste contradictorio con su línea programática de crecimiento con inclusión social.
La angustia y zozobra de los sectores populares derivadas de esta corrida de precios y escalada del dólar, preocupación en la que también está incluida una vasta fracción de las capas medias, tiene fundamento en las nefastas consecuencias que su memoria atesora sobre las devaluaciones abruptas y la evolución sin freno de los precios vividas en el pasado. Este traumatismo es justamente parte sustancial del efecto buscado por las corporaciones del gran capital.
Es que para los monopolios, a esta altura, no se trata sólo de la redistribución de ingresos y riquezas en beneficio de las corporaciones. Aquí, en lo fundamental, además de las ganancias económicas, hay un objetivo político trascendente, central y es el de terminar con la dicotomía entre el poder económico que es suyo, y siempre lo fue, y el poder político que a veces, como con el kirchnerismo, no logran someter. Es decir, buscan terminar sumando a lo que tradicionalmente manejaron, los resortes esenciales del aparato estatal, en un contexto nacional, regional y mundial en el que ahora, como nunca antes, aparecen, junto con la profundización de la crisis y los conflictos del capitalismo a nivel global, fuerzas que lo cuestionan.
Se trata pues de socavar el prestigio, la adhesión popular, la gobernabilidad de las actuales autoridades. Desestabilizar políticamente al gobierno. Es, en lo esencial, una disputa por el poder, y como lo ha expresado más de uno de los voceros del gran capital y de los políticos de la oposición, concretar el fin del ciclo kirchnerista, de ser posible, antes de 2015. A partir de allí, restaurar los métodos y objetivos del proyecto que los conservadores le tienen asignado al país. Una república para oligarcas.
Aunque ahora, con medidas gubernamentales y ciertos acuerdos, la turbulencia aparentemente se encaminó hacia cierta estabilidad, el objetivo de máxima persiste y nada asegura que no vuelvan a las andadas.
Por eso, debajo de la locura especulativa están en juego las conquistas democráticas, los derechos individuales, económicos, políticos, sociales, laborales, las referidas a los derechos humanos, los objetivos de dignidad y autonomía en las relaciones internacionales, la política de profundización de lazos de hermandad e integración con los demás pueblos y países latinoamericanos. En fin, todo lo que se ha avanzado en la última década.
Poco favor en la lucha por aventar este riesgo y avanzar unidos por una senda de transformaciones, tiene la postura de quienes pretendiendo correr al gobierno por izquierda, ningunean y descalifican la orientación de los cambios de los últimos 10 años, equiparan a los gobiernos kirchneristas con los neoliberales como si fueran la misma cosa, y proponen medidas cuya sola enunciación carece de la menor consideración de las relaciones de fuerza, al mismo tiempo que confunden al principal afectado, al pueblo, y lo debilitan ideológica y organizativamente en su lucha contra el enemigo principal. Terminan actuando objetivamente como infiltrados, sirviendo al enemigo.
Dicen que de la experiencia también se aprende. Ahora, el análisis de las debilidades y errores deben servirle al gobierno, y fundamentalmente al movimiento popular, para tener en cuenta que para mantener vivo al proyecto y hacerlo avanzar, es imperioso doblar la apuesta, con audacia e inteligencia. Hay que profundizar el modelo.
Lo central de la hora es hacer que se cumplan los acuerdos de precios. El Estado se tiene que hacer respetar. La inflación es el punto de interacción entre la economía y la política en esta disputa por quién regula y a favor de quién. En base a los acuerdos logrados, el gobierno, acompañado por el movimiento popular organizado, debe instrumentar penalizaciones ejemplificadoras que sancionen las violaciones que se cometan. Debe usar para ello todos los recursos legales a su alcance.
No es una extravagancia reconocer que el futuro del país no puede seguir quedando de rehén ni estar a merced de la conveniencia de monopolios que manejan precios y abastecimiento, puertos, y ramas estratégicas del comercio exterior, que triangulan, subfacturan, contrabandean, evaden impuestos, fugan capitales, contando además con la colaboración cómplice de entidades bancarias.
Pero encarar estas transformaciones es una tarea política de envergadura en la que parte es responsabilidad del gobierno, pero en lo fundamental y en mayor medida el peso esencial recae sobre el movimiento popular, que en forma consciente, unida y organizada, tiene que impulsar, defender y sostener un cambio de semejante alcance que es cultural en primer lugar, comenzando por la defensa de sus reivindicaciones inmediatas y de todo aquello que este ajuste, de no neutralizarse, pude generar. Hay que revertirlo.
Se trata pues de que el enemigo sepa hasta convencerse que hay un pueblo que no lo dejará pasar. Este es el único instrumento de defensa que garantiza el mantenimiento y avance de las conquistas democráticas y populares.
. ASOCIACION CIVIL-CULTURAL Y BIBLIOTECA POPULAR TESIS 11
CABA, 11 de febrero de 2014