Aníbal Sicardi*
Existe claridad de que los cambios propuestos deben realizarse dentro del contexto capitalista pero sin aceptar las injusticias de ese sistema. Sin diluir el objetivo final se reconoce que la libertad se ejerce dentro de ciertos parámetros y que la búsqueda es profundizar esa libertad y ensanchar la democracia.
La joven sale del baño y se enfrenta con el joven que termina de ponerle música a la máquina de los discos y le dice “Pusiste mi canción preferida”, Se miran a los ojos, se produce un instante de suspenso, se acercan y comienzan a bailar la suave melodía que ya inunda el bar.
Esa bella escena de la película “La vida continua” puede trasladarse a Uruguay donde el FA-EP-NM, luego de obtener el gobierno -31 del octubre del 2004-, dio a conocer sus decisiones y actitudes compaginando una canción que la ciudadanía la toma como su preferida y se dispone a danzarla con su gobierno.
La multitud, que el l de marzo saludó al nuevo presidente y su gabinete, confirmó las encuestas que se realizaron sobre las designaciones y las propuestas del nuevo gobierno. Ellas señalaban el 70/85% de aprobación y el 10/15% de oposición (o no sabían) donde, dependiendo del tema encuestado, se encontraban votos frentistas.
El pueblo uruguayo deposita sus esperanzas en el gobierno del Frente Amplio manifestando condicionamientos aparentemente mínimos (“No lo voté, pero si no roban y levantan el nivel de vida de los mas pobres, en la próxima tienen mi voto”) hasta los mas agudos como los relacionados con designaciones de funcionarios – caso, el embajador en Francia- o el posicionamiento ante los organismos financieros internacionales, cuestionamientos que provienen de las filas frentistas.
A nadie se le escapa que las expectativas de mínima son en la formulación pero no en la práctica. No meter la mano en la lata aparece como controlable pero levantar el nivel de vida de los excluidos no lo es para nada. Hay un Plan de Emergencia que será combinado con medidas en las áreas de la Salud, la Educación, la Vivienda y que tiene como centro no considerar al pobre como objeto sino como ciudadano sujeto a derechos, pero con la conciencia alerta de que planes similares dejaron mucho que desear en otros países, incluidos los llamados desarrollados.
En la metodología aún persiste la ideología del verticalismo. La población está informada, ya hubo reuniones zonales las organizaciones sociales pero faltan los mecanismos para la activa participación ciudadana, una crítica que surge dentro del mismo Frente. Sin embargo ¿cómo se instala esa metodología cuando la democracia de nuestros países es la del voto y no la participación popular.?
Visto desde este ángulo el pedido de mínima aparece con toda su complejidad. Coloca a prueba la capacidad del gobierno para gobernar con el pueblo, una premisa pilar de sus convicciones. Y aquí surge una de las características del Frente ya que el problema no es ignorado, no se lo esconde debajo de la alfombra de las excusas sino que se lo ve como una dificultad para enfrentar. El conflicto es parte de la vida y así lo entiende este gobierno cuyo partido político fue constituido mediante la resolución de conflictos o por seguir caminando en medio de su irresolución hasta conseguir el consenso.
Existe claridad de que los cambios propuestos deben realizarse dentro del contexto capitalista pero sin aceptar las injusticias de ese sistema. Sin diluir el objetivo final se reconoce que la libertad se ejerce dentro de ciertos parámetros y que la búsqueda es profundizar esa libertad y ensanchar la democracia. Los que están en el gobierno tienen sueños pero no están dormidos.
La invitación a los opositores para que se integren en áreas claves, como la de Educación, previos a acuerdos programáticos, surge del reconocimiento de esa realidad y tiene detrás la impronta de que la construcción del país no se hace solo con la izquierda. Por otra parte, esa decisión es el cumplimiento de la Constitución olvidada por anteriores gobiernos.
Con esa actitud el gobierno es fiel al estilo del FA-EP-NM, conformado mediante constantes consensos y que, ahora, los traslada al sector opositor en el marco de mantener firme su objetivo final, “un nuevo Uruguay”, el que está en su amanecer como indica uno de sus preferenciales lemas de la campaña electoral, “el sol ya salió”.
En este aspecto el gobierno continúa en ese ritmo de construir ladrillo sobre ladrillo, avalado en el buen resultado de esa estrategia por medio de la cual el FA llegó al poder, lentamente, elección por elección. Cambiarla sería incorporar notas que no corresponden a esa canción que capturó los corazones y la mente de los uruguayos y uruguayas, los alejaría del pueblo y la ciudadanía podría rechazar la invitación al baile comunitario.
Es osado para un argentino, con flamante cédula y residencia uruguaya, elegir el centro del problema pero se requiere avanzar, así se aventura con la hipótesis de que el núcleo operativo se encuentra en el como mantener la relación gobierno/pueblo. Y ya que se anima a exponerla, apuesta al acierto o al error mayúsculo incorporando a las murgas en esta conversación.
Ellas son parte sustancial de este largo y original carnaval uruguayo. Dicen que viene de España, Cádiz, y que se anidó en los barrios expresando particularidades propias de cada zona. Se hicieron con lo que se tenía a mano, con el tiempo se profesionalizaron. Los cambios sociales, especialmente la tecnología, las obligaron a esa instancia. Hoy son espectáculos dignos de cotizados teatros. Buenos libretos y diseños basados en un tema. Afinados coros. Magníficas vestimentas. Estilizadas puestas en escena.
Ese avance las coloca ante el desafío de como mantener la relación con los barrios originarios y su gente usando la tecnología comunicacional obligatoria de este tiempo. Un interrogante vital para la subsistencia de la murga al que se agrega otro, ese punto fundamental de sus puestas en escena, la crítica social ¿Cómo continúa con ella frente a un gobierno con el cual comulga? ¿Cómo formula sus parodias, su humor, la sutileza de sus cánticos para mantener la crítica sin que se pierda las esperanzas en un nuevo Uruguay? No son interrogantes abstractos. En la resolución de ellos va la permanencia del sentido de las murgas y de su vitalidad histórica.
El Gobierno, ya en ejercicio, tiene similar problemática. Inmerso en el mundo globalizado de la tecnología productiva, del mercado financiero, de los medios que sirven a las empresas internacionales ¿Cómo eludir sus trampas y mantener la relación con la ciudadanía sin perder el propósito original? ¿Como efectuar la crítica de sí mismo sin perder la autoridad ganada, paso a paso, desde los barrios montevideanos a las ciudades y zonas rurales del interior en el mismo proceso que hizo la murga?. ¿Cómo gobernar para todos y mantener la distancia necesaria con el partido político que le dio la victoria en las urnas?
Apasionante la relación para quienes entienden que los procesos no son meramente racionales ni unívocos sino que vivenciales y pluralistas y forman un todo así como el silencio es parte de la conversación.
En ese nuevo panorama se encuentra esta instancia del Gobierno del FA, donde en su gabinete está José Mugica, el mítico Pepe, que puede usar una expresión bien de barrio en un programa televisivo y una frase filosófica en un encuentro de militantes; una mujer Ministra de Defensa, Azucena Berrutti, que en sus primeras declaraciones recordó que siempre defendió los DDHH y que habrá que abrir las causas de los desaparecidos; una Ministra de Salud, María Julia Muñoz, con gran capacidad en ese tópico, que a pocos días de ser designada desfiló en una murga, como tamborilera, en esa grandiosa manifestación cultural que es la Llamada. En otras áreas está un cura, Uberfil Monzón, al frente del INADE (Instituto Nacional de la Alimentación ) que acepta el cargo antes de que sea autorizado por su Obispo y un candidato a Intendente de Montevideo, Ricardo Ehrlich, de gran jerarquía profesional, que se resiste a ser postulado como tal porque quiere seguir con su trabajo en la Universidad pero que, finalmente, acepta el “consenso”.
Demasiado para un argentino formado en la cultura unitaria; acostumbrado al formalismo de saco y corbata; preparado para las discusiones por el punto y la coma de una propuesta política; con poca practica en el consenso y que, ahora, se encuentra con este pausado andar uruguayo, justo, exacto, en el momento del “nuevo amanecer”.
Un nuevo amanecer que tiene detrás muchos días y noches, con la nobleza de un gobierno y un pueblo que eleva su reconocimiento a los que transitaron en esas jornadas de la historia. Bien lo canta la murga “Agarrate Catalina, “Milagros del azar…los que ayer se fueron hoy vuelven…a trepar por el camino de sus sueños..a esconderse de la muerte otra vez…Vengan a la fiesta los que lloran…Canten los que aprenden a callar…” y “Suelten como pájaros/de fuego blanco/las campanas de la libertad”.
Ahora se entiende mejor el “Festejen uruguayos y uruguayas” del presidente Tabaré, no invoca a la haraganería, llama a bailar juntos la nueva canción uruguaya.+
*Aníbal Sicardi, pastor de la iglesia Metodista en Uruguay.
Montevideo, 2 de marzo 2005.